Inicio ARCABUCEROS DE LOS TERCIOS ESPAÑOLES
01. Arcabuceros El combate y la función del arcabucero Los famosos Tercios luchaban en grupos considerables. En su mayoría, las unidades estaban formadas por piqueros -combatientes ataviados con una extensa lanza de entre cuatro y seis metros- apoyados por tropas de disparo. Su forma de darse de mamporros contra el enemigo era sencilla. En primer lugar, los mosqueteros arrojaban a una distancia de entre 50 y 60 metros su munición contra el enemigo. Posteriormente, y según se acercaban los contrarios, los arcabuceros (equipados con un arma considerablemente menos potente) salían de entre las filas y les disparaban varias andanadas a unos 20 metros. Una vez realizadas todas las bajas posibles a distancia, era el momento de que compañeros demostraran su destreza en el cara a cara, acero mediante, eso sí. La importancia de los arcabuceros dentro de los Tercios españoles era vital, pues se correspondían con uno de los elementos más ofensivos y que más bajas podían causar (a nivel de infante) dentro de la gigantesca maquinaria de combate. Tal era su efectividad que, aunque en principio su número era la tercera parte del total de las unidades, este terminó aumentado hasta el 80% en su última época. Su importancia era vital, tanto para desmoralizar al enemigo mediante continuas descargas de pólvora, como para acabar con él. «Arcabuceros y mosqueteros señorearon los campos de batalla hasta que fueron sustituidos en el S.XVIII por los fusileros, que tenían un arma de menor calibre y más fácil de disparar», explican Fernando Martínez Laínez y Sánchez de Toca en su obra conjunta «Tercios de España. La infantería legendaria». Por otro lado, su trabajo no acababa cuando empezaba el cruce de aceros. Y es que, una vez que las picas caían sobre el enemigo, los arcabuceros se aunaban en pequeños grupos (llamados «mangas») que defendían los flancos del cuadro de piqueros. Estos grupos se destacaban por su gran movilidad. «Aunque el ejército español podía parecer muy monolítico, pues combatían en grupos de infantería, tenían una capacidad táctica considerable, pues las mangas podían disgregarse y actuar de forma independiente, más móvil», explica, en declaraciones a ABC José Miguel Alberte, presidente de la Asociación Española de Recreación Histórica «Imperial Service» (una de las más grandes de nuestro país y colaboradora activa en la exposición itinerante del Ejército de Tierra «El Camino Español. Una cremallera en la piel de Europa»). Bondades y sufrimientos del arcabucero A pesar de que estos soldados eran de los combatientes mejor considerados por su utilidad y versatilidad, su vida estaba llena de oscuros y claros. Bondades y sufrimientos con los que tenían que convivir en los páramos de Flandes. Entre las desventajas de ser un arcabucero se encontraba, en primer lugar, adquirir un arma, pues en el ejército de entonces cada soldado debía costearse sus propios pertrechos. «Las armas eran propiedad del soldado y las compraba él, Eso era un problema para los arcabuceros, que tenían que gastarse un buen dinero. Con todo, hay que tener en cuenta que los rangos y los sueldos en los Tercios se conseguían dependiendo del equipo y de lo que se aportaba al ejército. Un pica seca (el rango más bajo) no cobraba lo mismo que un coselete (equipado con armadura). Éste, por su parte, era superado por el arcabucero y, en última instancia, estaba el mosquetero», añade Alberte. Al pagar la pólvora, los arcabuceros evitaban disparar. Este hecho provocaba que los soldados le diesen un par de vueltas a la testa antes de abrir la bolsa y soltar una considerable cantidad de monedas a cambio de un arcabuz. Era una reacción lógica, pues, como bien señala el recreador histórico, los armeros de la época hacían todas las piezas de estas armas a mano y no solían desprenderse de ellas a cambio de poco dinero. De hecho, el precio rondaba la friolera de entre 30 y 80 ducados, una inmensa cantidad para la época si se considera lo que cobraban por combatir los soldados del escalafón más bajo. «El sueldo de un pica seca [armado únicamente con una pica y un casco] era de dos ducados, mientras que el del arcabucero era de ocho», añade Alberte. Por otro lado, el Ejército español no se rascaba precisamente el bolsillo a la hora de equipar a los arcabuceros, lo que daba lugar a situaciones absurdas (y muy españolas) en el campo de batalla. «Los mandos de los Tercios no pagaban ni alojamiento, ni comida, ni mecha, ni balas. ¿Qué sucedía? Pues lo que sucede en la actualidad, que si en tu trabajo pagas la impresión de los informes, no utilizas la impresora. Muchas veces preferían no disparar. La falta de fuego costó muchos disgustos al Ejército Español, por lo que los oficiales usaron un sistema muy nuestro: premiar a aquellos arcabuceros que disparasen más con otros dos ducados. Sin embargo, como seguían sin hacer fuego, se estableció que se daría uno más a aquellos que los responsables considerasen que disparaban más que el resto. Esto ponía sus sueldos en 11 ducados», añade el recreador. Por otro lado, los arcabuceros carecían de un equipo defensivo pesado como el de los piqueros más veteranos, los que hacía que tuviesen muchas más posibilidades de marcharse al otro barrio si entraban en combate cuerpo a cuerpo. No obstante, contaban con poco equipaje y una mayor libertad para desplazarse en las «mangas» a través del campo de batalla, lo que hacía que tuviesen también más capacidad de rebuscar entre los cadáveres enemigos y marcharse con un buen botín (ya fuera en dinero, o en botas y ropajes –todo muy codiciado en aquellos tiempos en los que las pagas llegaban con meses de retraso). Por el contrario, los piqueros no podían disgregarse, pues su fuerza radicaba en que el enemigo no superase la barrera de filos que le ponían frente a sus narices. Copyright © La Gazeta Federal / Leonardo Castagnino Nota: La transcripción es textual, y no necesariamente implica aceptación de todos sus terminos. (Ver Nota aclaratoria) Artículos relacionados: - La batalla de Lepanto - Secretos de la batalla de Lepanto - El Alcázar de Toledo - Fuentes: - www.ABC.es/cultura - La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar Leonardo Castagnino Historia La Gazeta Federal en facebook
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