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"CARNE DE CONDUCIR"
                          



El HT había archivado el catango abajo de unos tamariscos, porque ni para la nafta tenía. Para cuando lo quiso sacar para que no se le pegaran los cilindros, no le quedaba ni el olor a nafta, y en el carter...todavía tenía el aceite que había sobrado de las invasiones inglesas.

Le entró a dar manija hasta que largó los bofes y tuvo que recurrir a la peonada para que le den una mano. Se turnaban entre varios para darle manija hasta que uno trajo el mancarrón del carro, lo ató del paragolpes con un lazo y lo sacaron pendiente abajo. Tosió un rato el catango viejo, hasta que arrancó como a doscientos metros, humeando por el escape...hasta gorgojos sacaba por el escape…

Rumbió para el pueblo por el arenal de la calle honda, y al tomar la cinco lo para la caminera, le sale al encuentro un milico forastero, bastante áspero. Le pide en seco:

- Carne...

- Que via tener tener carne – de dice el HT – si ni vino me ha quedado en el rancho…

- No te me hagai el pícaro – le dice el milico – tarjeta verde y carne de conducir.

- Del carné ni me acuerdo donde quedó...y con esta seca, ni la tarjeta me ha quedao verde – dice el HT.

El milico le “secuestró” el catango en el acto y lo mandó derecho a la municipalidad.

Entró el HT con confianza porque lo conocía al del registro, pero se llevó una sorpresa,... porque para renovar el carnet, ahora regía el “sistema unificado nacional”,... y hasta exámen sicofísico y teórico le tomaban.

El exámen médico lo pasó raspando porque era amigo del tordo. Lo desintoxicó un poco y lo pasó para “sicología”, y después para “el teórico”.

De entrada nomás empezó a trastabillar, porque “el teórico” le superaba “la practica”:

- ¿por que carril circula a la velocidad mínima permitida? – fue la primer pregunta, como para romper el hielo.

- ¿y por donde voy a ir? - le dice el HT - …despacito y por la orilla como sulqui sin patente…

- ¿y que actitud toma usted si alguien se quiere adelantar por su izquierda? – fue la segunda pregunta.

- Y…depende – le dice el HT – ...si es cuadrera y alguien se me quiere adelantar, le tiro el matungo encima y lo encierro contra el alambrado…y si se me retoba hasta lo fusteo al joqui.

Y después vino una pregunta tan insólita, que ni siquiera se pudo averiguar quien la inventó:

- Para hacerle respiración boca a boca a un accidentado…¿el accidentado tiene que estar boca arriba?

- Y…depende…si está boca abajo hay que afeitarlo – dijo el HT, y los otros que estaban por rendir el examen largaron la carcajada.

(*)

Según el HT las más estricta era la sicóloga…llegó dos minutos tarde y el encajó “retardado”.

Cuando los habitué del boliche de La Gazeta le preguntaron como le había ido en el exámen, el HT les dijo con toda naturalidad:

- El profe quedó tan conforme con el exámen – dijo - que me pidió "que vuelva en treinta días porque me quería escuchar de nuevo".

(*) Las preguntas fueron tomadas del instrucitivo del GCBA para obtener la licencia de condudir.

(Relatos de LC)

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Fuente: www.lagazeta.com.ar



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