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DIPLOMACIA EN EL RIACHUELO
(01) Un viaje festivo
(04) Fuentes.
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Un viaje festivo
A mediados de abril de 1849, cuando Lépredour ya había concluido un arreglo con Rosas y Arana, pero aún no con Oribe y Villademoros, Manuelita agasajó al marino francés con una fiesta campestre, parecida a la que ofreció al diplomático inglés.
Varios carruajes llegaron a la costa del Riachuelo, en la Boca, a las tres de la tarde. Luego de un paseo por el muelle, y de inspeccionar las obras que se realizaban en el puerto, la comitiva se embarcó en unos botes amarrados al muelle. La banda del 4° Batallón de Patricios ocupó una lancha; la seguía otra con violinistas y cantores (entre quienes se extraña no ver mencionados a los guitarristas que tocaban en el comedor de Palermo). Las dos precedían el cortejo, desarrollando alternativamente un programa musical. Una falúa llevaba a Manuelita con el contralmirante, y otras embarcaciones los seguían. A su paso, los buques surtos en el puerto desplegaban sus banderas.
Luego de un trecho por el Riachuelo, llegaron a la boca del estuario, y desembarcaron en la isla Demarchi, donde estaban hechos los preparativos para recibir a los visitantes. Una habitación sobre pilotes, para evitar el inconveniente de las inundaciones, y que alojaba a una guardia, había sido adornada para la fiesta. Su piso de madera estaba alfombrado. Sus paredes estaban cubiertas por dentro y por fuera por lanilla de colores blanco y punzó. Un toldo, prendido en la casilla, por un lado, y por el otro sostenido en altas estacas, cubría las mesas, repletas de bebidas y alimentos: asado con cuero, aves, pescados, vinos de Burdeos y Champaña, de Oporto, Madera, etc.
El piso de tierra también se hallaba alfombrado en todo el espacio que hacía las veces de comedor campestre. Al caer la tarde faroles colgados en la casilla y los árboles permitieron continuar la sobremesa; y a la noche se bailó hasta la hora del regreso. El anónimo cronista decía: "a medida que se movían sobre la plácida corriente, repitiendo sus aguas los dulces sonidos de la música e iluminadas por la luz de centenares de lámparas suspendidas de los mástiles de los buques anclados cerca de la orilla en uno y otro lado, podría uno fácilmente imaginarse transportado al oriente y presenciando alguna de las primorosas escenas de Lallah Roockh".
De la fiesta que le fue ofrecida a él, Southern escribía a Manuelita:
"Me ocupo en describir las lindezas de ayer para mis amigos europeos; pero me encuentro perplejo en donde empezar la pintura de tanta magnificencia combinada con tan buen gusto y tanta invención, aprovechando de todos los recursos naturales del sitio y adornándolo con todos los recursos del arte y del lujo". (Antonio J. Bucich, Turismo y diplomacia en el Riachuelo, "La Prensa", 30 de julio de 1961)
Fuentes:
- Irazusta, Julio. Vida política de Juan Manuel de Rosas, t.VII, cap.99
- Juan Manuel de RosasSombras y Verdades
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
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Fuente: www.lagazeta.com.ar
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