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GENIO Y FIGURA
(01) Los apodos de Rivadavia
(02) Fuentes
(03) Articulos relacionados
Su verdadero nombre fue Bernardo González Ribadavia, con “b”, pero se lo conoció como Bernardino Rivadavia, con “v”. Su extraña figura y su genio engreído lo hizo acreedor de los más extraños y divertidos motes.
Carlos María de Alvear se refiere a Rivadavia como el “Solemne Botarate”, según recuerda el general Iriarte en sus Memorias cuando refiere los dichos de Alvear almorzando con Mansilla y un estanciero brasilero de apellido Melo: “Ese Rivadavia es un solemne botarate; yo no necesito para hacerlo descender de la presidencia más que presentarme en Bs. As. con mi látigo y en el momento su administración caduca y se desploma la frágil armazón que ha levantado; es un botarate”. También refiere Iriarte en sus Memorias que durante la frustrada revolución de Tagle, los manifestantes le coreaban en la Plaza de la Victoria: “¡Viva la Religión! ¡Muera el Gobierno! ¡Muera Bernardino Primero! ¡Abajo ese ministro hereje! ¡Viva la Patria!”.
Desde la prensa cordobesa lo apodaban “Caribe”, y el periodista Ramón Félix Beaudot desde la misma prensa “La Verdad sin Rodeos” lo llama “Monstruo Infernal”. “Mulato Rivadavia” y “Piloto de Cultura” lo llama Ricardo Piccililli. La prensa porteña lo nombra como el “General de los jefes asoleados” y en el periódico dorreguista “Correo Político de las Provincias Unidas del Río de la Plata” (1827- 1828) lo llamaron “Gran Panzacola” o “Padre de las Luces”. En un panfleto de la época, al referirse a las negociaciones secretas de Rivadavia tendientes a coronar Rey Constitucional del Río de La Plata al Infante Francisco de Paula de Borbón, asistido por una corte de políticos vernáculos que se titularían Duques, Condes y Marqueses, lo apodaban a Rivadavia “Duque de Chukisca”. Cuando el Conde de Cabarrús le escribe a Sarratea refiriéndose a la colocación de un Rey Borbón en el Río de la Plata, le dice: “No poca y funesta parte tienen los proyectos que sugiere desde París el herbolario Rivadavia”.
Rivadavia promulgó los más variados y extravagantes decretos, entre otros el que disponía la persecución de perros en Bs.As. porque uno de ellos tuvo el atrevimiento de ladrar el caballo del Presidente, que, siendo mal jinete, dio con su osamenta en el barro. Esto permitió que al día siguiente, barras de chicos se divirtieran recorriendo las calles de Bs.As. en persecución de “perros ladradores de caballos”, sobre todo si eran el “caballo del presidente”. Sus aires de grandeza, su palabrerío, sus ”luces” (y sus admiradores y aduladores) habían logrado que Don Bernardino trepara hasta la secretaría de la Junta de Gobierno, desde donde ejercería su nefasta influencia. Su falta de patriotismo lo llevó a desinteresarse por las luchas emancipadoras, y se dedicó más vale a ordenar la ciudad y a tratar de aplastar a los brutos caudillos del interior. Esto le llevo a tener algunas “diferencias” con varios, entre otros, con San Martin.
En sus decretos de gobierno, Rivadavia enseñaba de todo: para nombrar a un jardinero con 50 pesos mensuales dictaba una cátedra de botánica en quince artículos cuya parte dispositiva se resume: “las funciones del jardinero son... plantar y cultivar todo árbol de utilidad para paseo, combustible y todo género de combustible; plantar y cultivar todo género de flores, árboles frutales, plantas medicinales, granos, pastos y hortalizas”. (Registro Nacional Nº 1998, tomo II, Pág. 135). Crea una Academia de Medicina y Ciencias Exactas para encargarse de “formar una colección demostrativa de la geología y de las aves del país”: tamaña colección de despropósitos no puede ser más estrafalaria, pero está allí en el decreto del 31 de diciembre de 1823. Y no solamente hace danzar juntas a la medicina, a las ciencias exactas, a la geología y a las aves del país para ilustración de los lectores del Registro Oficial, sino que dicta un Reglamento para la Escuela de Partos, en enero de 1824, dando una completa enseñanza de ginecología y obstetricia: el objeto del primer año de estudios es conocer “las partes huesosas que constituyen la pelvis, el útero, el feto y sus dependencias, la vejiga, la orina y el recto”.
Fray Francisco de Paula Castañeda Dibujo de Ch.Decaux Publicado por Adolfo Saldías
El Padre Castañeda, alias “Carancho”, luchó incansablemente con su pluma filosa en los periódicos que el mismo fundaba, entre otros: “El Lobera”; “La Verdad Desnuda”; “Vete Portugués que aquí no es”; "Eu no me meto con ninguem"; "Ven portugués que aquí es"; "Buenos Aires cautiva"; "Nación Argentina decapitada por el nuevo Catilina Juan Lavalle"; “El Doña María Retazos”; “El despertador Teofilantrópico Misticopolítico”; “El Doña Matrona Comendadora de los cuatro periodistas”; “El desengañador gauchi-político, fedeimontonero, chacuacoriental, chotiprotector, putripublicador de todos los hombres que viven y mueren descuidados en el siglo diez y nueve de nuestra era cristiana”.
El Padre Castañeda tuvo la predilección por los seudónimos con el aditamento de “Doña”. En el “Desengañador Gauchipolítico” del 5 de agosto de 1820 firmaba un Comunicado como “Doña viuda de la Patria” y en distintas oportunidades lo hizo como “Doña Aburrida de Ingratos”, “Doña a Veces me Falta la Paciencia”, “Doña Detesta Niños”, “Doña Honesta Recreación”, “Doña Lección no Interrumpida”, “Doña Estense los Cristos Quedos” o “Doña Mejor Jugador no Debe Quedar sin Cartas”.
El Padre Castañeda, usando seudónimos que el mismo se atribuía, desde sus periódicos de nombres extravagantes disparaba su artillería verbal repartiendo dardos en todas direcciones, fue la fuente más fecunda de apodos hacia don Bernardino: “Crispinillo el Trompudo” le decía en su canción “El Teruleque”; “Doctor Bernardino Garrapata”, “Don Bernardote Riobombo” y “Escriba”, lo apodaba en su periódico “Vete Portugués que aquí no es”. Al mismo Rivadavia le dedicaba los siguientes versos:
"No hay provenir maravilloso
ni otro contenido más delicado
que librarse del Sapo del Diluvio
El Sapo es Rivadavia o Rivaduvio
o Robespierre el renegado".
También refiriéndose a Rivadavia, el fray Castañeda oraba: “Del nuevo Don Quijote de La Mancha, de la trompa grandísima, del inflado con antiparras, del sapo diluviano, del escuerzo de Buenos Aires, del Rey loco, del Ombú empapado en aguardiente, del Doctor en Ignorancia, de la Sota de Bastos (…) ¡Libera nos Domine!”
Pero las plegarias del Padre Castañeda no nos librarían de las extravagancias, intrigas y traiciones de “Rivadavia y sus satélites”.
Copyright © La Gazeta Federal / Leonardo Castagnino
Fuente:
- Castagnino Leonardo Soy Federal. Artigas, Rosas y Francia. La línea histórica Federal
- www.lagazeta.com.ar
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Puede consultar también los siguientes documentos:
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Fuente: www.lagazeta.com.ar
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