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(05) ROSAS NO HA MUERTO.
Don Juan Manuel de Rosas no ha muerto. Vive en el espíritu del pueblo, al que apasiona con su alma gaucha, su obra por los pobres, su defensa de nuestra independencia, la honradez ejemplar de su gobierno y el saber que es una de las más fuertes expresiones de la argentinidad.
Vive en los viejos papeles, que cobran vida y pasión en las manos de los modernos historiadores y que convierten en defensores de Rosas a cuantos en ellos sumergen honradamente en busca de la verdad, extraños a esa miseria de la historia dirigida, desdeñosos de los ficticios honores oficiales.
Y vive, sobre todo, en el rosismo, que no es el culto de la violencia, como quieren sus enemigos o como, acaso, lo desean algunos rosistas equivocados. Cuando alguien hoy vitorea a Rosas, no piensa en el que ordenó los fusilamientos de San Nicolás, sino en el hombre que durante doce años defendió, con talento, energía, tenacidad y patriotismo, la soberanía y la independencia de la Patria contra las dos más grandes potencias del mundo.
El rosismo, ferviente movimiento espiritual, es la aspiración a la verdad en nuestra Historia y en nuestra vida política, la protesta contra la entrega la Patria al extranjero, el odio a lo convencional, a la mentira que todo lo envenena.
El nombre don Juan Manuel de Rosas ha llegado a ser hoy, en 1940, lo que fue en 1840: la encarnación y el símbolo de la conciencia nacional, de la Argentina independiente y autárquica, de la Argentina que está dispuesta a desangrarse antes que se estado vasallo de ninguna gran potencia.
Frente a los imperialismos que nos amenazan, sea en lo político o en lo económico, el nombre Rosas debe unir a los argentinos.
Estudiemos su obra y juzguémosla sin prejuicios. Y amémosla, no en lo que tuvo de injusta, excesiva y violenta, sino en lo que tuvo de típicamente argentina y de patriótica.
(Manuel Gálvez. Vida de don Juan Manuel de Rosas. t III. p.924.Ed.Arg.1974)
RUMBO AL EXILIO
Tras la derrota de Caseros, Rosas, con una guardia se retira del campo, en dirección a Matanzas. En un momento gira a la izquierda y en un recodo aparece otra fuerza enemiga. Luego de un nutrido tiroteo y rechazados los perseguidores, Rosas ordena a los soldados que se dispersen. Con su asistente llega hasta el estanco de Montero, al sudoeste de puente Alsina, y de ahí hasta el Hueco de los Sauces, hoy plaza 29 de noviembre, donde se apea y redacta su renuncia:
“Señores representantes: Es llegado el caso de devolveros la investidura de gobernador de la provincia y la suma del poder con que os dignasteis honrarme, Creo haber llenado mi deber como todos los señores Representantes, nuestros conciudadanos, los verdaderos federales y mis compañeros de armas. Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra independencia, de nuestra integridad y nuestro honor es porque más no hemos podido. Permitidme, H.H.R.R. que al despedirme de vosotros, os reitere el profundo agradecimiento con que os abrazo tiernamente; y ruego a Dios por la gloria de V.H. de todos y cada uno de vosotros. Herido en la mano derecha y en el campo, perdonad que os escriba con lápiz esta nota y de una letra trabajosa. Dios guarde a V.H.”
Rosas se dirige directamente a la casa del representante ingles, Mr.Gore. “Aquí no vendrán. No es el pueblo el que me ha volteado…son los brasileros”
En un informe fechado el 9 de febrero de 1852 y dirigido a su superior, el Ministro de Asuntos Exteriores, Lord Henry John Temple, vizconde de Palmerston, Gore señala:
El día 3 de febrero estuve durante todo el tiempo completamente ocupado, concertando con mis colegas los mejores medios para proteger las vidas y propiedades de nuestros respectivos connacionales. Al regresar a mi casa, a las 4 y media de la tarde, mi sirviente me informó que había admitido a una persona con uniforme de soldado común, pero que sospechaba ser el general Rosas, y que se hallaba reposando en mi lecho, muy exhausto por la fatiga y una herida que tenía en la mano, habiendo pedido que le dejasen recostar. Entré inmediatamente y hallé a Rosas en mi cama, cubierto con el humo y polvo de la batalla y sufriendo fatiga y hambre; mas, por otra parte, calmo y dueño de sí mismo. Díjome sonriendo "Es un hecho curioso que el caballo que doné a Mr. Southern para la reina Victoria salvó mi vida esta mañana, y ahora me encuentro bajo la protección de la bandera inglesa". Inmediatamente me dí cuenta que era necesario sacarle de mi cama y pasarlo a un buque de guerra, antes que se supiese o sospechase dónde estaba. Tenía poco tiempo disponible y debía emplear la mayor discreción posible, pues estaba por reunirme con los demás representantes, a las 6 pm., para ir al campo de Urquiza, a pedido del general Mansilla, jefe de la plaza, para ofrecer nuestros buenos oficios, a fin de convenir con aquel general la constitución de un gobierno para la ciudad, y yo no poseía medio alguno para hacer nada hasta mi regreso. Me ví, pues, obligado a dejar al general Rosas, habiendo ordenado su cena y baño, y que por ningún motivo se permitiese a ninguna persona entrar o salir de mi casa, hasta mi regreso.
A la ocho llega Manuelita y a media noche del 3 de febrero, el general Rosas, vestido de negro y acompañado de su hija se dirige al bajo, para embarcarse en el Centaur, rumbo al exilio.
Que habrá sentido aquel hombre, que tras 30 años de sacrificios y luchas, se ve traicionado y abandonado de esta forma.
“Sepa el mundo todo, que cuando un poder extranjero nos provoque, allí estará el inmortal general Urquiza, al lado de su amigo el Gran Rosas, el primero con su noble espada para vengar a la América” (hace publicar el mismo Urquiza en “El Federal Enterriano” poco antes de Caseros, al ser tentado por los brasileros para traicionar a Rosas)
Luego la vil traición, y poco después de Caseros, Urquiza dirá “Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro se San Nicolás. ( Mayo de 1952. )
“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. Justo José De Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. Del Autor. Bs. As. 1948.
“Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder.” (Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. tomo3 de la Historia de los Gob. De las Provincias Argentinas de A. Zinny, ed. 192º - cita de Raúl Rivanera Carlés, Rosas Pág. 13)
Rosas marcha al exilio sin dinero. Solamente llevaba algunas cosas personales y un baúl con documentos. Sus bienes, (que poseía antes de ser gobernador), serían confiscados. Se lo juzgó en ausencia, sin derecho a defensa, y condenado sin poder probársele nada.
¿POR QUE SE EXILIÓ ROSAS EN INGLATERRA?
Muchos que no saben que decir contra Rosas, utilizan el argumento que era “pro-ingles” y “la prueba es que se exilió en Inglaterra”.
Sin embargo la razón por la que fue a Inglaterra es muy sencilla, y prueba lo contrario:
Los Ingleses siempre utilizaron la estrategia de “deshacerse del enemigo permitiéndole escapar” (Filosofía Sun Tzu). La usaron muchas veces en la guerras de Europa y la usarían también en América. Rosas respetó a los ingleses de Bs.As. (y los tratados de 1825 de nación favorecida que obtuvieron a cambio de reconocernos la independencia) pero se opuso encarnizadamente al libre comercio y la libre navegación de los ríos, objetivo buscado por los ingleses (y franceses).
Los brasileros (aliados de siempre del imperio ingles), en virtual guerra con Rosas, tentaron a Urquiza (jefe del ejército de la Confederación contra Brasil) para que se revele contra Rosas. Urquiza, entre otras razones por ambición personal y económica (que hasta el mismo Sarmiento le echa luego en cara) en alianza con los brasileros derroca a Rosas. Si bien se arrepiente en forma casi inmediata, el error ya estaba hecho y los Ingleses consiguieron su objetivo en gobiernos posteriores.
Ahora bien: porque Rosas fue a Inglaterra?: derrotado Rosas por Urquiza y brasil a Rosas le quedaban dos opciones: entregarse como lo hizo Chilavert, sin resistencia, para ser fusilado por la espalda (por Urquiza), o entregarse a su verdadero vencedor.
Rosas optó por esto último y no tuvo un exilio sino una prisión disimulada en una granja de Inglaterra, donde vivió humildemente de su trabajo diario. (Llevó un cajón de papeles y documentos y unos pocos patacones en el bolsillo) ¿Porque lo recibieron los Ingleses? muy sencillo…para “deshacerse del enemigo permitiéndole escapar”, para “tenerlo controlado” y de paso “tener controlados” a los gobiernos de la Confederación…“o les mandamos nuevamente e Rosas” . Si en cambio lo mataban, lo hubieran convertido inmediatamente en un mito. Si hubiera ido a otro país, podría regresar a la Confederación. Rosas recibió ofertas en ese sentido desde su patria, pero se negó terminantemente a regresar ilegalmente contra un gobierno constituido.
Rosas no fue “enemigo” de los ingleses. El propio cónsul ingles testimonia que se respetaron a los súbditos ingleses, sus bienes y propiedades inglesas aún durante el bloqueo Ingles.
Rosas no fue “enemigo” de los ingleses: simplemente los puso en su lugar.
EL EXILIO
Rosas sobrelleva su exilio con dignidad y confiando en el juicio de la historia.
Los enemigos de Rosas le confiscan todo sus bienes. Recupera parte de su estancia San Martín. Alquila una finca en Southampton y vive de su trabajo y sacrificio, en estricta sencillez, sin abandonar algunas costumbres de la pampa, como el mate, el recado, las botas, etc.
Rechaza una pensión que le ofrece Palmerston, y para paliar su difícil situación económica, Rosas pide prestado dinero a sus amigos y conocidos. Pocos se acuerdan de el. Pocos le agradecen.
Un exilio digno, sin reproches ni rencores. Ordena sus papeles históricos y recibe visitas de algunos conocidos, como Alberdi, y de su hija Manuelita y nietos.
Se prepara un plan para restituirlo al poder, que el rechaza porque nunca podría revelarse contra un gobierno constituido.
ROSAS Y ALBERDI
A los 25 años Juan Bautista Alberdi, formaba parte de Asociación de Mayo; jóvenes románticos, idealistas y liberales, obnubilados por las nuevas corrientes filosóficas y encandilados los “las luces” de Europa, creen poder convencer a Rosas de sus ideas. Alberdi lo llama “el Gran Rosas”. Pronto, al ver que Rosas no está en camino de aplicar las libertades ni filosofías de la Revolución Francesa, serán sus enemigos. Alberdi publica artículos en “La Moda” de crítica costumbrista, con el seudónimo de Figarillo. Este grupo de jóvenes afrancesados se sienten en cierta forma amenazados y Alberdi, temeroso, pide audiencia a Rosas: “Más tolerante que sus consejeros, me dispensó de ella, mandándome palabras calmantes por medio de Mariño”confesará Alberdi.
Emigrado en Montevideo (1838), junto a otros jóvenes se dedicará a combatir a Rosas. Alberdi reconoce que emigran espontáneamente, sin ofensas ni odios ni sin motivos personales, y solo por combatir la “tiranía”. Desde “El Nacional” predica la alianza entre los emigrados y la escuadra francesa que bloquea y ataca. A la confederación. Cuales son los argumentos? “nosotros no somos hijos de nuestra tierra sino de la Humanidad” (…) “para los espíritus vastos y serios que saben no estacionarse en el círculo estrecho de la Nación, la patria es la Humanidad”. Dice Alberdi. Juan Cruz Varela, se extraña por la “propaganda anti-americana y anti-patriótica” (Escritos póstumos)
En 1847 desde Chile, publica en Chile “La Republica Argentina luego de 37 años después de la revolución de Mayo” donde dice ..”Rosas es un mal y un remedio a la vez”… “Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre como el actual gobernador de Buenos Aires “….”el nombre de Washington es adorado en el mundo, pero no más conocido”….”los Estados Unidos, a pesar de su celeridad, no tienen hoy un hombre público más expectable que el General Rosas” ….”se habla de él popularmente de un cabo al otro de América”…”no hay lugar en el mundo donde se ignore su nombre....”porque no hay uno a donde no llegue la prensa inglesa y francésa que hace diez años lo repiten día por día”…. ”que orador, que escritor célebre del siglo XIX no le ha nombrado, no ha hablado de él muchas veces? Guizot, Thiers, O´Connell, Lamartine, Palmerston, Aberdeen. ¿Cuál es la celeridad parlamentaria de esta época que no se haya ocupado de él”… (…..y pensar que la historia oficial trató de ignorarlo, de “borrarlo”) A pesar de ser un enemigo político de Rosas, honestamente ….”Si se pidiesen títulos de Rosas a la nacionalidad argentina, yo contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate”…..”El primer partido de América que haya repelido a los estados de Europa, es el de Rosas”
En 1857 Alberdi era Ministro de la Confederación en Londres. En una reunión privada se encuentran Rosas y Alberdi, los dos viejos adversarios.
Alberdi mismo relatará el encuentro. Dice que cuando entró encontró a Rosas hablando con las damas en ingles, y lo describe como “un hombre entretenido y de cierta distinción”. Se dan la mano“con palabras corteses”, sin odios ni rencores. Conversan privadamente. De que hablan ? Según Alberdi, Rosas le pide decirle al general Urquiza que le está …..”intensamente agradecido por su conducta recta y justa hacia él; que si algo poseía hoy para vivir, a él se lo debía”….. Reitera sus palabras de….”respeto y sumisión al gobierno nacional”…. y “habla con moderación y respeto de todos sus adversarios”.
Hablan de cosas de la vida cotidiana en Inglaterra, de caballos ingleses y de su caballo, de su difícil situación económica, y le declara no haber traído dinero de Bs.As., pero sí todos sus papeles históricos en cuya autoridad descansa. ….”El dice que guarda sus opiniones, sin perjuicio de su respeto por la autoridad de la Nacion”
.Dice Alberdi que Rosas no es fanfarrón ni arrogante, y que se muestra “juvenil y atento” a pesar que a sus 74 años se encuentra en el destierro y en la pobreza, abandonado de todos, calumniado e injuriado.
Esta entrevista inicia una amistad entre los dos hombres, y Alberdi llegará a comprender a Rosas.
En 1863, en correspondencia posterior Alberdi le dice a Máximo Terrero…”el señor Elizalde ha entrado en sus últimos trabajos diplomáticos con la misma política exterior que el general Rosas tuvo antes que conociera la Europa. Fiel a su destino se ve que Elizalde marcha siempre a raya del general Rosas ¡ Ah, si al menos imitasen su energía y dignidad” ”que justificación solemne recibe con todo esto el general Rosas”...
Le expresa que no quiere molestarlo …”en su retiro digno y laborioso” …y que Rosas “está dando lecciones a los generales americanos que la demagogia echa a las playas europeas, llenos de plata y ávidos de placeres” (1 de octubre de 1863)
En carta a Manuelita (13-01-1864) le dice que ..…”difícilmente se puede dar cabeza que exprese la posesión de un talento superior tan elocuente como la de nuestro antiguo Jefe Supremo del Río de La Plata”..., y agrega que “lord Byron habría envidiado la fascinación irresistible de su mirada”
A Terrero, el 19 de julio de 1863 ….” En el mismo lugar en que debiera tributarse elogio y respeto al general Rosas, que tuvo tan alto el estandarte de San Martín, lo ultrajan del modo más cobarde e ingrato”….” Me gusta mucho oírle a Ud. que el general Urquiza contempla y respeta al general Rosas, en lo que prueba cordura y sensatez”
Y todo esto no lo dice un “fanático Federal”. Lo dice un antigua adversario y enemigo político, en su madurez intelectual y despojado de pasiones.
Al saber del incendio de la chacra de Rosas, le escribe a Terrero diciendo que “ teme sea obra de los enemigos de Rosas con el fin de hacer desaparecer sus papeles” y el 8 de agosto de 1863, desde Caen….”La causa real del general Rosas se halla triunfante y respetada hasta en esos puntos más vulnerables, por sus enemigos; y él ¿es acusado criminalmente?”….. Luego se pregunta porque ha sido procesado Rosas….”el único que lleva vida digna y se tiene en una reserva llena de decoro y de honor”.
Habla luego de su proyecto de una defensa de Rosas, y cree que ...”una corta Memoria, bien acompañada de una masa de documentos, sería más eficaz que un grueso libro”…y pidiendo disculpas de no haberlo visitado añade …”El ejemplo de moderación y dignidad que está dando a nuestra América, despedazada por la anarquía, es para mí, una prenda segura de que le esperan días más felices que los actuales”
El 14 de agosto de1864, en carta que contiene el plan de la Memoria propuesto por Alberdi, el mismo agrega que ...” El ejemplo de Rosas, de refugiado digno, resignado. Laborioso, en Europa, no tiene ejemplo sino el de la vieja Roma” …y comparándolo con otros generales desterrados en Europa, dice ...”solo él no ha conspirado para recuperar el poder, ni ha hecho la corte a los reyes, ni buscado espectabilidad, ni ruido. Solo él ha vivido del sudor de su trabajo de labrador, sin admitir favores de extraños”…..”Es indigno y vergonzoso atacar a un hombre semejante y en semejante situación”…y opina que la “Memoria debe ser sin frases y reducirse a cifras, documentos y hechos: valor de la moneda en tiempo de Rosas y en la actualidad; la deuda de entonces y al de hoy; la ley que dio el poder a Rosas; sus renuncias; las aprobaciones Legislativas de sus actos; los títulos y honores recibidos; las fronteras de entonces y las de hoy; la fortuna que tuvo Rosas y la que tiene hoy”…. y haciendo referencia al sable de la independencia agrega …”no hay que olvidar el testamento de San Martín”….”como vive en Europa y las atenciones de que es objeto” .
Cree que Rosas “debe defenderse hasta por patriotismo, por decoro de su país. …Callar sería dar la razón al que habla, aunque no la tenga”
En 1865 en carta a Terrero le dice que ….”Cuando veo la nación sin gobierno, yo le preguntaría a Urquiza ¿para que volteó a Rosas? ¿no dijo que Ud que era para organizar y constituir un gobierno nacional regular? Lo que hoy existe ¿es gobierno regular? ”
El 13 de marzo de 1866, hablándole a Terrero de su folleto “Crisis de 1866”…”Había una página en que parangonaba los gobiernos, o , más bien, las personas del general Rosas y del General Mitre, para hacer resaltar la enorme superioridad del primero.” …. y preocupado por la salud de Rosas …”Hoy es necesaria su vida, no solo para ustedes y muchos amigos, sino para la historia y tal vez para el porvenir inmediato de nuestro País”
En 1867 dice Alberdi….”Mi pasado político me gobierna un poco, pero él no me impedirá, llegada la oportunidad que ha de venir, de tributar a la justicia histórica, en obsequio de muchos títulos que le asisten a él, el testimonio público de mis convicciones al su respecto”
Alberdi dirá también que “Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad argentina yo contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate. Hablar de la expectabilidad de Rosas es hablar de la espectabilidad del país que representa”. J.B.Alberdi. Obras Completas, T.I. Bs.As. 1886. “Yo fui enemigo lo recuerdo con disgusto”. (Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho)
Alberdi - en un comienzo enemigo de Rosas - comprende finalmente su error y trata de enmendarlo. Una verdadera honestidad intelectual de este hombre singular, que reconoce los méritos de su viejo adversario, sin rencores ni pasiones. Otros en cambio terminaron escribiendo una “historia oficial” totalmente tergiversada.
EL CUADERNITO
Tanto en su época como posteriormente, y por distintos historiadores, a Rosas se le recriminó “no haber querido constituir el país” y haberse negado a dictar una constitución. Rosas si embargo pensaba antes debía organizarse bajo el “Pacto Federal” y recién cuando el país este libre de conflictos internos y dictadas las leyes provinciales, recién entonces dictar la Constitución Nacional. Sin esas condiciones previas, de nada serviría dictar “un cuadernito”. Para muchos eso solo era “una excusa del dictador”.
En febrero de 1873, Vicente G. Quesada y su hijo Ernesto visitan a Rosas en su destierro inglés. En la ocasión, esto es, veintiún años después de la batalla de Caseros, Rosas pasa revista a su gestión de gobierno y reitera su concepción del gobierno autocrático, de fuerza y paternal.
“Señor –le dijo de repente mi padre-, celebro muy especial esta visita y no desearía retirarme sin pedirle que satisfaga una natural curiosidad respecto de algo que nunca pude explicarme con acierto. Mi pregunta es esta; desde que usted, en su largo gobierno dominó al país por completo, ¿Por qué no lo constituyó usted cuando eso le hubiera sido tan fácil, y sea dentro o afuera del territorio, habría podido entonces contemplar satisfecho su obra con el aplauso de amigos y enemigos?
-Ah!- replico Rosas, poniéndose súbitamente grave y dejando de sonreír- lo he explicado ya en mi carta a Quiroga.
Esa fue mi ambición, pero gasté mi vida y mi energía sin poderla realizar. Subí al gobierno encontrándose el país anarquizado, dividido en cacicazgos hoscos y hostiles entre si, desmembrado ya en parte y en otras en vías de desmembrarse, sin política estable en lo internacional, sin organización interna nacional, sin tesoro ni finanzas organizadas, sin hábitos de gobierno, convertido en un verdadero caos, con la subversión mas completa en ideas y propósitos, odiándose furiosamente los partidos políticos; un infierno en miniatura.
La provincia de Buenos Aires tenia, con todo, un sedimento serio de personal de gobierno y de hábitos ordenados, me propuse reorganizar la administración, consolidar la situación económica, y poco a poco, ver que las demás provincias hicieran lo mismo. Si el partido unitario me hubiera dejado respirar, no dudo de que, en poco tiempo, hubiera llevado el país hasta su completa normalización; pero no fue ello posible, porque la conspiración era permanente y en los países limítrofes los emigrados organizaban constantemente invasiones. Fue así como todo mi gobierno se pasó en defenderme de esas conspiraciones, de esas invasiones y de las intervenciones navales extranjeras; eso insumido los recursos y me impidió reducir los caudillos del interior a un papel más normal y tranquilo. Además, los hábitos de anarquía, desarrollados en veinte años de verdadero desquicio gubernamental, no podían modificarse en un día.
Todas las constituciones que se habían dictado eran de carácter unitario. Pero el reproche de no haber dado al país una constitución, me pareció siempre fútil porque no basta dictar “un cuadernito”, como decía Quiroga, para que se aplique y resuelva todas las dificultades; es preciso antes preparar al pueblo para ello, creando hábitos de orden y de gobierno, porque una constitución no debe ser el producto de un iluso sino el reflejo exacto de la situación del país.
Nunca pude comprender ese fetichismo por el texto escrito de una constitución, que no se requiere buscar en la vida práctica sino en el gabinete de los doctrinarios; si tal constitución no responde a la vida real de un pueblo, será siempre inútil lo que sancione cualquier asamblea o decrete cualquier gobierno. El grito de “constitución”, prescindiendo del estado del país, es una palabra hueca”. (JM Rosas)
EL PRIMER REVISONISTA
San Martín recibió honrado los homenajes realizados durante el Gobierno de Rosas, (los primeros recibidos desde su patria), tratándolo por primera vez de Libertador, cuando aun era ignorado y perseguido por algunos personajes, como Rivadavia y Alvear, y Mitre y Sarmiento después, que trataron de ocultar la grandeza de San Marín, debiendo luego admitirlo a su pesar, no sin antes ocultar y “limar” “ciertas aristas y opiniones” del Libertador.
San Martín a su vez podría considerarse el primer revisionista. :
“El objeto es tributar a Ud. Mis mas sinceros agradecimientos al ver la constancia con que se empeña en honrar la memoria de este viejo amigo; como lo acaba de verificar en su importante mensaje del 27 de Diciembre pasado, y que como argentino me llena de verdadero orgullo, al ver la prosperidad, paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado. Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente, como igualmente a toda la Confederación Argentina. Que goce Ud. De salud completa y que al terminar su vida pública sea colmado del justo reconocimiento de todo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. este apasionado amigo y compatriota. QBSM (José de San Martín, B. Sur Mer, 6 de mayo de 1850)
La historiografía argentina surgida después de Caseros trató de justificar las acciones llevadas a cabo por emigrados argentinos, en contra de su patria, mandando agentes ante las cortes extranjeras propiciando el cercenamiento del territorio argentino o la intervención en el Río de La Plata, y a favor de proyectos pensados a miles de kilómetros. (y a su vez distorsionando y deformando todo lo actuado durante el gobierno de Rosas.) a tal punto que San Martín escribe ...”pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación , Española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer” (San Martín, 5 de agosto de 1838, en carta a Rosas) Iniciado el bloqueo anglo-francés ofrece sus servicios a Rosas (11 de enero de 1846) y el 10 de mayo de 1846, conocidos los sucesos de La Vuelta de Obligado, en carta a Rosas le dice considerar a esa contienda...” de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España”.
Dice el Libertador...”que los argentinos no son empanadas que se comen con solo abrir la boca”, legando luego a Rosas en testamento su sable libertador de medio continente.” El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”. San Martín 3er. Artículo del testamento. “Correspondencia entre San Martín y Rosas” de Font Ezcurra. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, N°46. Enero Marzo 1997.
En marzo de 1849, Rosas contestó una carta al Libertador en los siguientes términos:
"Nada he tenido más a pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el honor y dignidad de las repúblicas del Plata, y cuando más fuertes eran los enemigos que se presentaban a combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar ilesos aquellos queridos ídolos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo que vale esa decisión y no he hecho más que imitarlo.
Todos mis esfuerzos siempre serán dirigidos a sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal que, nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda, queden enteramente salvos e incólumes."
(Juan Manuel de Rosas).
“...Como argentino me llena de un verdadero orgullo al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor, restablecidos en nuestra querida Patria y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles en que pocos estados se habrán encontrado; deseo que al terminar su vida pública se vea colmado del justo reconocimiento del pueblo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. éste su apasionado amigo y compatriota”. “Q.B.S.M.” (Que besa sus manos) Firmado San Martín. Carta de José de San Martín a Juan Manuel de Rosas desde Boulogne Sur Mer del 6 de mayo de 1850. Extraída del libro de Font Ezcurra “Correspondencia entre San Martín y Rosas”. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas N° 46
La historiografía oficial trata de ocultar esas opiniones del Libertador y escribir una “Fábula oficial”, opinando además que…”ni el polvo de tus huesos, la América tendrá”.
OPINIONES SOBRES ROSAS
Juan Bautista Alberdi:
“Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad argentina yo contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate. Hablar de la expectabilidad de Rosas es hablar de la expectabilidad del país que representa”. (Juan Bautista Alberdi. Obras Completas, T.I. Bs.As. 1886. Afirmado originariamente en su “Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho”). “Yo fui enemigo lo recuerdo con disgusto”.
“Rosas y la República Argentina son dos entidades que se suponen mutuamente; él es el que es, por ser argentino; su elevación se supone la de su país; el temple de su voluntad, la firmeza de su genio, la energía de su inteligencia, no son rasgos suyos, sino del pueblo, que él refleja en su persona” (Alberdi. La Argentina treinta y siete años después de la revolución de Mayo. Valparaíso 1847)
Domingo F. Sarmiento:
“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder Público a Roas) Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la opinión...que el de Don Juan Manuel de Rosas” . (Domingo F. Sarmiento.“Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“. Santiago de Chile, 1845).
"Jovencito, no tome como oro de buena ley todo lo que he escrito contra Rosas" (de Sarmiento a Ramos Mexía)
Florencio Varela:
“Se paseaba triunfante por las calles de Buenos Aires, hacía gala de su popularidad, recibía a todo el mundo, era un eco de alegría y de aplausos el que se alzaba por donde él pasaba; su casa era el pueblo, el pueblo lo amaba”. Florencio Varela. (Extraído de la obra de Manuel Gálvez, “La vida de Rosas”. Editorial Tor.
Emilio Ravigniani:
“Rosas... llegó un momento en que dominó por completo el escenario del país y su acción trascendió los límites de Argentina... Rosas tuvo amigos entre gente importante y entre los humildes. Mas su prestigio como hombre lo afirmó en estos últimos; entre los importantes se incubaron sus enemigos... A los personajes federales del interior, los envolvió en una trama amistosa tan fuerte y sutil que sin su conocimiento haría inexplicable la acción política desplegada. Con Estanislao López y Juan Facundo Quiroga estructuró la confederación a partir de 1831 sobre la base de un íntimo entendimiento... En la correspondencia sostenida con uno y otro y los respectivos actos de conducta aparenta dos ecuaciones personales diferentes fruto de una conciencia política proteiforme. Es un Príncipe Criollo”. Emilio Ravignani. Jurisconsulto, historiador y Profesor universitario. Uno de los creadores de la Nueva Escuela Histórica. Diputado de la Unión Cívica Radical desde 1936 por tres períodos. Testimonio extraído del libro de Fermín Chávez “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit. Theoría. Bs. As. 1991.
Ernesto Sábato:
“En muchas oportunidades como en una carta a Clarín en 1996, afirmé que es una triste muestra de inmadurez política y espiritual, el exilio póstumo de Juan Manuel de Rosas. Un hombre que luchó por la soberanía nacional contra potentes enemigos de afuera así como contra los argentinos que desde adentro los apoyaban... en esta ciudad de Buenos Aires hay calles que celebran la memoria de el tabaco o exigido salivaderas en los lugares públicos; pero no hay una sola calle y mucho menos una avenida para hombres como Rosas y Quiroga”. Expresiones vertidas por Ernesto Sábato. Físico- matemático, novelista y ensayista. Escritor premiado nacional e internacionalmente.
Juan Catriel:
“Juan Manuel es mi amigo. Nunca me he engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan Manuel no viviríamos como vivimos en fraternidad con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien...” Discurso del cacique pampa CATRIEL en Tapalqué celebrando la llegada de Rosas al poder en su segundo gobierno. Extraído del libro “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833. Recopilado por ADOLFO GARRETON. Edit. EUDEBA. Bs. As. 1975.
Nicasio:
“Que él había acompañado en cinco campañas a Juan Manuel y que siempre había de morir por él porque Juan Manuel era su hermano y el padre de todos los pobres”. Parte del discurso del Cacique Nicasio en Tapalqué celebrando la llegada de Rosas al gobierno por segunda vez. Extraído del libro “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833” Recopilado por Adolfo Garretón. Edit. EUDEBA.
Cipriano Catriel:
“Nuestro hermano Juan Manuel indio rubio y gigante que vino al desierto pasando a nado el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los indios y se loncoteaba con los indios y que nos regaló vacas, yeguas, caña y prendas de plata, mientras él fue Cacique General nunca los indios malones invadimos, por la amistad que teníamos por Juan Manuel. Y cuando los cristianos lo echaron y lo desterraron, invadimos todos juntos”. Expresiones del Cacique Catriel, extraídas del libro “Roca y Tejedor” de Julio A. Costa.
José Antonio Ferry:
“Si hemos de reconocer la verdad histórica convengamos que Rosas fue fiel ejecutor de las leyes de emisiones y seriamente económico dentro de las leyes de presupuesto. Durante su larga administración se quemaron fuertes cantidades de papel moneda y se amortizaron muchos millones de fondos públicos en el cumplimiento de las respectivas leyes. Esta conducta impidió la desvalorización del papel moneda colocó a la plaza en condiciones de fáciles reacciones en los momentos en que las vicisitudes de la guerra lo permitían. El comercio y el extranjero tenían confianza en la honradez administrativa del Gobernador”. José Antonio Terry, “Contribución a la Historia Financiera”. En el centenario de mayo de 1910. Artículo en el Diario La Nación y trascripto en su libro “Finanzas” 2da. Edición, Pág. 442. Terry fue Ministro de L. Sáenz Peña, Roca y Quintana.
Mitre:
“Sino queremos seguir exterminándonos los unos a los otros, sin alcanzar por ese medio bárbaro (guerra civil) la uniformidad que solo puede alcanzarse bajo la presión de un gobierno bárbaro como el de Rosas….” (Mitre a Urquiza luego de Pavón. 2-11-1861 JMR.tVI.p.396)
Laurent de l´Ardeche:
“Lo que hay de cierto es que el poder de Rosas se apoya efectivamente en el elemento democrático, que Rosas mejora la condición social de las clases inferiores, y que hace marchar a las masas populares hacia la civilización dando al progreso las formas que permiten las necesidades locales. La guerra de los gauchos del Plata contra los unitarios de Montevideo representa en el fondo la lucha del trabajo indígena contra el capital y el monopolio extranjeros y encierra para los federales una doble cuestión: de nacionalidad y de socialismo” (Palabras de Laurent de l´Ardeche, diputado socialista francés, el 8-01-1850 en le parlamento francés. Publicado en “La Republique” de París el 9-1-1850 y en “La gaceta Mercantil” del 20-4-1850)
Palmerston:
“Debemos aceptar la paz que quiere Rosas, porque seguir la guerra nos resulta un mal negocio” (Dicho por Palmerston en el Parlamento Ingles al pedir la aprobación del tratado Southern-Arana)
Pedro De Angelis:
“La rada está llena de buques, los almacenes y tiendas rebosan. La aduana ya no sabe donde poner pipas y fardos, ni le alcanza el tiempo para hacer liquidaciones. Cada buque que llega trae onzas y emigrados. ¿Y en la Asamblea Nacional (de Francia) se discute si debe hacerse una expedición para pacificar el Río de la Plata. Y al que pide 3 mil hombres para sujetar a Rosas y a Oribe, se le aplaude y se le dice trés bien, trés bien.?
“sin agresiones exteriores, quiero decir europeas, el gobierno argentino en la posición que le ha dado la naturaleza es inexpugnable, tiene más de lo que necesita para hacerse respetar”
“Rosas no ataca, pero sabe defenderse, y su política se halla encarnada en frases vulgares pero sentenciosas que acostumbra a repetir: Quien me la hace, me la paga. Quien me busca me encuentra. Y al son que me tocan, bailo.” (De Angelis.Dic 1850) JMR t.1.230)
Delisle:
“…Rosas no tiene absolutamente ningún derecho…,no ha sido elegido ni por el conjunto de las Provincias Unidas del Río de la Plata, ni por Buenos Aires. Ha llegado al poder por la violencia y es mantenido solamente por el terror de sus crímenes…¿Tenéis los medios?…En el combate de Obligado sus fuerzas fueron avasalladas en un instante…Con 3.000 granaderos franceses arrollaríamos en un instante a esos gauchos cobardes…; algunas lanchas cañoneras y 10 millones de francos bastarán…Pero os pediré que agreguéis 4 ó 5 millones más para terminar de una manera honorable y digna de la grandeza de Francia un asunto conducido hasta ahora de manera tan vergonzosa y deplorable. El Paraguay, el Entre Ríos, el Brasil, solicitan una alianza ofensiva y defensiva que no nos costará nada…Podemos asegurarles un provenir contra las asechanzas de la pretendida Confederación Argentina. En un tiempo que estamos tan pobres de gloria y desde tanto tiempo. ¿el gobierno francés no debe aprovechar la ocasión de adquirir un poco de gloria? (Diputado Delisle en la Asamblea Nacional de Francia. 30-4-1850) JMR La Caída. T.1-225
Juan Domingo Perón:
“El primero que después de San Martín muere en el exilio por haber defendido dignamente la soberanía popular y la independencia de la Patria. Los que se han dicho sanmartinianos parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a quince mil kilómetros de distancia. Él le rindió a Rosas, él le rindió a Rosas el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado: su sable libertador...”. Carta de J.D. Perón del 20 de octubre de 1970 al historiador Fermín Chávez publicada por este historiador en su libro “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit Theoría. Bs. As. 1991.
Mis queridos padres
Francia e Inglaterra siempre conspiraron contra nuestro comercio y nuestro adelanto y sino a los hechos:
En 1845 llegó a Buenos la abrumadora intervención Anglofrancesa; se libró el combate de Obligado, que no es un episodio insignificante de la Historia Argentina, sino glorioso porque en él se luchó por la por la eterna argentinización del Río de La Plata por el cual luchaban Francia e Inglaterra por la política brasilera encarnada en el diplomático Vizconde de Abrantes.
Rosas con se tirano, fue el más grande argentino de esos años y el mejor diplomático de su época, ¿no demostró serlo cuando en medio de la guerra recibió a Mr. Hood y haciendo amueblar lujosamente su casa dijo: Ofrézcansela al Mister, seguro de las ventajas que obtendría?
Nos demostró ser argentino y tener un carácter de hierro cuando después de haber fracasado diez plenipotenciarios ingleses consiguió más por su ingenio que por la fuerza de la República que en esa época constaba sólo con 800.000 habitantes; todo cuanto quiso y pensó de la Gran Bretaña y Francia; porque fue gobernante experto y él siempre sintió gran odio por Inglaterra porque ésta siempre conspiró contra nuestro Gran Río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas que fue el único gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie ni a la Gran Bretaña y Francia juntas y como les contestó no admitía nada hasta que saludasen al pabellón argentino con 21 cañonazos porque lo había ofendido; al día siguiente, sin que nadie le requiriera a la Gran Bretaña, entraba a los Pozos la corbeta de Harpy y, enarbolando el pabellón argentino al tope de proa, hizo el saludo de 21 cañonazos. Rosas ante todo fue patriota. Original en Archivo de la Familia Perón. El teniente Perón escribía desde el Arsenal Esteban de Luca, lugar de su destino desde 1917
Urquiza:
“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. Justo José De Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. Del Autor. Bs. As. 1948.
“Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder.” (Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. tomo3 de la Historia de los Gob. De las Provincias Argentinas de A. Zinny, ed. 192º - cita de Raúl Rivanera Carlés, Rosas Pág. 13)
Mitre:
“Sino queremos seguir exterminándonos los unos a los otros, sin alcanzar por ese medio bárbaro ( guerra civil) la uniformidad que solo puede alcanzarse bajo la presión de un gobierno bárbaro como el de Rosas….” (Mitre a Urquiza luego de Pavón. 2-11-1861 JMR.tVI.p.396)
H.S.Ferns. (Investigador canadiense, residente en Gran Bretaña desde 1949. Decano y docente de la la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Birmingham)
“Bajo la dictadura de Rosas se produjo cierto movimiento de progreso sobre el cual las generaciones posteriores pudieron construir. En la extensa provincia de Buenos Aires se mantuvo la paz durante un largo período de tiempo. La frontera se desplazó hacia el sur y hacia el este, se eliminaron las perturbaciones sociales se conservó la independencia nacional. Había seguridad de la propiedad para todos aquellos que obedecieran a las autoridades públicas. Se respetaron cuidadosamente los derechos de los extranjeros conseguidos por tratados. El desarrollo comercial de la cría del ganado ovino agregó variedad y fuerza a a economía. Fue posible la acumulación de riquezas en manos privadas, tanto nacionales como extranjeras” (H.S.Ferns. Escritor canadiense radicado en Inglaterra. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.p.221)
El régimen del general Rosas no se presentó de pronto al mundo para que se lo admirara o se lo vilipendiara, según el gusto o los intereses, ni asumió repentinamente un carácter definitivo, que lo distinguiera de sus predecesores y de sus sucesores. Surgió lentamente y su carácter se fue formando en gran medida respondiendo a las circunstancias y por designio del personaje que le dio nombre. Como fue durante muchos años la figura central de una controversia política, hasta el punto que terminó por convertirse casi en una figura simbólica. Rosas parecía asumir un carácter moral único. Para el estudioso de las actividades ordinarias de su gobierno, realizadas mes a mes y año a año, su política no presenta contraste de blanco o negro. Cuando dijimos que el general Rosas defendió con ahínco la independencia de la República Argentina, resistiendo a la intervención extranjera y la independencia de la provincia de Buenos Aires dentro de la Confederación de provincias argentinas, dijimos todo lo que puede decirse sobre sus principios. Todo lo demás era cuestión de oportunidad y acomodación de desarrollo y de presiones ejercidas primero y en un punto y luego en otro. Esto acaso explique los repetidos fracasos de sus enemigos, ya que ellos siempre tendieron a juzgarlo por sus declaraciones mas extremas y sus peores actos, lo cual les impidió apreciar sus condiciones para las negociaciones sagaces y solapadas. (Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.p.222)
La única Ocasión en que el Gobierno británico fue más allá de las palabras en su trato con al Argentina, esto es durante la turbulenta época del general Rosas, quedó derrotado y admitió con toda franqueza que había sido derrotado. (H.S.Ferns.Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.p.486)
Parish:
“He tenido la satisfacción de ver muchas cosas de él. Su poder en el país es tan extraordinario como su modestia y moderación” (informa Parish a Londres) Los miembros del Gabinete de Rosas “son todos hombres honestos y de buena disposición”
Henry Southern:
“No es sensato juzgar con ligereza los motivos de un hombre que ha descubierto la manera de gobernar a uno de los pueblos más turbulentos e inquietos del mundo y que lo a hecho con tal éxito que, aunque existan muchos motivos de queja y no poco descontento, cualquier hombre del país consideraría la muerte o aun la caída del general Rosas con la calamidad mas negra. Tal vez sería ciertamente la señal de desorden y de luchas intestinas que reducirían el país a la miseria”(Informe de Henry Southern a Palmerston). Los hechos le darían la razón a Southern, a tal punto que al poco tiempo de la caída re Rosas, el propio Urquiza recocería que:“Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro se San Nicolás. Mayo de 1852. J.M.Rosa. Tomo VI. P.34 – H.S.Ferns Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX. p.297)
John Murray Forbes (cónsul de EEUU en Bs.As.):
“…en comunicaciones anteriores he tratado de hacer un esbozo de este hombre extraordinario…en términos generales es una persona de educación limitada pero se parece a esos extranjeros (farmers) que abundan en nuestro país y son considerados la mejor garantía de nuestra libertad…es sumamente suave de maneras y tiene algo de las reflexiones y reservas de nuestros jefes indios…no hace ostentación de saber pero toda su conversación trasluce un excelente juicio y conocimiento de los asuntos del país y el más cordial y sincero patriotismo…mucho se espera de sus condiciones personales…me declaró que la primera preocupación de su gobierno sería estrechar aún más las relaciones de amistad con el presidente y la nación norteamericana” (comunicación de J.M.Forbes a su gobierno con motivo de la asunción de Rosas al poder)
Herrera a Lamas:
“Hood, que fue en el Alecto, aún no ha sido recibido, y es opinión general que no lo será mientras el Gobernador de Buenos Aires no obtenga la satisfacción completa que solicita de Inglaterra. Crea usted que cuando lo veo proceder de este modo, me reconcilio algún tanto con él, porque al menos nos venga de las humillaciones, de las injusticias y de las maldades de esos orgullosos poderes, que son tan cobardemente guapos con los débiles” (Exiliados unitarios en Montevideo, con referencia a la misión Hood)
Los chilenos:
“Todos los chilenos nos avergonzamos que haya en Chile dos periódicos que defienden la legalidad de la traición a su país, y usted sabe quienes son sus redactores”.(General Pinto, ex presidente de Chile, le escribe al ministro plenipotenciario argentino)
La prensa:
“Triunfe la Confederación Argentina o acabe con honor, Rosas, a pesar del epíteto de déspota con que lo difaman, será reputado en la posteridad como el único jefe americano del sur que ha resistido intrépido las violentas agresiones de las dos naciones más poderosas del Viejo Mundo”; decía “O Brado de Amazonas”; De Río de Janeiro, el 13 de diciembre de 1845.
“O Sentinella da Monarchia”, del mismo origen, del día 17, se expresaba así: “Sean cuales fueran las faltas de este hombre extraordinario, nadie ve en él sino al ilustre defensor de la causa americana, el grande hombre de América, sea que triunfe o que sucumba”.
ENFERMEDAD Y MUERTE
Un día de marzo de 1877, el 12, en que Manuelita, anciana también, pues tiene sesenta y un años, se encuentra sola –Máximo se ha marchado, en febrero, a Buenos Aires, a gestionar la devolución de sus bienes–, es llamada desde Swanthling por el doctor Wibblin. Acude junto a su padre y lo encuentra gravemente enfermo. Ocurre que el jueves 8, don Juan Manuel, sin preocuparse del frío invernal, salió a la tarde a caballo para dirigir el encierro de unos animales. Había vuelto a la casa de la chacra con tos. La noche tenía fiebre. El médico a diagnosticado una congestión pulmonar, gravísima en un hombre de ochenta y cuatro años. Al otro día ha arrojado sangre y le ha sobrevenido la fatiga.
Cuando ese día 12, que es un lunes, llega Manuela, su padre está casi moribundo. Ella le escribe a Máximo: “¡Pobre Tatita! ¡Estuvo tan feliz cuando me vio llegar!”. No obstante su gravedad, el enfermo dispone el turno de los que han de cuidarle. El martes reacciona un poco. Charla con ella y con el médico. Le ordena a su hija que vaya a descansar y que lo cuiden sus criados Mary Ann y Alice.
Es el 14 de marzo de 1877. A las seis de la mañana, Alice avisa a Manuela que su padre está muy mal. Ella salta de la cama, se instala a su lado, y lo besa muchas veces, como hacía siempre. Siente la mano helada. “¿Cómo te va Tatita?”. Él la mira “con la mayor ternura” y le contesta: “No sé, niña…” y la niña de sesenta y un años –¡cuanta ternura hay en esa palabra “niña” dirigida a una mujer de su edad y en ese momento!– sale para ordenar que llamen al médico y al confesor: y cuando ella vuelve su padre ya no vive.
Ha muerto don Juan Manuel de Rosas. Su entierro es muy sencillo y pobre: un solo coche y unas pocas personas. Pero algo le da grandeza del entierro de un héroe: sobre el féretro va una bandera argentina y la espada de San Martín. La más gloriosa espada de la Patria lo acompaña. Es como un trofeo ganado por su patriotismo y como símbolo de sus doce años de lucha por la independencia política, económica y espiritual de América.
En su tumba no se ha pronunciado ningún discurso. Pero pocos meses más tarde, Juan Bautista Alberdi escribe unas bellas palabras, que son una oración ante sus restos.
“Mientras se levantan altares a San Martín –dice el ilustre escritor–, su espada está en Southhamptom, sirviendo de trofeo monumental a la tumba de Rosas, puesta en ella por la manos mismas del héroe de Chacabuco y Maipú”. Agrega: “Su conducta en Europa no ha sido inferior a la de San Martín”. Afirma que su respeto al vencedor, “sin coacción ni motivo de temor, es tenido en todo país civilizado como respeto liberal a la Ley. Este solo antecedente lo hace merecedor de que sea la tierra clásica de la libertad la que pese ligera sobre sus restos mortales”. Y en un rasgo de noble arrepentimiento exclama: “Yo combatí su gobierno. Lo recuerdo con disgusto”.
Pero allá en la patria lejana, donde gobiernan hombres pequeños, casi nadie opina como Alberdi. He aquí que los parientes de Rosas mandan a decir una misa por su alma.
Trátase de una ceremonia absolutamente privada, del legítimo derecho de rogar al Altísimo por un muerto. Pero el “liberal” gobierno de la provincia prohíbe la misa. Uno de los ministros que firmaron el dictatorial decreto es Vicente Quesada, aquel diplomático que visitó en 1873. Dios lo castigará más tarde, encendiendo en el alma de su hijo, del muchacho que lo acompaña, una auténtica pasión por la justicia histórica que le convertirá en una de las columnas de rehabilitación del condenado.
(Manuel Gálvez. Vida de don Juan Manuel de Rosas. t III. p.924.Ed.Arg.1974)
A pesar de su desaparición física, DON JUAN MANUEL DE ROSAS NO HA MUERTO.
Se permite la reproducción citando la fuente: www.lagazeta.com.ar
(Temario de HT)
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(04) LO QUE ROSAS NO HIZO.
(arriba)
A Rosas no lo sacaron por lo que hizo. Lo sacaron por lo que NO hizo.
- No fue un tirano por imposición propia.
- No gobernó para una minoría privilegiada.
- No les dio el gusto a los ingleses.
- No les dio el gusto a los franceses.
- No le dio el gusto a los iluminados
- No desconfió lo suficiente de Urquiza
NO FUE UN DICTADOR POR IMPOSICIÓN PROPIA, sino por pedido de la Legislatura en varias más de cuatro oportunidades debido a las circunstancias de la anarquía, y después de un plebiscito (a su pedido) en el que obtuvo un apoyo casi unánime:
“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder Público a Roas) Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la opinión...que el de Don Juan Manuel de Rosas” . (Domingo F. Sarmiento.“Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga“. Santiago de Chile, 1845).
NO GOBERNÓ PARA UNA MINORÍA PRIVILEGIADA. Gobernó para todos, y en especial para las clases bajas.
“Se paseaba triunfante por las calles de Buenos Aires, hacía gala de su popularidad, recibía a todo el mundo, era un eco de alegría y de aplausos el que se alzaba por donde él pasaba; su casa era el pueblo, el pueblo lo amaba”. Florencio Varela. (Extraído de la obra de Manuel Gálvez, “La vida de Rosas”. Editorial Tor.
“He tenido la satisfacción de ver muchas cosas de él. Su poder en el país es tan extraordinario como su modestia y moderación” (informa Parish a Londres) Los miembros del Gabinete de Rosas “son todos hombres honestos y de buena disposición”
“No es sensato juzgar con ligereza los motivos de un hombre que ha descubierto la manera de gobernar a uno de los pueblos más turbulentos e inquietos del mundo y que lo a hecho con tal éxito que, aunque existan muchos motivos de de queja y no poco descontento, cualquier hombre del país consideraría la muerte o aun la caída del general Rosas con la calamidad mas negra. Tal vez sería ciertamente la señal de desorden y de luchas intestinas que reducirían el país a la miseria”(Informe de Henry Southern a Palmerston). Los hechos le darían la razón a Southern, a tal punto que al poco tiempo de la caída re Rosas, el propio Urquiza recocería que: “Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro se San Nicolás. Mayo de 1852. J.M.Rosa. Tomo VI. P.34 – H.S.Ferns Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX. p.297)
“...en comunicaciones anteriores he tratado de hacer un esbozo de este hombre extraordinario…en términos generales es una persona de educación limitada pero se parece a esos extranjeros (farmers) que abundan en nuestro país y son considerados la mejor garantía de nuestra libertad…es sumamente suave de maneras y tiene algo de las reflexiones y reservas de nuestros jefes indios…no hace ostentación de saber pero toda su conversación trasluce un excelente juicio y conocimiento de los asuntos del país y el más cordial y sincero patriotismo…mucho se espera de sus condiciones personales…me declaró que la primera preocupación de su gobierno sería estrechar aún más las relaciones de amistad con el presidente y la nación norteamericana” (comunicación de J.M.Forbes, Consul de EEUU a su gobierno con motivo de la asunción de Rosas al poder)
“El primero que después de San Martín muere en el exilio por haber defendido dignamente la soberanía popular y la independencia de la Patria. Los que se han dicho sanmartinianos parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a quince mil kilómetros de distancia. Él le rindió a Rosas, él le rindió a Rosas el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado: su sable libertador...”. Carta de J.D. Perón del 20 de octubre de 1970 al historiador Fermín Chávez publicada por este historiador en su libro “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit Theoría. Bs. As. 1991.
“Rosas... llegó un momento en que dominó por completo el escenario del país y su acción trascendió los límites de Argentina... Rosas tuvo amigos entre gente importante y entre los humildes. Mas su prestigio como hombre lo afirmó en estos últimos; entre los importantes se incubaron sus enemigos... A los personajes federales del interior, los envolvió en una trama amistosa tan fuerte y sutil que sin su conocimiento haría inexplicable la acción política desplegada. Con Estanislao López y Juan Facundo Quiroga estructuró la confederación a partir de 1831 sobre la base de un íntimo entendimiento... En la correspondencia sostenida con uno y otro y los respectivos actos de conducta aparenta dos ecuaciones personales diferentes fruto de una conciencia política proteiforme. Es un Príncipe Criollo”. Emilio Ravignani. Jurisconsulto, historiador y Profesor universitario. Uno de los creadores de la Nueva Escuela Histórica. Diputado de la Unión Cívica Radical desde 1936 por tres períodos. Testimonio extraído del libro de Fermín Chávez “La Vuelta de Don Juan Manuel”. Edit. Theoría. Bs. As. 1991.
“Lo que hay de cierto es que el poder de Rosas se apoya efectivamente en el elemento democrático, que Rosas mejora la condición social de las clases inferiores, y que hace marchar a las masas populares hacia la civilización dando al progreso las formas que permiten las necesidades locales. La guerra de los gauchos del Plata contra los unitarios de Montevideo representa en el fondo la lucha del trabajo indígena contra el capital y el monopolio extranjeros y encierra para los federales una doble cuestión: de nacionalidad y de socialismo” (Palabras de Laurent de l´Ardeche, diputado socialista francés, el 8-01-1850 en le parlamento francés. Publicado en “La Republique” de París el 9-1-1850 y en “La gaceta Mercantil” del 20-4-1850)
“El objeto es tributar a Ud. Mis mas sinceros agradecimientos al ver la constancia con que se empeña en honrar la memoria de este viejo amigo; como lo acaba de verificar en su importante mensaje del 27 de Diciembre pasado, y que como argentino me llena de verdadero orgullo, al ver la prosperidad, paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado. Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente, como igualmente a toda la Confederación Argentina. Que goce Ud. De salud completa y que al terminar su vida pública sea colmado del justo reconocimiento de todo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. este apasionado amigo y compatriota. QBSM (José de San Martín, B. Sur Mer, 6 de mayo de 1850)
NO LES DIO A LOS INGLESES el gusto de imponer sus reglas ni su librecomercio, para transformarnos en una colonia del imperio. Y NO LE DIO EL GUSTO A LOS FRANCESES, de venir a buscar glorias perdidas en otros lugares.
La ley de aduanas de 1835 impidió en “librecomercio” abierto y sin restricciones, e incentivó la incipiente industria en el interior, lo que fue agradecido en resoluciones de varias legislaturas provinciales. Respetó los derechos de los ingleses por el tratado de 1825, pero no les dejo las puertas abiertas a la libre navegación de los ríos, como si el Paraná fuera el Támesis. Y juntos y por separado, les hizo refregar el hocico en el polvo de la derrota, y desagraviar el pabellón nacional con 21 salvas de cañón.
“En un tiempo que estamos tan pobres de gloria y desde tanto tiempo. ¿el gobierno francés no debe aprovechar la ocasión de adquirir un poco de gloria? (Diputado Delisle en la Asamblea Nacional de Francia. 30-4-1850) JMR La Caída. T.1-225
“Debemos aceptar la paz que quiere Rosas, porque seguir la guerra nos resulta un mal negocio” (Dicho por Palmerston en el Parlamento Ingles al pedir la aprobación del tratado Southern-Arana)
“Rosas no ataca, pero sabe defenderse, y su política se halla encarnada en frases vulgares pero sentenciosas que acostumbra a repetir: "Quien me la hace, me la paga. Quien me busca me encuentra. Y al son que me tocan, bailo.” (De Angelis.Dic 1850) JMR t.1.230)
Mis queridos padres:
Francia e Inglaterra siempre conspiraron contra nuestro comercio y nuestro adelanto y sino a los hechos:
En 1845 llegó a Buenos la abrumadora intervención Anglofrancesa; se libró el combate de Obligado, que no es un episodio insignificante de la Historia Argentina, sino glorioso porque en él se luchó por la por la eterna argentinización del Río de La Plata por el cual luchaban Francia e Inglaterra por la política brasilera encarnada en el diplomático Vizconde de Abrantes.
Rosas con ser tirano, fue el más grande argentino de esos años y el mejor diplomático de su época, ¿no demostró serlo cuando en medio de la guerra recibió a Mr. Hood y haciendo amueblar lujosamente su casa dijo: Ofrézcansela al Mister, seguro de las ventajas que obtendría?
Nos demostró ser argentino y tener un carácter de hierro cuando después de haber fracasado diez plenipotenciarios ingleses consiguió más por su ingenio que por la fuerza de la República que en esa época constaba sólo con 800.000 habitantes; todo cuanto quiso y pensó de la Gran Bretaña y Francia; porque fue gobernante experto y él siempre sintió gran odio por Inglaterra porque ésta siempre conspiró contra nuestro Gran Río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas que fue el único gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie ni a la Gran Bretaña y Francia juntas y como les contestó no admitía nada hasta que saludasen al pabellón argentino con 21 cañonazos porque lo había ofendido; al día siguiente, sin que nadie le requiriera a la Gran Bretaña, entraba a los Pozos la corbeta de Harpy y, enarbolando el pabellón argentino al tope de proa, hizo el saludo de 21 cañonazos. Rosas ante todo fue patriota. (Original en Archivo de la Familia Perón. El teniente Perón escribía desde el Arsenal Esteban de Luca, lugar de su destino desde 1917)
“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. Justo José De Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. Del Autor. Bs. As. 1948.
“Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder.” (Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. tomo3 de la Historia de los Gob. De las Provincias Argentinas de A. Zinny, ed. 192º - cita de Raúl Rivanera Carlés, Rosas Pág. 13)
Rosas defendió con ahínco la independencia de la República Argentina, resistiendo a la intervención extranjera y la independencia de la provincia de Buenos Aires dentro de la Confederación de provincias argentinas, dijimos todo lo que puede decirse sobre sus principios. Todo lo demás era cuestión de oportunidad y acomodación de desarrollo y de presiones ejercidas primero y en un punto y luego en otro. Esto acaso explique los repetidos fracasos de sus enemigos, ya que ellos siempre tendieron a juzgarlo por sus declaraciones mas extremas y sus peores actos, lo cual les impidió apreciar sus condiciones para las negociaciones sagaces y solapadas. (H.S Ferns. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX.p.222)
Dice el Libertador …”que los argentinos no son empanadas que se comen con solo abrir la boca”, legando luego a Rosas en testamento su sable libertador de medio continente …..” El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”. San Martín 3er. Artículo del testamento. “Correspondencia entre San Martín y Rosas” de Font Ezcurra. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, N°46. Enero Marzo 1997. “...COMO ARGENTINO ME LLENA DE UN VERDADERO ORGULLO AL VER LA PROSPERIDAD, LA PAZ INTERIOR, EL ORDEN Y EL HONOR, restablecidos en nuestra querida Patria y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles en que pocos estados se habrán encontrado; deseo que al terminar su vida pública se vea colmado del justo reconocimiento del pueblo argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. éste su apasionado amigo y compatriota”. “Q.B.S.M.” (Que besa sus manos) Firmado San Martín. Carta de José de San Martín a Juan Manuel de Rosas desde Boulogne Sur Mer del 6 de mayo de 1850. Extraída del libro de Font Ezcurra “Correspondencia entre San Martín y Rosas”. Edit. Plus Ultra. Bs. As. 1965. Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas N° 46
ROSAS NO LE DIO EL GUSTO A LOS ILUMIDADOS unitarios y doctores que querían dictar una constitución, un “cuadernito”, aun en la anarquía como la de 1826 de Rivadavia, unitaria y centralista, que fue rechazada de plano por el interior. Firmó en cambio el Pacto Federal de 1831, que fue la primera “constitución”. Se negó tozudamente a promulgar el “cuadernito” que pretendían los unitarios.
Tanto en su época como posteriormente y por distintos historiadores, a Rosas se le recriminó “no haber querido constituir el país” y haberse negado a dictar una constitución. Rosas si embargo pensaba que debía organizarse bajo el “Pacto Federal” y recién cuando el país este libre de conflictos internos y dictadas las leyes provinciales, recién entonces dictar la Constitución Nacional. Sin esas condiciones previas, de nada serviría dictar “un cuadernito”. Para muchos eso solo era “una excusa del dictador”.
En febrero de 1873, Vicente G. Quesada y su hijo Ernesto visitan a Rosas en su destierro inglés. En la ocasión, esto es, veintiún años después de la batalla de Caseros, Rosas pasa revista a su gestión de gobierno y reitera su concepción del gobierno autocrático, de fuerza y paternal. “Señor –le dijo de repente mi padre-, celebro muy especial esta visita y no desearía retirarme sin pedirle que satisfaga una natural curiosidad respecto de algo que nunca pude explicarme con acierto. Mi pregunta es esta; desde que usted, en su largo gobierno dominó al país por completo, ¿Por qué no lo constituyó usted cuando eso le hubiera sido tan fácil, y sea dentro o afuera del territorio, habría podido entonces contemplar satisfecho su obra con el aplauso de amigos y enemigos? -Ah!- replico Rosas, poniéndose súbitamente grave y dejando de sonreír- lo he explicado ya en mi carta a Quiroga. Esa fue mi ambición, pero gasté mi vida y mi energía sin poderla realizar. Subí al gobierno encontrándose el país anarquizado, dividido en cacicazgos hoscos y hostiles entre si, desmembrado ya en parte y en otras en vías de desmembrarse, sin política estable en lo internacional, sin organización interna nacional, sin tesoro ni finanzas organizadas, sin hábitos de gobierno, convertido en un verdadero caos, con la subversión mas completa en ideas y propósitos, odiándose furiosamente los partidos políticos; un infierno en miniatura. La provincia de Buenos Aires tenia, con todo, un sedimento serio de personal de gobierno y de hábitos ordenados, me propuse reorganizar la administración, consolidar la situación económica, y poco a poco, ver que las demás provincias hicieran lo mismo. Si el partido unitario me hubiera dejado respirar, no dudo de que, en poco tiempo, hubiera llevado el país hasta su completa normalización; pero no fue ello posible, porque la conspiración era permanente y en los países limítrofes los emigrados organizaban constantemente invasiones. Fue así como todo mi gobierno se pasó en defenderme de esas conspiraciones, de esas invasiones y de las intervenciones navales extranjeras; eso insumido los recursos y me impidió reducir los caudillos del interior a un papel más normal y tranquilo. Además, los hábitos de anarquía, desarrollados en veinte años de verdadero desquicio gubernamental, no podían modificarse en un día. Todas las constituciones que se habían dictado eran de carácter unitario. Pero el reproche de no haber dado al país una constitución, me pareció siempre fútil porque no basta dictar “un cuadernito”, como decía Quiroga, para que se aplique y resuelva todas las dificultades; es preciso antes preparar al pueblo para ello, creando hábitos de orden y de gobierno, porque una constitución no debe ser el producto de un iluso sino el reflejo exacto de la situación del país. Nunca pude comprender ese fetichismo por el texto escrito de una constitución, que no se requiere buscar en la vida práctica sino en el gabinete de los doctrinarios; si tal constitución no responde a la vida real de un pueblo, será siempre inútil lo que sancione cualquier asamblea o decrete cualquier gobierno. El grito de “constitución”, prescindiendo del estado del país, es una palabra hueca”. (JM Rosas)
NO DESCONFIÓ LO SUFICIENTE DE URQUIZA
A pesar de ser Rosas un gaucho desconfiado, y de conocerle varias agachadas anteriores, era lo suficientemente “derecho” (Rosas, me refiero) como para que no le pudiera entrar que un general, un federal, y en definitiva un hombre, fuera capaz de vender su patria, su gloria, su reputación y su historia, por unos patacones. Ese error le costó (y nos costó) caro.
El imperio de Brasil que se caía en pedazos por sus propias luchas internas (abolición de la esclavitud, la revuelta de los "farraphos" en el estado de Río Grande, entre otras), comprometido en una declaración de guerra con la Confederación y en una guerra perdida antes de iniciarse, como último recurso para dar vuelta su comprometida situación, le hace llegar a Urquiza una propuesta de alianza o al menos que se mantenga al margen de la lucha. Urquiza “ofendido en su honor” le contesta por escrito al Imperio, haciendo además publicar su nota en el periódico El Federal Entre-Riano” :
“Yo, gobernador y capitán general de la provincia de Entre Ríos, parte integrante de la Confederación Argentina y general en jefe de su ejército de Operaciones que viese a ésta o a su aliada la República Oriental en una guerra en que por este medio se ventilasen cuestiones de vida o muerte vitales a su existencia y soberanía…..¿ como cree, pues el Brasil, como lo ha imaginado por un momento, que permanecería frío e impasible espectador de esa contienda en que se juega nada menos que la suerte de nuestra nacionalidad o de sus mas sagradas prerrogativas sin traicionar a mi patria, sin romper los indisolubles vínculos que a ella me unen, sin borrar con esa ignominiosa mancha todos mis antecedentes ?……Debe el Brasil estar cierto que el general Urquiza con 14 o 16 entrerrianos y correntinos que tiene a sus órdenes sabrá, en el caso que ha indicado, lidiar en los campos de batalla por los derechos de la patria y sacrificar, si necesario fuera, su persona, sus intereses y cuanto posee”
…y no contento con la sola respuesta, en el mismo periódico "El Federal Entre-Riano” hace publicar el editorial: ….”Sepa el mundo todo, que cuando un poder extraño nos provoque, ésa serla la circunstancia indefectible en que se verá al inmortal general Urquiza al lado de su honorable compañero el gran Rosas, ser el primero que con su noble espada vengue a la América” (Grande, don Justo)
Acto seguido, y patacones de por medio, asume su rol de traidor (que siempre fue) y se pasa al enemigo con todo el ejército de la Confederación, dándole así una victoria al Brasil, que sin imaginarlo, tenia la revancha de Ituzaingo, ganando la por medio de la “diplomacia” y las armas argentinas una guerra ya perdida.
Fue tan alevosa al traición, que ni los brasileros lo podían creer, y Pontes (diplomático brasilero) preguntaba: “¿ Pero obrará Urquiza de buena fe”? ...no será una comedia entre él y Rosas? ...!!! El general de los ejércitos de la Confederación ...!!! (...no lo podía creer...)
Cabe aclarar que los brasileros no declaraban la guerra porque “no se le animaban”, y era evidente que Rosas “se las tenia ganada sin pelear”.
Rosas estaba por retirarse del gobierno, y lo había pedido varias veces, pero ante la inminencia de la contienda, a Rosas la Legislatura (y mucha gente) que lo consideraban el único capaz de semejante cosa, aceptó la responsabilidad. La defección de Urquiza (comprada por varios millones de patacones), Jefe de la Vanguardia del ejercito de la Confederación, (que Rosas equipo hasta ultimo momento) decidió a los macacos a mezclarse en el furgón de cola del Ejercito Grande, (con boletinero disfrazado de
Francés y todo), y tomarse la revancha de Ituzaingo.
Ese error fatal, (el no desconfiar lo suficiente de Urquiza) llevó a Rosas a la derrota, y a expresar en su renuncia, a modo de disculpa, “si mas no hemos hecho, es que no hemos podido”
HT
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(Temario de HT)
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(03)LA SEGUNDA GUERRA ARGENTINO-BRASILERA; HISTORIA DE UNA TRAICIÓN.(arriba)
La historia oficial, oculta y deforma los verdaderos hechos y motivos de lucha en la Confederación desde 1828 a 1852. Los plantea como la lucha de unos iluminados unitarios exiliados en Montevideo, contra un tirano apoderado del poder por el terror. Esto no tiene nada que ver con la realidad.
Rosas asume el poder a pedido reiterado de la legislatura y luego de un plebiscito casi unánime. Su visión inteligente y global de la política internacional, le hace ver a Rosas claramente su enemigo en el imperio de Brasil y en una política liberal extranjerizante, representada localmente por los unitarios.
Los unitarios, con tal obtener el poder, no dudan en aliarse al extranjero y provocar todo tipo de intrigas. En Montevideo, secundados por Francia e Inglaterra apoyan a Fructuoso Rivera en contra de Oribe, presidente legal.
El Imperio de Brasil no perdía así su viejo sueño de anexar la “Cisplatina”, frustrado en Ituzaingo, y obtener territorios en la cuenca del Plata.
Rosas quería abandonar el cargo de gobernador por razones de salud, después de 20 años de intensa labor. Intuyendo la proximidad de la guerra con el Imperio, la legislatura insiste ante Rosas que no abandone el cargo, y Rosas nuevamente debe calzarse las botas en defensa de la Confederación.
Planteadas así las cosas, la segunda guerra Argentino-Brasilera estaba casi declarada. Faltaba la declaración formal de guerra, a la que no se animaba Brasil, que veía degradarse sus fuerzas en problemas internos. Derrotado el Imperio antes de comenzar, en vísperas de la guerra se produce el milagro brasilero: “La traición del general en jefe del ejercito argentino, que se pasa al enemigo con todo su ejercito completo”.
Solamente la mente enfermiza de nuestros popes de la historia, pueden ocultar o siquiera disimular semejante traición, casi en el mismo campo de batalla.
CASEROS - EL PRINCIPIO DEL FIN.
3 de Febrero de 1852
Caseros no fue una batalla de “federales” y “unitarios”. Fue la batalla de la segunda guerra Argentino-Brasilera. Fue la batalla de federales contra la alianza de brasileros y traidores. La lucha de unitarios y federales no fue solo una lucha interna. Se jugaba también la política de dominación inglesa en el Río de La Plata. San Martín lo supo desde el principio, y con motivo del ataque militar de Francia en 1939, le dice en carta a Rosas (10 de junio de 1839) “... Lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española: una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer...”.
Ante la segunda intervención imperialista de Francia e Inglaterra, San Martín en carta del 10 de abril de 1845 a Guido: “¡Qué me dice Ud. de la intervención que se anuncia de la Inglaterra, Francia y el Brasil, en nuestra contienda con la Banda Oriental!...ella se prolongará por un tiempo indefinido y por consiguiente perjudicial a los intereses de los beligerantes y neutrales...”.
Ya declarado el bloqueo imperialista a la Confederación Argentina, San Martín le escribe a Guido el 20 de octubre de 1845, en donde denuncia el atropello: “...es inconcebible que las dos más grandes Naciones del Universo se hayan unido para cometer la mayor y más injusta agresión que puede cometerse contra un Estado Independiente: no hay más que leer el manifiesto hecho por el enviado inglés y francés para convencer al más parcial la atroz injusticia con que han procedido: ¡La humanidad! Y se atreven a invocarla los que han permitido –por el espacio de cuatro años- derramar la sangre y cuando ya la guerra había cesado por falta de enemigos, se interponen no ya para evitar males sino para prolongarlos por un tiempo indefinido: usted sabe que yo no pertenezco a ningún partido: me equivoco, yo soy de Partido Americano, así que no puedo mirar sin el mayor sentimiento los insultos que se hacen a la América. Ahora más que nunca siento que el estado deplorable de mi salud no me permita ir a tomar una parte activa en defensa de los derechos sagrados de nuestra Patria, derechos que los demás estados Americanos se arrepentirán de no haber defendido o por lo menos protestado contra toda intervención de los Estados Europeos...”.
Muchos vieron que Caseros no era una guerra interna. Chilavert, (unitario) al enterarse que su patria sería invadida por tropas brasileñas al mando de Urquiza, abandonó su exilio montevideano y cruzó el río para ponerse a las órdenes del Restaurador, quien sabiendo de sus quilates de militar valiente y avezado, puso la artillería a su mando. Hubo muchos “pasados” al ejercito federal, a las puertas de Santos Lugares, como el batallón de Aquino entero, que veían su patria invadida por el imperio.
La batalla de Caseros, no fue solamente el fin de un gobierno, o de una “tiranía”. No fue una batalla de lucha interna. Fue el quiebre de la resistencia al imperio ingles. El punto de inflexión para la imposición del liberalismo. Después de Caseros, y especialmente después de Pavón, la influencia Británica experimentó un decidido avance en las relaciones internas argentinas y en su comercio exterior. (Ferns, H.S. Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX)
La desunión americana
El sueño de Bolívar y San Martín fue liberar América y hacer una gran patria hispanoamericana. En esa línea siguieron otros americanos, como Rosas. Pero a los ingleses no les convenía permitir la formación de un nuevo imperio hispanoamericano difícil de manejar y dominar, y preferían una cantidad de naciones menores, a quien pudiera imponer mas fácil su voluntad, su “comercio” y luego su “distribución internacional del trabajo”, donde Hispanoamérica fuera proveedora de materias primas y los ingleses devolviera los productos manufacturados por su industria a diez veces su valor. Tampoco permitirían que una nación dominara ambas márgenes del plata, y buscaron la creación de una región independiente en la banda oriental y la Mesopotamia.
Castlereagh (secretario de estado durante la invasiones inglesas) opinaba que respecto a la América del Sur “parece ser indispensable que no nos presentemos a ninguna otra luz que no sea aquella que nos muestre como auxiliares y protectores” no obstante lo cual no le impidió a los ingleses invadir dos veces Buenos Aires, hacer jurar fidelidad a su rey y llevarse el tesoro real para repartirse entre la oficialidad como botín de guerra.
“el particular interés que deberíamos tener aquí seria el de privar a nuestro enemigo de uno de sus recursos capitales y de abrir a nuestras manufacturas los mercados de ese gran continente” (Castlereagh)
"La cosa está hecha, el clavo está puesto. Hispanoamérica es libre y si nosotros no gobernamos tristemente nuestros asuntos, es inglesa". (George Canning. 1825).
El tratado anglo-argentino de 1825 establecía la “reciprocidad” para los habitantes de ambos estados de “…gozar respectivamente de la franquicia de llegar segura y libremente con sus buques de carga a todos aquellos parajes, puertos y ríos de dichos territorios….” como si los buques argentinos pudieran navegar por el Támesis para competir con los textiles ingleses. Este tratado, disfrazado de “reciprocidad”, simplemente garantizaba la protección de su comercio y justificaba la utilización de la fuerza si no se cumplía.
Dentro de esta política inglesa apoyaron sucesivamente a distintas naciones para debilitar a los fuertes induciendo guerras y resentimientos entre pueblos hermanos. Así fue como se hicieron y fomentaron las guerras de la triple alianza (brasil-argentina-Uruguay-paraguay) la guerra paraguayo-boliviana, chileno-peruana, argentino-boliviana, etc. etc.
La época rosista.
La ley de aduanas de 1835 impidió el “librecomercio” abierto y sin restricciones, e incentivó la incipiente industria en el interior, lo que fue agradecido en resoluciones de varias legislaturas provinciales. Respetó los derechos de los ingleses por el tratado de 1825, pero no les dejó las puertas abiertas a la libre navegación de los ríos, como si el Paraná fuera el Támesis.
“La disposición de los nuevos estados americanos es altamente favorable para Inglaterra. Si nosotros sacamos ventaja de esa disposición podremos establecer por medio de nuestra influencia en ellos, un eficiente contrapeso contra los poderes combinados de EEUU y Francia, con quienes tarde o temprano tendremos contienda” (Canning, el mismo con que honráramos con una calle de Bs.As., hoy Scalabrini Ortiz) y refiriéndose a la era napoleónica “Vuestra sea la gloria del triunfo, seguida por el desastre y la ruina; nuestro sea el tráfico sin gloria de la industria y la prosperidad creciente. La edad de la caballería ha pasado y le ha sucedido la edad de los economistas y calculadores”
Esta opinión de Canning no impidió a Inglaterra la utilización de la fuerza para forzar la libre navegación de los ríos interiores y el bloqueo de Bs.As. ni aliarse a Francia en el intento. Esta, que se prendería en la aventura en busca de glorias perdidas: “En un tiempo que estamos tan pobres de gloria y desde tanto tiempo. ¿el gobierno francés no debe aprovechar la ocasión de adquirir un poco de gloria? (Diputado Delisle en la Asamblea Nacional de Francia. 30-4-1850) JMR La Caída. T.1-225
“Es una política estrecha mirar a este o el otro país como destinados a ser los perpetuos aliados o los eternos enemigos de Inglaterra. No tenemos perpetuos aliados ni eternos enemigos. Nuestros intereses son lo perpetuo y lo eterno.” (Declaraciones de Lord Palmerston en el parlamento inglés durante el bloqueo anglo-francés al Río de la Plata, 1848)
Pero a Inglaterra y Francia no les seria fácil ni gratuito atropellar a la Confederación de Rosas. Ante una consulta escrita del comerciante inglés Jorge Federico Dickson, sobre una probable invasión terrestre, San Martín le contesta el 28 de diciembre de 1845 con el siguiente análisis: “...Bien es sabida la firmeza del carácter del Jefe que preside la República Argentina...con siete u ocho mil hombres de caballería...fuerza que con gran facilidad puede mantener el General Rosas, son suficientes para tener en un cerrado bloqueo terrestre a Buenos Aires, sino también impedir que un ejército europeo de 20.000 hombres, salga a más de treinta leguas de la capital, sin exponerse a una ruina completa por falta de recursos, tal es mi opinión y la experiencia lo demostrará a menos (como es de esperar) que el nuevo ministro inglés, no cambie la política seguida por el precedente...”. Esta carta a Dickson influyó en los ánimos y en los acontecimientos. San Martín, en carta a Guido del 10 de mayo de 1846 le expresa: “...ya sabía la acción de Obligado, de todos los interventores habrán visto que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que el abrir la boca...”
En la batallas de Vuelta de Obligado, Toneleros y Quebracho, la flota anglofrancesa recibirá suficientes daños para sentir la impotencia ante la posición férrea de Rosas: “Debemos aceptar la paz que quiere Rosas, porque seguir la guerra nos resulta un mal negocio” (Dicho por Palmerston en el Parlamento inglés al pedir la aprobación del tratado Southern-Arana)
Y juntos y por separado, les hizo refregar el hocico en el polvo de la derrota, y desagraviar el pabellón nacional con 21 salvas de cañón.
“Rosas no ataca, pero sabe defenderse, y su política se halla encarnada en frases vulgares pero sentenciosas que acostumbra a repetir: "Quien me la hace, me la paga. Quien me busca me encuentra. Y al son que me tocan, bailo.” (De Angelis.Dic 1850) JMR t.1.230)
“Si hemos de reconocer la verdad histórica convengamos que Rosas fue fiel ejecutor de las leyes de emisiones y seriamente económico dentro de las leyes de presupuesto. Durante su larga administración se quemaron fuertes cantidades de papel moneda y se amortizaron muchos millones de fondos públicos en el cumplimiento de las respectivas leyes. Esta conducta impidió la desvalorización del papel moneda colocó a la plaza en condiciones de fáciles reacciones en los momentos en que las vicisitudes de la guerra lo permitían. El comercio y el extranjero tenían confianza en la honradez administrativa del Gobernador”. (José Antonio Terry, “Contribución a la historia financiera”. En el centenario de mayo de 1910. Artículo en el diario La Nación y trascripto en su libro “Finanzas” 2da. Edición, pág. 442. Terry fue Ministro de L. Sáenz Peña, Roca y Quintana. )
Otra sería la historia después de Caseros.
El traidor
Urquiza no tuvo la visión suficiente para manejar la política “grande”. Genio militar y hábil comerciante, amasó una fortuna en una mezcla de negocios legales, turbios y “vendidas”. Había sido durante muchos años caudillo y gobernador de su provincia, pero poco había aprendido de política “grande”. Su falso orgullo, su ambición desmedida y sus delirios de grandeza, le impidieron ver los sutiles manejos de la política y la gran diplomacia tras bambalinas, sería conducido por la diplomacia inglesa y brasilera, como tonto al baño.
Egocéntrico al extremo, decoró su “Palacio San José” con escenas épicas de sus batallas, y al afeitarse tal vez viera reflejado en el espejo a mismísimo Alejandro, Cesar o Napoleón.
Vanidoso, desconfiado y celoso enfermizo desconfiaba hasta de su sombra y de sus íntimos y le provocaban furias incontenibles.
Coronado, (su secretario) relata que “Serían las dos de la tarde, cuando el general Urquiza se retiró a sus habitaciones después de concluir la comida, de donde momentos después salió con un rifle que tenía costumbre de cargar cada vez que entraba a la quinta y fue a sentarse a la glorieta, desde donde observaba con facilidad cuánto pasaba en el primero y segundo patio de San José… habiendo visto pasar al joven Franklin Bond Rosas del lado opuesto al que estaba alojado, el general se precipitó como una furia creyendo sin duda que sorprendería a Franklin en conversación con su señora con alguna de sus hijas…frenético como un loco se arrojó sobre el joven llenándole de improperios al mismo tiempo que lo amenazaba con el rifle. Franklin atacado de ese modo, y sin armas con qué defenderse, entró al cuarto inmediato, donde estaba leyendo el Señor Haedo, y el general entró atrás persiguiéndole con un encarnizamiento feroz, que bien pudo concluir en un asesinato, si el agredido no desvía prontamente el arma que el general le asestaba en el pecho… Todas las personas que se encontraban en San José salieron apresuradamente y se desparramaron por el campo llevadas por el terror unas, y por no presenciar tan repugnante escena otras… solo se oía el llanto y las lamentaciones de la esposa y personas de la familia del general que gritaban desde sus habitaciones, y cuyas voces se confundían con las desvergüenzas y blasfemias del general. La señora de Urquiza, llevando en brazos a un niño que gritaba a sus pechos, con los cabellos desgreñados y el rostro bañado en lágrimas se presentó en la secretaría… y entonces aquella hiena enfurecida que un momento antes lo habría devorado todo inclinó la cabeza, meditó, y se puso triste y pensativo” (Coronado, Misterios de San José).
Un verdadero caudillo de su provincia y seguido fielmente por sus paisanos, su permanente lucha interna fue conservar esa posición y su fortuna o asumir el papel de de patriota, “El Libertador” después de Caseros, “El padre de la Constitución” en 1852, “El grande y buen amigo” (Pedro II) “El grande hombre de América” (Alberdi) “El Washington de la América del Sur”(Mitre después de Pavón) Navegando con un pie en cada canoa se quería quedar con Rosas y coqueteaba con Verón de Astrada, buscaba la alianza de López para luchar contra Bs.As. y tramaba alianzas con Brasil para doblegar a López, a quien pedía sus vapores para poder ir contra Bs.As. pero ofrecía ayuda a Ingleses para vengarse de López ante la negativa de este y se ofrecía como mediador ante norteamericanos para ganarse su apoyo. Se llamaba federal pero contemporizaba con los liberales sin poderlos manejar, se decía patriota pero ofrecía su ejercito a brasil por unos patacones y su propia gloria.
Lo perdió su orgullo y sus delirios de grandeza. Enredado en las palabras de alabanzas que no le dejaban ver la realidad, vapuleado por una politiquería que no entendía, optó por retirase a su feudo personal a cuidar de su fortuna y su gloria.
Durante el primer bloqueo Francés y el posterior boqueo Anglo-francés, ya había estado coqueteando con el enemigo, con ganas de “pronunciarse” para formar una república independiente en la Mesopotamia (Entre Ríos y Corrientes, y tal vez Paraguay y la Banda Oriental), con él como “Supremo”, lo que le valió algunas “apretadas de bolas” por parte de Rosas, como aquella a raíz del Tratado de Alcaraz. En cada “agachada” contra Rosas, obtenía algún beneficio de Rosas, que sabiendo con que bueyes araba, le daba soga o la tiraba con habilidad, sin cortar la cuerda. Sin embargo, con motivo de la guerra con Brasil, (que la Confederación tenia ganada de antemano) calculó mal Rosas, y nunca pensó que Urquiza tiraría por la borda su “patriotismo Federal”, su honra y hasta su “memoria póstuma”, y se pasaría al bando enemigo con todo el ejercito de la Confederación, por unos patacones y una gloria que nunca obtuvo ni supo obtener.
Posteriormente a Caseros, vapuleado por unitarios, masones y doctores, brasileros, ingleses y hasta por López, su compadre, finalmente se “borraría” en Pavón, tal vez desilusionado, cansado o “vendido”, y se retiraría a su palacio de San José a disfrutar de su fama y su fortuna hasta morir a manos de López Jordán, sin poder llevarse a la tumba ni un patacón de los muchos que habría cobrado en varias traiciones. Apenas si le quedaría alguna fama que lograron salvarle los “historiadores oficiales”, para la posteridad, y algunos nombres de calles o monumentos, como el mal ubicado donde fuera la estancia privada de Juan Manuel. (Av. Figueroa Alcorta y “Sarmiento”, nada menos)
Pero de poco le sirvieron los patacones “que supo conseguir” ni la gloria “que no supo conservar”, y a poco tiempo de Caseros ya estaba arrepentido y con ganas de llamarlo a Rosas a que venga a “sacarle las papas del fuego” : “Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Mayo de 1852. Urquiza al representante inglés Gore, al partir para reunirse para el encuentro de San Nicolás. (J. M. Rosa Hist.Arg.. Tomo VI. P.34) Pero ya era tarde y la macana estaba hecha. Rosas, vencido por el tiempo, por la agobiante tarea personal durante 20 años de gobierno, y por el conjunto de unitarios y vendepatrias, por brasileros, ingleses, franceses y traidores había sido derrotado en Caseros y se había retirado al exilio diciendo al renunciar: “si mas no hemos hecho, es que no hemos podido”. Ya no querría volver, aunque se lo pidiera Urquiza ni los Federales que quisieron traerlo por una revolución, a la que Rosas nunca se hubiera adherido “contra un gobierno legalmente constituido”
Urquiza quiso corregir su error en parte y levantó la confiscación de los bienes personales de Rosas, (que hizo y tuvo antes de ser gobernador) y que permitió a Terrero vender la estancia “San Martín” de Rosas (los demás bienes volverían a confiscarlos los unitarios, entre otras cosas para pagarle a los bonoleros) y hasta le mando unos pocos pesos a Inglaterra (que Rosa tuvo la amabilidad de agradecerle). Pero ya era tarde, y Rosas estaba en su granja de Inglaterra, retirado de la política, viviendo modestamente de su trabajo personal y ordenando sus papeles para el juicio de la historia.
“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. (1858. Justo José de Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. Edic. del Autor. Bs. As. 1948.) Precisamente fue Urquiza “quién quiso arrebatarle la gloria, pero no pudo”
1851 - La Traición
El imperio de Brasil que se caía en pedazos por sus propias luchas internas (abolición de la esclavitud entre otras), comprometido en una declaración de guerra con la Confederación y en una guerra perdida antes de iniciarse, como último recurso para dar vuelta su comprometida situación, le hace llegar a Urquiza una propuesta de alianza, o al menos que se mantenga al margen de la lucha. Urquiza “ofendido en su honor” le contesta por escrito al Imperio, haciendo además publicar su nota en el periódico El Federal Entre-Riano”:
“Yo, gobernador y capitán general de la provincia de Entre Ríos, parte integrante de la Confederación Argentina y general en jefe de su ejército de Operaciones que viese a ésta o a su aliada la República Oriental en una guerra en que por este medio se ventilasen cuestiones de vida o muerte vitales a su existencia y soberanía…¿como cree, pues el Brasil, como lo ha imaginado por un momento, que permanecería frío e impasible espectador de esa contienda en que se juega nada menos que la suerte de nuestra nacionalidad o de sus más sagradas prerrogativas sin traicionar a mi patria, sin romper los indisolubles vínculos que a ella me unen, sin borrar con esa ignominiosa mancha todos mis antecedentes?…Debe el Brasil estar cierto que el general Urquiza con 14 o 16 entrerrianos y correntinos que tiene a sus órdenes sabrá, en el caso que ha indicado, lidiar en los campos de batalla por los derechos de la patria y sacrificar, si necesario fuera, su persona, sus intereses y cuanto posee”
…y no contento con la sola respuesta, en el mismo periódico El Federal Entre-Riano” hace publicar el editorial:”Sepa el mundo todo, que cuando un poder extraño nos provoque, ésa será la circunstancia indefectible en que se verá al inmortal general Urquiza al lado de su honorable compañero el gran Rosas, ser el primero que con su noble espada vengue a la América”
Acto seguido, y patacones de por medio, asume su rol de traidor (que siempre fue) y se pasa al enemigo con todo el ejército de la Confederación, dándole así una victoria al Brasil, que sin imaginarlo, tenia la revancha de Ituzaingo, ganando por medio de la “diplomacia” y con las armas argentinas, una guerra ya perdida.
Fue tan alevosa al traición, que ni los brasileros lo podían creer, y Pontes (diplomático brasilero) preguntaba: “¿Pero obrará Urquiza de buena fe”?…no será una comedia entre él y Rosas? …!!! El general de los ejércitos de la Confederación…!!! (...no lo podía creer…)
Al igual que “el milagro de la casa de Brandeburgo”, la traición de Urquiza produjo “el milagro de la casa de Braganza” El zarevich que entregó los planes de la batalla para derrotar a su propio ejército, pese a su demencia, fue estrangulado por los soldados en la fortaleza de Ropcha; el traidor Urquiza en cambio, cuenta con monumentos en su memoria.
Los patacones
El Brasil fue la segunda potencia, después de los ingleses, que desfiló triunfante por Buenos Aires. Después de “a Batalha de Monte-Caseros”, las tropas de Don Pedro II. demoraron su desfile por las calles de Buenos Aires desde el día 3 hasta el 20 de febrero para poder conmemorar así con la derrota de la Confederación lo que se llamó “el desquite de Ituzaingó” a los 25 años de la derrota imperial. Caxias remitió el 12 de febrero de 1852 el parte de batalla a su ministro de Guerra, Souza e Mello:
“... Cúmpleme comunicar a V. E., para que lo haga llegar a S.M. el emperador, que la citada 1a. División, formando parte del Ejército Aliado que marchó sobre Buenos Aires, hizo prodigios de valor recuperando el honor de las armas brasileñas perdido el 20 de febrero de 1827.” (Es decir, la fecha de la batalla de Ituzaingó, victoriosa para las tropas argentinas) No es de extrañar entonces que, a pesar de que la derrota de Rosas fue el 3 de febrero, el ingreso triunfal de las tropas de la alianza argentino-brasileras se haya producido recién el 20. Sin duda se trató de una imposición de los brasileños que Urquiza acató.
“... nosotros estamos en el Brasil en la dulce ilusión de que la División brasileña de Manuel Marques de Souza fue la que decidió en verdad la batalla de Caseros. Y aún cuando su papel no hubiera sido el principal, el Vizconde de Porto Alegre fue uno de los vencedores de la guerra y pudo ser llamado por Jourdan vencedor, sin exagerar, como lo hace. Sabemos perfectamente que no habiendo derrotado nunca un general argentino nuestras tropas en los suburbios de Río de Janeiro, y desfilado en ésta triunfalmente con sus tropas a banderas desplegadas, al compás de la música, aunque fuera junto a revolucionarios nuestros, no es nada agradable para nuestros amabilísimos vecinos que el Vizconde de Porto Alegre haya conseguido esa gloria” (A Guerra do Rosas, 143-144)
El jefe argentino pareció arrepentirse e inconsultamente decide que el desfile se hará el 19, pero su par brasileño se mantiene firma “A victoria desta campanha e uma vitoria de Brasil, e a Divisao Imperial entrará em Bs As com todas as honras que lhe sao devidas quer V.Exia ache conveniente o nao” Urquiza intenta una última estrategia para evitar el desdoro ante sus compatriotas de desfilar al frente de tropas extranjeras. Informa erróneamente la hora del desfile. Inicia la marcha con un malhumor que sostendrá durante toda la ceremonia, montado en un caballo con la marca de Rosas, al que Sarmiento califica de “magnífico”. Para consternación de los unitarios luce un ancho cintillo punzó en la solapa, reivindicándose como Federal. Ni siquiera irá al estrado donde era esperado por autoridades, diplomáticos y notables, quizás para que la ceremonia terminase lo antes posible, antes de que las tropas imperiales iniciaran su desfile triunfal” (Pacho O´Donnell; El Águila Guerrera)…Por lo visto Urquiza se arrepintió enseguida de lo que hizo.
Caxias y Marques de Souza quisieron llevarse de Buenos Aires los trofeos de Ituzaingó que se guardaban en la catedral. Urquiza en un primer momento tuvo que aceptar y si no se llevaron los trofeos, fue simplemente porque al Emperador Don Pedro le pareció de demasiado:
“Tocar esas reliquias sería impopularizarse, justificar una sublevación del sentimiento, herir una legítima susceptibilidad nacional que al gobierno imperial no conviene”, le habría dicho a Andrés Lamas. (Pedro S. Lamas, Etapas de una gran política)
Algunos días Después de Caseros (el día 9) y algunos días antes del desfile, se había producido un hecho significativo: Honorio, el representante del Emperador del Brasil, concurre a Palermo el día 9 para entrevistarse con el vencido de Caseros. Pero siente tanta repugnancia por los cadáveres que cuelgan por doquier, pudriéndose entre el follaje de los árboles, que decide regresar al día siguiente. Entonces se produce un áspero diálogo cuando el brasileño le recuerda las concesiones territoriales que Argentina debía hacer por el apoyo recibido.
Es notorio la tergiversación de los hechos: “la traición de Urquiza para salvar al Imperio”, ahora era la “ayuda del Imperio a la Confederación”. Realmente Urquiza, además de traidor, fue un cretino.
Urquiza, rabioso, responde que es Brasil el que le debe a él, pues “Rosas hubiera terminado con el Emperador y hasta con la unidad brasileña si no fuera por mi” …También… “Si yo hubiera quedado junto a Rosas, no habría a estas horas Emperador”
Honorio (el brasileño) se retira ofendido. Pero días más tarde recibirá la visita de Diógenes Urquiza, hijo de don Justo José, quien en nombre de su padre le pide 100.000 patacones y además “el compromiso de contar con esa subvención en adelante”, según informa Honorio a su gobierno. Y agregará “Atendiendo a la conveniencia de darle en las circunstancias actuales una prueba de generosidad y de deseo de cultivar la alianza, entendí que no podía rehusarle el favor” (Pacho O´Donnell; El Águila Guerrera)…lerdos para pedir algunos “héroes” de la historia oficial.
Urquiza fue “comprado” por el Brasil para que traicionara a su Patria en ese 1852 —cosa que atestigua el mismo Sarmiento, quien escribe el 13.10.1852 a Urquiza desde Chile y le enrostra:
“Yo he permanecido dos meses en la corte de Brasil, en el comercio casi íntimo de los hombres de estado de aquella nación, y conozco todos los detalles, general, y los pactos y transacciones por los cuales entró S. E. en la liga contra Rosas. Todo esto, no conocido hoy del público, es ya del dominio de la Historia y está archivado en los ministerios de Relaciones Exteriores del Brasil y del Uruguay.” (...) “Se me caía la cara de vergüenza al oírle a aquel Enviado (Honorio Hermeto Carneiro Leão, o Indobregavel) referir la irritante escena, y los comentarios: "¡Sí, los millones con que hemos tenido que comprarlo para derrocar a Rosas! Todavía después de entrar a Buenos Aires quería que le diese los cien mil duros mensuales, mientras oscurecía el brillo de nuestras armas en Monte Caseros para atribuirse él solo los honores de la victoria." (Domingo Faustino Sarmiento, Carta de Yungay, 13.10.1852)
Puede ver tambien : El milagro de Braganza ó la Traición de Urquiza.
LA BATALLA DE CASEROS
El ejército invasor, fuerte de 25.000 hombres, al mando de Urquiza, estaba compuesto por fuerzas brasileras, uruguayas, entrerrianas y correntinas. Participaba Mitre y Sarmiento como boletinero del ejercito, vestido con uniforme francés.
La historia oficial calla el hecho de que fue una invasión extranjera, rechazada por el grueso de la población de la campaña.
“...en la noche del 1° de febrero se pasaron de los aliados al campamento de Santos Lugares como 400 hombres, los cuales fueron recibidos entre las aclamaciones de sus antiguos compañeros. El mismo espíritu de decisión a favor de Rozas mostraba las poblaciones de Buenos Aires, movidas por cierto atavismo encarnado en sentimientos enérgicos, que vivían al calor del esfero común iniciado en la adversidad e incontrastablemente mantenido entre los rudos vaivenes de la lucha. Los que formaban en el ejército creían defender el honor nacional contra un extranjero que invadía la patria. ¿Sería esto pura poesía? Es la poesía del honor, el cual no tiene más que un eco para la conciencia individual. Las gentes de las campañas no veían más que el hecho inaudito de la invasión del imperio del brasil y rodeaban a Rozas en quien personificaban la salvación de la patria.”(Adolfo Saldías, Historia de la Confederación Argentina.t.III.p.345.Eudeba.Bs.As.1978)
El jefe de la división oriental del ejército aliado general Cesar Díaz: “Los habitantes de Luján manifestaban hacia nosotros la misma estudiada indiferencia que los del Pergamino; y a los signos exteriores que con estos habían hecho conocer su parcialidad por Rozas. Agregaban otras acciones que denotaban con bastante claridad sus sentimientos. Exageraban el número y calidad de las tropas de Rozas, traían a la memoria todas las tempestades políticas que aquel había conjurado, y tenían por cosa averiguada que saldría también victorioso del nuevo peligro que lo amenazaba” (Memorias. Cit. por A. Saldias. Hist. de la Confederación Argentina)
Aunque tarde, el mismo Urquiza antes de la batalla se dio cuenta del error que estaba cometiendo. El mismo general Díaz relata las impresiones de Urquiza cuando concurre a su campamento: “Fui a visitar – dice Díaz - al general Urquiza y lo encontré el la tienda del mayor general. Se trató primero de la triste decepción que acabábamos de experimentar respecto del espíritu de que habíamos supuesto animado a Buenos Aires. Hasta entonces no se nos había presentado un pasado.” “Si no hubiera sido, dijo el general, el interés que tengo en promover la organización de la República, yo hubiera debido conservarme aliado a Rozas, porque estoy persuadido que su nombre es muy popular en esta país.” Y el general Díaz agrega: “Si Rozas era públicamente odiado, como se decía, o más bien, si ya no era temido, ¿Cómo es que dejaban escapar tan bella ocasión de satisfacer sus anhelados deseos? ¿Cómo es que se les veía hacer ostentación de un exagerado celo en defensa de su propia esclavitud? En cuanto a mi, tengo una profunda convicción, formada por los hechos que he presenciado, de que el prestigio del poder de Rozas en 1852 era tan grande, o talvez mayor, de lo que había sido diez años antes, y que la sumisión y aún la confianza del pueblo en la superioridad de su genio no le habían jamás abandonado.” (Adolfo Saldías, Historia de la Confederación Argentina. t.III.p.345.Eudeba.Bs.As.1978)
El general en jefe del ejército federal, Pacheco, con órdenes y contraórdenes dudosas, permite que el ejército de invasor, al mando de Urquiza, avance sin inconvenientes hasta Morón. Retrocede las tropas federales dejando sin apoyo a Hilario Lagos. Cuando Urquiza repasa el arroyo de Márquez casi sin ser molestado, Rosas, irritado ante Reyes dirá “Si no puede ser, si no puede ser que el general Pacheco desobedezca las órdenes del gobernador de la provincia”.
Las actitudes contradictorias de Pacheco difícilmente puedan atribuirse a inexperiencia, y se sospecha de traición y entendimiento con Urquiza. Inexplicablemente Rosas conserva en su puesto a Pacheco, hasta que renuncia la tarde anterior a la batalla: “está loco” - dice Rosas - “Pacheco está loco”
La noche del 31 de enero de 1852 se reúnen los jefes federales para discutir la situación. Ya que Urquiza declara que él hace la guerra exclusivamente a Rosas, algunos proponen el retiro de Rosas y proponerle a Urquiza que desaloje e los brasileros del territorio nacional y retroceda su ejército, pero la mayoría sostuvo que sería deshonroso para las armas de la paria esto que parecería una capitulación ante los imperiales. Enterado Rosas de lo sucedido la noche del 31 de enero, dijo que no haría cuestión de su persona ni de su cargo si los jefes resolvían en ese sentido, si bien apelaría como simple ciudadano a la opinión de la provincia para desalojar a los imperiales invasores. “En caso contrario su honor y sus deberes de gobernante lo llamaban a dirigir la batalla a que lo obligaba el ejército invasor”. Prevalece esta última resolución.
Toma entonces la palabra Chilavert. (Adolfo Saldías reconstruye sus palabras sobre la de informes verbales del coronel Bustos, uno de los jefes presentes). Comenzó diciendo que el bien de la patria podría llevar al hombre mejor intencionado hasta donde el deber inflexible del honor se levantase para condenarlo. Que el deber de defender la patria como el amor a la siempre, siempre bendita madre, no se discutía en su inexorable indivisibilidad; porque de discutirse, los sagrados vínculos del corazón que forman la esencia de la vida y los eternos preceptos de la moral, quedarían a merced de los más protervos para violarlos y para enseñar a violarlos. Que tanto era así que sus nobles compañeros habían vuelto sobre una resolución que creyeron digna, a impulsos del honor patrio. Que pensaba pues que no había discusión sobre si se debía combatir. Que él no sabría donde esconder la espada si había de envainarla sin combatir con el enemigo que estaba enfrente. Que en cuanto a él, acompañaría al gobierno de su patria hasta el último instante; porque así era cien veces gloriosa para él la muerte al pié de sus cañones combatiendo, como cien veces vergonzoso las concesiones de un enemigo que se creía vencedor cuanto por boca de aquellos debía resonar todavía la gran voz de la patria, la voz del honor. “La suerte de las armas – agregó Chilavert – es variable como los vuelos de la felicidad que el viento de un minuto lleva del lado que menos se pensó. Si vencemos, entonces yo me hago el eco de mis compañeros de armas para pedirle al general Rozas que emprenda inmediatamente la organización constitucional. Si somos vencidos, nada pediré al vencedor; que soy suficientemente orgulloso para creer que él pueda darme gloria mayor que la que puedo darme yo mismo, rindiendo mi último aliento bajo la bandera a cuya honra me consagré desde niño.”
Las sentidas palabras de Chilavert provocaron el entusiasmo de sus compañeros por la defensa del honor de sus armas. Por su parte Rosas alargándole la mano le dijo:
“Coronel Chilavert, es usted un patriota; esta batalla será decisiva para todos. Urquiza, yo o cualquier otro que prevalezca, deberá trabajar inmediatamente la Constitución nacional sobre las bases existentes. Nuestro verdadero enemigo es el Imperio del Brasil, porque es Imperio”
Luego Chilavert analiza las posiciones de ambos ejércitos y evalúa las acciones a seguir: “Urquiza, en vez de conservar su comunicación con la costa norte con la escuadra brasilera y, por consiguiente, con las fuerzas brasileras que guarnecen la Colonia, ha cometido el error de internarse por la frontera oeste de Buenos Aires, aislándose completamente de sus recursos y sin asegurar la retirada en caso de un desastre. Probablemente, al proceder de un modo tan contrario a la estrategia, se ha dejado arrastrar demasiado de la seguridad que le daban de que las poblaciones y la opinión se pronunciarían a favor de los aliados a medida que estos avanzasen, dejando a su retaguardia poderosos auxiliares de su cruzada. Pero no sabemos de un solo pronunciamiento a favor de los enemigos: por lo contrario, desde que pasó el Paraná hasta el día de ayer, y por regimientos, por escuadrones y por partidas más o menos numerosas, se han pasado del enemigo a nuestro campo aproximadamente 1.500 hombres. El enemigo está frente a nosotros, es cierto, pero está completamente aislado, en un centro que le es hostil, en una posición peligrosísima para un ejército invasor, y de la cual nos debemos aprovechar. Cuantos más días transcurran tanto más fatales serán para el enemigo cuyas filas se clarearán por la deserción”
Agrega Chilavert que “Pienso que no debemos aceptar la batalla de mañana como tendrá que suceder si nos quedamos aquí, que, por el contrario nuestras infanterías y artillerías se retiren rápidamente esta misma noche a cubrir la línea de la ciudad, tomando las posiciones convenientes; que, simultáneamente, nuestras caballerías en numero de 10.000 hombres salgan por la línea del norte hasta la altura de Arrecifes y comiencen a maniobrar a retaguardia del enemigo, corriéndose una buena división hacia el sur para engrosarse con las fuerzas de este departamento, y manteniendo la comunicación con las vías donde pueden llegarnos refuerzos del interior. Es obvio que el enemigo no tomará por asalto la ciudad de Buenos Aires ni cuenta con los recursos necesarios para intentarlo con probabilidades serias, ni los brasileros consentirían en marchar a un sacrificio seguro. Y entonces una de dos: o el enemigo avanza y pone sitio a la ciudad, o retrocede hacia la costa norte a dominar esta línea de sus comunicaciones y en busca de sus reservas estacionadas en la costa oriental. En el primer caso militan con mayor fuerza las causas que deben destruirlo irremisiblemente. En el segundo caso, nosotros quedamos mucho mejor habilitados que ahora para batirlo en marcha y en combinación con nuestras gruesas columnas de caballería a las que podremos colocar ventajosamente. Y en el peor de los casos, no somos nosotros sino el enemigo quien pierde con la operación que propongo, pues para nosotros los días que transcurren nos refuerzan y a él lo debilitan” (Adolfo Saldias. Historia de la Confederación Argentina. t.III.p.348. Eudeba.Bs.As.1978)
El plan de Chilavert además protegía a la ciudad de un probable ataque de los 4000 mercenarios alemanes al servicio de brasil, que esperaban su oportunidad en Colonia.
Las opiniones de Chilavert eran incluso compartidas por algunos jefes, mientras otros preferían dar la batalla. El propio Rosas lo asemejaba a la situación de 1840 cuando Lavalle tuvo que retrotraer fatalmente desde las puertas de Buenos Aires. No obstante esta opinión, Rosas decide dar la batalla y esa misma noche recorre el campo con los jefes para determinar las posiciones. “El general – dice el mayor Reyes – se mostró muy conforme del modo que se habían expresado los coroneles Díaz y Chilavert, agregando que a pesar de estar muy satisfecho de la exactitud de las observaciones de ambos, era necesario dar la batalla al día siguiente si el enemigo atacaba como lo creía” ¿Fue un error de Rosas, el jugarse al todo o nada en una batalla, en vez de seguir la táctica propuesta por Chilavert? ...nadie puede decirlo.
Dispuestos los ejércitos sobre el campo de Caseros, Rosas recorre sus líneas entre aclamaciones y se detiene en el centro, dirigiéndose a Chilavert “Coronel, sea usted el primero que rompa sus fuegos contra los imperiales que tiene a su frente” Es evidente que para Rosas, era la guerra contra el Imperio... Y tenía razón.
Se combate encarnizadamente durante el día, con resultados dispares para ambos ejércitos. Finalmente, destruida el ala izquierda del ejecito federal, y dispersa el ala derecha, Rosas comprende su derrota, y acordándose de Chilavert ordena el repliegue del centro del ejército hacia la ciudad. Se da el hecho singular que durante la maniobra, un disperso pasa al galope frente a Rosas, que pide al trompa “Déme la boleadoras”y midiéndolas con los brazos extendidos, las lanza boleándole las patas delanteras del caballo del soldado que huía: “todavía tengo buen pulso”.
El ejército invasor intenta envolver el centro en retirada, contra la muralla que representan los coroneles Díaz y Chilavert. Este dispara hasta sus últimas municiones de artillería contra las columnas brasileras, haciendo inclusive juntar los proyectiles del campo. Ya sin municiones, apoyado en uno de los cañones, fuma displicentemente esperando que vinieran a hacerlo prisionero. No se estaba rindiendo. Solamente aceptaba el resultado de la contienda.
Se da un hecho singular: al tomar los aliados el hospital, asesinan al medico Claudio Cuenca, que no siendo federal, asistía a los heridos.
Rosas con una guardia se retira del campo, en dirección a Matanzas. En un momento gira a la izquierda y en un recodo aparece otra fuerza enemiga. Luego de un nutrido tiroteo y rechazados los perseguidores, Rosas ordena a los soldados que se dispersen. Con su asistente llega hasta el estanco de Montero, al sudoeste de puente Alsina, y de ahí hasta el Hueco de los Sauces, hoy plaza 29 de noviembre, donde se apea y redacta su renuncia:
“Señores representantes: Es llegado el caso de devolveros la investidura de gobernador de la provincia y la suma del poder con que os dignasteis honrarme, Creo haber llenado mi deber como todos los señores Representantes, nuestros conciudadanos, los verdaderos federales y mis compañeros de armas. Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra independencia, de nuestra integridad y nuestro honor es porque más no hemos podido. Permitidme, H.H.R.R. que al despedirme de vosotros, os reitere el profundo agradecimiento con que os abrazo tiernamente; y ruego a Dios por la gloria de V.H. de todos y cada uno de vosotros. Herido en la mano derecha y en el campo, perdonad que os escriba con lápiz esta nota y de una letra trabajosa. Dios guarde a V.H.”
DESPUÉS DE CASEROS
Inmediatamente después de caseros comienzan las matanzas. Chilavert sería uno de los inmolados con saña y desvergüenza.
Enterado Urquiza de la rendición de Chilavert, ordena que sea conducido a su presencia. Ante su ademán, sus colaboradores se retiran dejándolos a solas.
No hay testigos, pero algunos conjeturan lo que ocurrió: el vencedor de Caseros habrá reprochado a Chilavert su deserción del bando antirosista. Chilavert le habrá respondido que allí había un solo traidor: quien se había aliado al extranjero para atacar a su patria.
Urquiza habrá considerado que no eran momentos y circunstancias para convencer a ese hombre que lo miraba con desprecio, de que todo recurso era válido para ahorrarle a su patria la continuidad de una sangrienta tiranía. Pero algo más habrá dicho Chilavert. Quizá referido a la fortuna de don Justo, de la que tanto se murmuraba. El Entrerriano abre entonces la puerta con violencia, desencajado, y ordena que lo fusilen de inmediato. (El águila Guerrera; Pacho O´Donnell)
En los días siguientes fusiló al batallón de Aquino completo, desde oficiales hasta el último soldado y los colgó de los árboles de Palermo. El representante ingles que visita a Urquiza en Palermo vuelve impresionado del espectáculo de cadáveres colgando varios días de los árboles de Palermo.
El general Cesar Díaz, jefe del ala izquierda del ejército de Urquiza, relata en sus memorias:
“Un bando del general en jefe había condenado a muerte al regimiento del coronel Aquino, y todos los individuos de este cuerpo que cayeron prisioneros fueron pasado por las armas. Se ejecutaban todos los días de a diez, de a veinte y más hombres juntos. Los cuerpos de la victimas quedaban insepultos, cuando no eran colgados en algunos de los árboles de la alameda que conduce a Palermo. Las gentes del pueblo que venían al cuartel general se veían a cada paso obligadas a cerrar los ojos para evitar la contemplación de los cadáveres desnudos y sangrientos que por todos lados se ofrecían a sus miradas; y la impresión de horror que experimentaban a la vista de tan repugnante espectáculo trocaba en tristes las halagüeñas esperanzas que el triunfo de las armas aliadas hacía nacer. Hablaba una mañana una persona que había venido a la ciudad a visitarme, cuando empezaron a sentirse muchas descargas sucesivas. La persona que me hablaba, sospechando la verdad del caso me preguntó “¿Que fuego es ese?” “Debe ser ejercicio”, respondí yo sencillamente, que tal me había parecido; Pero una persona que sobrevino en ese instante y que oyó mis últimas palabras, “Que ejercicio, ni que broma – dijo – si es que están fusilando gente”(Memorias inéditas del general Cesar Díaz. P.307. cit.por A.Saldias.t.III.p357) Nótese que esta salvajada de Urquiza es relatada por un general de su propio ejercito, lo que libra al testimonio de toda sospecha de falsedad.
Poco le duraría a Urquiza la alegría del triunfo traidor. Inmediatamente empezaron las presiones inglesas, las exigencias brasileras y las conspiraciones unitarias.
Urquiza había fijado la entrada triunfal para el día 8, después la postergó para el 19 y finalmente lo hizo el 20 de febrero, de poncho y galera con cinta punzó y montado “en un magnifico caballo con recado” (Sarmiento) con la marca de Rosas, y con el peor malhumor. Hasta mintió la hora del desfile (las 13 en vez de las 12) para que no participen las tropas brasileras, que finalmente lo hicieron por las calles de Bs.As. con la bandera verde-amarilla. Se escucharon silbidos a su paso.
Urquiza desfiló casi al galope, como para terminar de una vez. En la esquina de corrientes, la madre del coronel Paz, (inmolado en Vences), le grita ¡Asesino!. Según Sarmiento “por gravedad o encogimiento, el general afectaba una tiesura imperturbable sin volver la cabeza a uno u otro lado. Permaneció serio y como y empacado” en la recoba y se negó a ir al estrado de la catedral donde los esperaban las autoridades y diplomáticos.
Durante la batalla de Caseros, el ejército de la Confederación concentró su fuego sobre las tropas brasileras (su verdadero enemigo) y aunque la participación de estas no fue decisiva, Caxias remitió el 12 de febrero de 1852 el parte de batalla a su ministro de Guerra, Souza e Mello: “... Cúmpleme comunicar a V. E., para que lo haga llegar a S.M. el emperador, que la citada 1a. División, formando parte del Ejército Aliado que marchó sobre Buenos Aires, hizo prodigios de valor recuperando el honor de las armas brasileñas perdido el 20 de febrero de 1827.”—
En una recepción en Palermo, ante las exigencia del representante brasileño Honorio, Urquiza le enrostró en publico “Rosas hubiera terminado con el emperador y hasta con al unidad brasileña si no fuera por mi” a lo que Honorio le replica que “si existen peligros para el gobierno imperial en insurrecciones internas, éstas no hubieran ocurrido habiendo una guerra exterior”. Para que las cosas no pasen a mayores, el brasileño le reconoce “en gran parte las ventajas obtenidas por Brasil en esta guerra son debidas a V.E.”, y Urquiza asegura ser “el mejor aliado y amigo de los brasileños”.
Al día siguiente el hijo de Urquiza va a cobrar los 100.000 patacones (1.700.000 pesos) prometidos por brasil (Informe confidencial de Honorio, 4-4-1852, Archivo Itamaraty) y el 1º de marzo, ante las tropas brasileñas que se embarcaban, desenvainando la espada promete “que jamás la desenvainará contra el emperador”, y le mandó de regalo el caballo motado en caseros como “presente íntimo a S.M. que le hace el general que más contribuyó para la victoria”
Al fin y al cabo tendría razón el diplomático Paulino cuando el 11 de marzo de 1851 le informaba por nota a Silva Pontes que, caído Rosas, “Garzón y Urquiza no tendrían remedio sino apoyándose en Brasil y siéndoles leales. Las cuestiones internas que para ellos nacerán de estas novedades han de ocuparlos y embarazarlos bastante para que se acuerden de complicarse con nosotros. Será mas fácil entonces, si seguimos una política previsora y rigurosa, dar solución definitiva y ventajosa a nuestras cuestiones para asegurar nuestro futuro”
Urquiza, en bando del 21 de febrero de 1852 restablece el uso del cintillo punzó y llama a los unitarios “díscolos que se pusieron en choque con el poder de la opinión pública y sucumbieron sin honor en la demanda. Hoy asoman la cabeza y después de tantos desengaños, de tanta sangre, se empeñan en hacerse acreedores al renombre odioso de salvajes unitarios y, con la inaudita impavidez, reclaman la herencia de una revolución que no les pertenece, de una patria cuyo sosiego perturbaron, cuya independencia comprometieron y cuya libertad sacrificaron con su ambición”. Sarmiento, ni bien leyó el bando, como buen cascarrabias, sacó pasaje y se “tomó el buque” para Río de Janeiro, despidiéndose con su habitual verborragia “desahogo innoble como si en una tertulia de damas se introdujese un borracho profiriendo blasfemias y asquerosidades” Alsina, ofendido, presentó la renuncia, pero mas flexible para adaptarse a las circunstancias, se trasformó en federal y según Julio Victorica “pidió un cintillos punzó y se lo puso allí mismo”
Urquiza en muy poco tiempo tendría las exigencias de brasil para que cumpliera los tratados de alianza (entrega de la banda oriental, las misiones orientales, el reconocimiento de la independencia paraguaya y la devolución de los “gastos de guerra”) También tendría encima a los ingleses que exigían la derogación de los tratados de Rosas, y a los unitarios que se sentían dueños de la revolución y empezaron a conspirar inmediatamente.
Los ingleses, “siempre presentes”, aunque no participaron directamente, también vendrían a pedir al parte que les correspondía.. El almirante Charles Hotham le escribe a Malmesbury (reemplazante de Palmerston) opinando que era el momento para dar por tierra con el tratado Southern y conseguir de los vencedores que “abrieran el sistema Plata-Paraná a la libre navegación de las naciones marítimas” (F.O 59/2, 20 de febrero 1852) En abril Hotham recibe las instrucciones,…Inglaterra no tenía “propósitos egoístas exclusivos…solo deseaba obtener ventajas para todas la naciones comerciales que también redundarían en provecho a los argentinos”. También los “bonoleros” quieren aprovechar la volada, y piden a su gobierno que “gestione” el cobro del empréstito Baring, pero reciben por respuesta que “El gobierno de S.M. no considera admisible instruir al capitán Gore que urja los reclamos de los tenedores de bonos hasta que los ministros especiales inglés y francés negocien la apertura de los grandes ríos” (5-4-52) Claro, habría que dejar “el chiquitaje” para más adelante. Ya vendría el turno de los bonoleros.
Bien pronto quedaría demostrado (y él mismo lo supo) que don Justo no calzaba las botas de Juan Manuel. Urquiza era un hábil militar y un inescrupuloso comerciante que amasó una fortuna, pero el poncho del Restaurador le quedaría demasiado holgado para su corta talla. Entre Ríos le quedaba chica, pero la Confederación le quedaría grande muy pronto. Sobre todo “el manejo de las relaciones exteriores”.
“Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para rogarle que vuelva aquí” (Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro se San Nicolás. ( Mayo de 1952. )
La otra revancha.
Los vencedores de Caseros se tomarían además una posterior revancha, tratando de ocultar hasta la historia de la Confederación:
Llaman a Palermo, propiedad de Rosas, “Parque 3 de febrero”.
Cambian el nombre de la calle de la alameda por el de Avenida Sarmiento, donde se erige un monumento al traidor Urquiza.
Demuelen la residencia de Rosas e implantan en un su lugar un busto del boletinero del ejército, Sarmiento.
Y la calle donde nació Rosas, Santa Lucia, pasó a llamarse “Sarmiento”.
Perdimos hasta el honor.
Urquiza por su gloria y por unos patacones, entregaba todo: territorio, su espada, el honor y hasta los lienzos. Los porteños no se quedarían atrás.
En 1851, Urquiza se pasa al enemigo por unos patacones, y a cambio entrega al imperio banda oriental, las misiones, la independencia paraguaya, la libre navegación de los ríos, y hasta el alma. Ya no podría zafar de la dominación brasilera. Los dejaría festejar la “revancha de Ituzaingo” desfilando por las calles Bs.As y hasta que retiren los trofeos de aquella batalla (que no se llevó a cabo por sugerencia del emperador, porque le pareció “demasiado”); le exigirían que presione a los orientales que entreguen parte de su territorio; lo envolverían en una alianza y presiones contra López, de Paraguay, único país todavía “independiente” y que el imperio codiciaba. Por otro lado Urquiza buscaba la amistad de López, pero no podía demostrarlo porque necesitaba los patacones y la flota brasilera. (los soldados los pondría él) para vencer a Bs.As.
Por su parte los porteños, separados, buscaban también el apoyo inglés y brasilero para doblegar a las provincias, que se habían unido en Confederación. Mientras tanto disfrutaban de la copiosa renta de la aduana y la “maquinita de imprimir moneda” que les permitía comprar armas, hombres y hasta la propia armada enemiga (la de la Confederación), “coimeándose” al jefe de la flota, que la entregaría completa, con todo su armamento.
Los brasileros aprovechaban la situación. Ocuparon militarmente la banda oriental, y fomentaban la división de partidos y las conspiraciones apoyando a unos y otros alternativamente, para que se desangrasen hasta quedar extenuados y “comérselos” mas fácil. No se quedaron con la isla Martín García porque a los diplomáticos de Itamaraty los pereció demasiado, (y que Inglaterra y Francia no se lo permitirían).Habían obtenido la libre navegación de los ríos y remontaban tranquilamente el Paraná sin que nadie les dijera nada, para irse hasta Paraguay a “apretarlo” a López, que por supuesto ni se mosqueó, y los paró en seco. Los brasileros, que no podrían poner de rodillas a López si no contaban con el territorio y la ayuda de Urquiza, negociaban con este “alianzas” en “reuniones misteriosas y secretas” en le palacio San José, prometiendo patacones y la flota brasilera para ir contra Bs.As. Urquiza, cansado de esperas y promesas, mandó un emisario a Río de Janeiro (Peña) para que obtenga por fin los patacones y la alianza. El ingenuo e iluso representante de Urquiza, después de dar vueltas varios meses en las redes diplomáticas de Itamaraty, se volvió con las manos vacías, y Urquiza, que tenía que comerse nuevamente el sapo, se iría de boca: “el general Urquiza usó palabras muy groseras y duras respecto a Brasil, que esos macacos son todos cobardes y traidores” (informa Yancey a Cass. 17-3-1859 / JMR t VI p.248)
Mientras tanto los ingleses, permanentemente bien informados como siempre por diplomáticos, espías, comerciantes, viajeros y mercachifles que estaban en todos los rincones, observaban el panorama y venían a cosechar, sin haber sembrado. Toleraban la división entre Bs.As y la Confederación, sin permitir la separación definitiva ya que significaría el debilitamiento de las dos partes que serían presa fácil de Brasil, cosa que los ingleses no querían para que no hubiera una nación que dominara ambas márgenes del Plata. Mientras tanto seguían comerciando y cosechando en ambos bandos, a la espera de alguna “mediación” o circunstancia que les permitiera sacar mejor tajada. Francia y Norteamérica, bailaban al ritmo de la batuta do Londres.
La verdad que parecía un verdadero asado. Brasil hacía de parrillero, ponía la leña y vigilaba el fuego. Las provincias ponían la carne y la parrilla. Los porteños compraban el vino y los condimentos. Inglaterra, a modo de “patrón” controlaba de lejos y daba las indicaciones. Los Franceses esperaban a la mesa para ver que les tocaba. El único que no participaba era López, que hacía rancho aparte y comía “solo como loco malo”. (ya le llegaría el turno a él también, y le chumbarían los perros)
Así había quedado la Confederación a los pocos años de haberla “liberado de la tiranía”: estaba dividida, había perdido territorio y la soberanía de los ríos. Lo único que le quedaba era el honor de las salvas del 21 cañonazos que Rosas les hizo dar a los ingleses (sin retroceder “un tranco de pollo”, según su propio dicho) desagraviando el pabellón nacional después del levantamiento del bloqueo anglo-francés. (los franceses se darían el gusto de irse sin saludar, porque los salvo “la campana” de Caseros). Pero también llegaría el tiempo de hablar también del asunto de los 21 cañonazos.
La Confederación y Bs. As seguían separados, y como borrachos de boliche se miraban con inquina y “con ganas”, pero ninguno se animaba. Bien vendría un bolichero mediador. Y al hablando de mediador,…¿quien daría el presente?...los ingleses.
¿Que más podían sacarle a la Confederación? Los ríos ya eran libremente navegables por buques comerciales y de guerra, la aduana era librecambista, y Alberdi (Abogado representante en Chile de la empresa Wheelwright de Gas y Carbón de capitales ingleses) les ofrecía los monopolios de transporte fluvial y ferroviario. También viaja a Europa en busca de apoyo en contra de Bs.As. El Comittee of Bondholders (los bonoleros los llamaría Rosas) mandan un representante de Baring para presionar el cobro de la deuda.
Los ingleses vieron el momento oportuno de darles “el turno a los bonoleros” y cobrarse algunas “deudas”. Los ingleses saben que Urquiza no subsistirá sin la aduana, y Bs.As. no podrá contra la Confederación con el apoyo de Brasil, que a su vez necesita el apoyo de Urquiza para “comerse” Paraguay. (acababan de negociar una alianza; como siempre brasil los buque y patacones, y Urquiza la sangre). Christie, representante ingles, se reúne con Urquiza, (que se le regala) y viaja con la propuesta de Urquiza a Bs.As. Como lo hace en un buque ingles sin pedir permiso, provoca la renuncia de Alsina y lo reemplaza Vélez Sarfield, que al parecer no veía o no le interesaba tanto eso de la soberanía. (Vélez Sarfield era Ministro de haciendo y ex-empleado de la firma de Liverpool, Nicholson, Green y Cia) Los ingleses, ofendidos por la protesta de Alsina, mandan una nota a Londres (a Parish) “El gobierno de S.M. estaría perfectamente justificados procediera de inmediato a tomar medidas de fuerza en apoyo de sus súbditos.”
En realidad la nota no se mandó, pero se la mostraron a de la Riestra, Vélez Sarfield y Mitre, como una “apretada”. Antes de presentar ninguna propuesta de mediación, Christie quería arreglar algunos asuntos pendientes, como el pago de la deuda a los bonoleros y la expulsión de Gore en 1853. Los porteños, (como lo había hecho Urquiza recientemente) se bajaron los lienzos y se allanarían a cualquier exigencia del ingles, con tal de tenerlo de su parte. Entonces el inglés hizo saber su exigencia: el mismo desagravio impuesto por Rosas a Southern en 1848, “sin contestación.”
Y el gobierno se bajó los lienzos nomás. Se izó la bandera inglesa en el fuerte y se la saludó, “sin contestación” con los 21 cañonazos. Y no solo eso: el gobierno pasó una nota “deplorando francamente” la expulsión de Gore y pidiendo que le devuelvan la nota de expulsión de Gore para que ni siquiera quedara en el archivo.
La Confederación Argentina, en mano de estos traidores, entregaba de este modo hasta el honor. ¡Que diferencia con la Confederación de Rosas, fuerte y orgullosa! (habían pasado apenas 5 años).
Bibliografía
Adolfo Saldías. Historia de la Confederación Argentina. Eudeba. Bs.As. 1978
José Maria Rosa. Historia Argentina. Editorial Oriente. Bs.As.
José Maria Rosa. Rosas y el Imperialismo - La caída. Offsetgrama. Bs.As. 1974.
Federico de la Barra. La vida de un traidor. Empresa Reimpresora y Administradora de Obras Americanas. Bs.As.1915
Pacho O´Donnell. El águila Guerrera;
HT
Se permite la reproducción citando la fuente: www.lagazeta.com.ar
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(02) MITRE: HOMBRE FUNESTO PARA TRES REPUBLICAS.
19 DE ENERO DE 1906 - FALLECIMIENTO DEL TENIENTE GENERAL BARTOLOMÉ MITRE.
Si Mitre hubiera muerto sesenta años antes, nos hubiera ahorrado muchas vidas y sacrificios…y la historia sería otra.
“Bajo ningún gobierno sudamericano corrió más sangre que bajo el suyo: de orientales, de paraguayos, de brasileros, de porteños, de provincianos.” (Luis Alberto Herrera, Buenos Aires, Urquiza y el Uruguay.p.116)(A.G.Mellid.o.cit.p340)
El hombre que se inventó a si mismo.
“Solo Mitre, no reelecto, y derrotado en sus nuevas tentativas de rebelión, fue superior a todos los fracasos. Excluido de la política, politiqueó con la historia, exigiendo un anticipo de gloria para hacerle coacción a la posteridad. Es el caso más notable que se conoce de voluntad perseverante para la propia glorificación. Napoleón falsificando la historia en Santa Elena, es un infeliz comparado con Mitre. Napoleón disponía de una epopeya y de un Memorial. Mitre se inventó a si mismo. Toda su vida política, militar y literaria es la sugestión imperiosa de un megalómano”. (Carlos Pereira. Francisco Solano López. nota al pie p.118 / AGM.t.I.p.72)
BARTOLOMÉ MITRE (El farsante general)
  
Mitre era Argentino de casualidad. Hijo de modesta familia Uruguaya nació accidentalmente en Buenos Aires.
Como militar se destacó porque aún contando con fuerzas superiores, nunca ganó una batalla. Como político, su ascenso fue paralelo con el que hizo en la masonería. Como historiador contó y ocultó lo que le convino.
A los 14 años Bartolomé comienza a trabajar en una de las estancias de Rosas, "El rincón de López", regenteada por Gervasio Rosas, hermano del restaurador. El joven Mitre no logra adaptarse a la férrea disciplina de la estancia y es devuelto por Rosas a su padre con estas palabras: "Dígale a Don Ambrosio que aquí le devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del caballo y se pone a leer."
Durante la época de Rosas se dedicó a la literatura periodística defendiendo los argumentos unitarios, desde Montevideo, sin cruzar el charco. Participó durante la batalla de Obligado, pero no como soldado sino como observador. Tampoco lo hizo desde las baterías de Obligado ni de tierra firme, sino desde los buques ingleses que violaban la soberanía nacional. (”El grumete” lo apoda Carlos Saavedra Lamas)
“Los que cometieron aquel delito de leso americanismo (apoyar la invasión francesa), los que se echaron en brazos de la Francia para salvar la civilización europea, sus instituciones, sus hábitos e ideas en las orillas del Plata, fueron los jóvenes, en una palabra, ¡fuimos nosotros! ... Somos traidores a la causa americana, española, absolutista, bárbara... De eso se trata, de ser o no ser salvajes” (Sarmiento)
Apareció en Buenos Aires después de Caseros henchido de ideas liberales y patrioterismo. Su pluma hábil y sus discursos, su pálida figura flaca y alta, (“El Tísico” lo apoda Urquiza) su traje de gabardina inglesa, su barba y melena larga le dieron cierto renombre de joven romántico, una especie de Don Quijote adaptado al Buenos Aires de la época, que provocó la adhesión y admiración de los jóvenes románticos que festejaban sus discursos ampulosos y lo acompañaban hasta su casa vitoreándolo, creyéndolo además un glorioso militar, sin su debida oportunidad hasta el momento. La búsqueda de gestas heroicas como pedestal para su política de charlatanes lo llevo buscar glorias que nunca obtuvo, y a perder a mano de un minúsculo grupo de indios mal armados, que con la tercera parte de las fuerzas en Sierra Chica le comieron hasta los caballos.
Coronel artillero y amante de las culturas foráneas, estudiaba las tácticas y estrategias de guerra científicas que se aplicaban en Europa, pero no daban resultados en estas pampas salvajes. Iluso, se veía a si mismo como una especie de genial estratega al estilo de Napoleón o Carlomagno. Incapaz en el campo de batalla (“a Mitre no se le ocurre nada en el campo de batalla” diría D`Amico, oficial porteño.) pero dotado de un optimismo enfermizo lo hacia avanzar en el campo de batalla “hacia ningún lado”, como cuando las tropas enemigas se le habían esfumado en Cepeda y su terquedad no le dejaba ver que estaba totalmente derrotado, casi solo, de noche en le medio del campo y totalmente rodeado por el enemigo que le daba la oportunidad de escabullirse. Escarmentado en todas las batallas que participó y más predispuesto a salvar el pellejo que a arriesgarlo lo llevaba a disparar antes de tiempo, como en Pavón cuando Urquiza le “regalaba” el campo de batalla y la victoria. “No dispare general, que ha ganado” diría el parte que lo alcanzaba en su huida furtiva, para enterarlo de la realidad.
Incapaz de matar una gallina con un cañón, era capaz de cazar dos leones con la charla, hacerlos pelear entre si hasta quedar extenuados y convencer al ganador que se sometiese manso, a sus concejos. Vencido en los campos de batalla era capas de transformar las derrotas en triunfos o en “heroicas retiradas”, buscar chivos expiatorios (Alsina) y volverse sobre el vencedor (Urquiza) y halagarlo hasta someterlo enredado en su política y su palabrerío. (a Urquiza, lo llamará el “Washington de la América del Sur”, para sobrealimentar su ego)
Falsificación de la historia
Como historiador engañó a generaciones enteras: Mitre había escrito la historia de Belgrano. (bastante criticada por Vicente Fidel López, en esa época) y Adolfo Saldías (Liberal, discípulo y admirador de Mitre), le propuso a Mitre (y éste lo alentó) continuar con la historia de la “tiranía” de Rosas y la “liberación” de Mitre Saldías se tomó las cosas en serio y revolvió todos los documentos de la época, y hasta el propio archivo de Rosas en Inglaterra, facilitado por Manuelita Rosas. Cuando terminó su Historia de Rozas, luego Historia de la Confederación Argentina, (basada en un estricto estudio de la documentación), le mandó orgulloso un ejemplar a Mitre para pedirle opinión sobre su investigación histórica; Mitre le mandó a Saldías una carta con una serie de gansadas y reprochándole entre otras cosas que no había mantenido los “nobles odios que todo liberal debe mantener a toda tiranía” ;o sea que para Mitre, la historia no se hace en base a “documentos”, sino a “nobles odios”. El loco Sarmiento fue más sincero “Jovencito, no tome como oro de buena ley todo lo que hemos escrito contra Rosas. Nosotros éramos sus enemigos políticos” (JMR tVVII.p.187)
“Los federalistas no solo quieren que Buenos Aires no sea la capital sino que como perteneciente a todos los demás pueblos divida con ellos el armamento los derechos de aduana y demás rentas generales; en un palabra que se establezca una igualdad física entre Buenos Aires y las demás provincias, corrigiendo la naturaleza que nos ha dado un puerto, unos campos, un clima y otras circunstancias que le han hecho físicamente superior a otros pueblos, y a la que por las leyes inmutables del orden del universo está afecta cierta importancia moral de un cierto rango” (La Gazeta de Bs.As. 15-12-1819) (AGM.p.103) ¿Cuales eran las leyes inmutables del universo que condenaban a las provincias a pagar derechos de aduana para su comercio? ¿Por qué se adjudicaba Buenos Aires las rentas de un puerto y negaba el comercio a través de cualquier otro?
“…siendo Buenos Aires la única base posible de un gobierno general, el único centro de donde podría partir un impulso vigoroso y una inmensa masa de recursos puestos al servicio de la comunidad…” (Mitre. Historia de Belgrano II cap.XXVII.p.364) ¿A que “inmensa masa de recursos” se refería Mitre? La inmensa masa de recursos de la oligarquía porteña, eran precisamente los recursos de la aduana del puerto, cuyo beneficio debería haber pertenecido al interior. ¿al “servicio de que comunidad” se referiría Mitre? ¿a “su” comunidad? ¿a la comunidad británica? ¿a la comunidad masónica?
“Aquí en Buenos Aires se juega con los pueblos y se les ata como mansas bestias al carro de la fortuna de cuatro docenas de hombres…” (Gorriti. Papeles y Memoria, public.of. Jujuy 1936) A estos hombres Rosas los llamó “los quebrados y agiotistas que forman esa aristocracia mercantil” (Rosas a Estanislao López. Hacienda de Rodríguez, 12 dic. de 1828) “…los que han querido mantener en sus manos el monopolio del comercio exterior y en su cofre el producto de las rentas que le produce. El puerto único habilitado por las Leyes de Indias para el comercio exterior ha pugnado por mantener sus caducos privilegios. Esta es la verdad histórica. Este es el punto de partida de nuestra revoluciones.” (Benigno T. Martínez. Historia de Entre Ríos)
Hay que aclarar sin embargo que nos referimos “cuatro docenas de hombres” y no al pueblo de Buenos Aires o de la campaña, que tal vez fue la primer victima de la oligarquía porteña, también explotada y despreciada por la gente “ilustrada”. Vicente Fidel López, historiador liberal unitario, se refiere en estos términos despectivos hacia el pueblo; “En la provincia de Buenos Aires, excitada por el partido de oposición (Federal)…las muchedumbres de la campaña y la hez de los suburbios, repletos todavía de plebe desmoralizada…se contagiaban por instantes con el ejemplo de las provincias, y era de temer que de un momento a otro hiciesen explosión, en el seno profundo y sombrío de las masas, aquellos instintos vagos y bárbaros que se desatan….cuando esta clase de perturbaciones aflojan los vínculos de orden social…”(V.F.López. Hist.de la Rep.Arg, t.X.p.230)
No toda la oligarquía porteña fue “nativa del puerto”. También formó parte de esa oligarquía gente del interior, como el sanjuanino Sarmiento, los cordobeses Paz y Vélez Sarsfield, los tucumanos Avellaneda y Roca, los orientales Paunero y Flores, etc.
Por obra de Buenos Aires no somos los Estados Unidos del Sur, tan potentes y grandes como los del Norte; a la oligarquía portuaria y a los ideólogos del unitarismo se lo debemos. (García Mellid, Procesos a los Falsificadores de la historia del Paraguay-t.I.p.94.100)
Mitre y la corrupción y el fraude.
Después de Caseros, Urquiza se instaló en la casa de Rosas en Palermo. Como Lavalle, para asegurarse el apoyo político repartió dineros públicos entre un numeroso grupo de oficiales y allegados. El reparto fue mayor que en 1829; también lo era el tesoro en 1852. Las órdenes de pago más modestas eran por veinte mil pesos. Don Vicente López y Planes cobró 200 mil pesos y aceptó asumir como gobernador de Buenos Aires.
He aquí una pequeña parte de la lista de los que recibieron los "incentivos de Urquiza", claro que con dineros públicos:
Tte. Cnel. Hilario Ascasubi, 10 mil / Cnel. Manuel Escalada, 100 mil / Gral. Gregorio Aráoz de La Madrid, 50 mil / …./Cnel. Bartolomé Mitre, 16 mil
Con el correr del tiempo y el fraude sería gobernador de Buenos Aires, “Encargado del Ejecutivo Nacional”, y más tarde Presidente. Adolfo Alsina le reprochará luego haber sido “presidente de hecho con facultades completamente dictatoriales”
"Consta de la administración del Gral. Mitre que nunca propuso, ni sus partidarios apoyaron, ningún proyecto de ley que tendiese a evitar, corregir y castigar los fraudes ni las violencias en las elecciones. Consta igualmente que durante esta administración fueron destituidos empleados superiores por no participar de la opinión del gobierno en una elección popular." (D.F. Sarmiento, "La Tribuna", 9 de octubre de 1874.)
"Después de la caída de Rosas, Buenos Aires fue educada en la practicas de la libertad por demagogos. El fraude, la falsificación de las urnas electorales vienen de 1852 por los comicios organizados por Mitre. Después de veinte años de este sistema Mitre se ha quedado solo en la República con sus paniaguados. En Buenos aires hay tal libertad de sufragios que ni a palos harán que el pueblo concurra a elecciones". (Sarmiento, siendo Presidente. Año 1872 ).
"Nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror que, empleados hábilmente han dado este resultado admirable e inesperado. Establecimos en varios puntos depósitos de armas y encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta conspiración; algunas bandas de soldados armados recorrían de noche las calles de la ciudad, acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros; en fin: fue tal el terror que sembramos entre toda esta gente con estos y otros medios, que el día 29 triunfamos sin oposición." (Sarmiento, carta a Domingo de Oro, 17 de junio de 1857, en Peña, Milcíades, "La era de Mitre", Bs. As., Fichas, 1973.
“Como encargado del Ejecutivo Nacional”, en 1862 regresa a Buenos Aires al frente de la guardia nacional, declarando “¡Pueblo de Buenos Aires! ¡Os devuelvo por segunda vez intactas las legiones que me confiasteis en el momento de peligro!”. (por ser “guardia nacional” no había participado ni de una refriega), y le escribe a Gelly y Obes “La guardia nacional ha sido magníficamente recibida. Buenos Aires no recuerdan triunfo igual (¿?) .Menos fastuosos que los de la antigua República Romana, tal vez.”
Como presidente adopta una política liberalista de entrega al capital inglés. Entrega también los ferrocarriles, incluidos los ya construidos con capital nacional, como el “Oeste”, y al inaugurar la estación del “Sud” (1862) dirá en su discurso “¿Quien impulsa este progreso? Señores: es el capital ingles”
“… (Argentina) hace veinticinco años que sigue rodando en la pendiente y en vez de contenerse, cada día aumenta la rapidez de su caída (…..) Así, cada crisis es dominada aumentando las causas que la produjeron: el empréstito; la concesión de grandes negocios a capitales extranjeros; la hipoteca de todas las tierra públicas y de las particulares; la venta en Europa de las tierras nacionales y el aumento de los gastos de la Nación”· (Carlos D´Damico. exgobernador de Buenos Aires-1890).
Siendo ministro de Avellaneda, hablando de candidaturas, Roca le escribía a Juárez Célman, en julio de 1978: “Resumiendo: tenemos a Sarmiento, que no es una solución de paz para la República y que ya está bastante viejo. A Rocha, Irigoyen y a mí, que no podemos ser candidatos con probabilidades de triunfo y que seríamos muy combatidos. Yo también soy del mismo parecer: Mitre sería la ruina para el país. Su partido es una especie de casta o de secta que cree tener derechos divinos para gobernar la República. Tejedor, si no es jefe de partido y tiene el mal sentido de elegir palabras (…….), es hombre recto, honrado, y no tan terco ni indócil como lo condenan las exterioridades. Sobre todo creo que es la única carta que podríamos jugar con éxito (…..)” Poco tiempo después, Roca cambia de opinión y en mayo de 1980, le dice a Juárez Célman: “El Congreso, avasallado como está por las Turbas a sueldo de Tejedor, no tenemos seguramente mayoría (….) Para vengarme de todo esto, no se me ocurre otra cosa que Sarmiento; y también, como asegurar las situaciones y fortunas políticas de nuestros amigos. El Loco se nos entregará de cuerpo y alma y nos dará todo lo que pidamos, (……) porque está poseído de la ambición más desenfrenada. Creo que con él, no evitaremos una guerra civil, pero no la haremos en mi nombre y así sería más seguro que los elementos militares de la Nación cayeran en nuestras manos; quitando así la sombra de complicidad conmigo (….) Aunque lo de Sarmiento no sea una resolución, conviene ir preparando hábilmente el terreno. Cuando nos veamos arrinconados, le clavaremos este agudo arpón en el medio del lomo a los señores mitristas, autores de todo esto, y seguiremos preparándonos en silencio y con disimulo para pasar el Rubicón en mejor oportunidad” (“Juárez Célman”. Agustín Rivera Astengo) (Extraído de “Los heterodoxos del 80” de J. Sulé) ………la verdad que no tiene desperdicio

El desierto inconquistable - Sierra Chica, 31 de mayo de 1855
Durante la época de Rosas, prácticamente se habían terminado los malones, o se reducían a pillajes sin importancia, por los tratos que Rosas había hecho con los indios en 1833, entregándole mercaderías, yerba y caballos. Después de Caseros no se mantuvieron los acuerdos, y los indios reanudaron los malones, amenazando Bahía Blanca, 25 de Mayo, etc. Entre los caciques estaba Catriel y Payne, comandados por Calfucurá.
“Juan Manuel es mi amigo. Nunca me ha engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan Manuel no viviríamos como vivimos en fraternidad con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien...” Discurso del cacique pampa CATRIEL en Tapalqué celebrando la llegada de Rosas al poder en su segundo gobierno. Extraído del libro “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833. Recopilado por Adolfo Garretón. Edit. EUDEBA. Bs. As. 1975.
“Nuestro hermano Juan Manuel indio rubio y gigante que vino al desierto pasando a nado el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los indios y se loncoteaba con los indios y que nos regaló vacas, yeguas, caña y prendas de plata, mientras él fue Cacique General nunca los indios malones invadimos, por la amistad que teníamos por Juan Manuel. Y cuando los cristianos lo echaron y lo desterraron, invadimos todos juntos”. Expresiones del Cacique Catriel, extraídas del libro “Roca y Tejedor” de Julio A. Costa.
¿Quien mejor que Mitre para darle un escarmiento a esos indios ignorantes que andaban maloneando en la campaña de Buenos Aires? ¿acaso no había ido Rosas en 1833 hasta Choele Choel y Neuquén?
En Buenos Aires la juventud liberal lo despide con un banquete,(como corresponde), donde Mitre promete “exterminar a los bárbaros”. Allá va entonces Mitre al frente de más de 900 hombres de infantería, caballería y dos piezas de artillería, pero al llegar a las proximidades de Sierra Chica, se topa con Catriel y Calfucurá al frente de 500 indios, que le aniquilan la infantería, le toman la artillería y le desbandan la caballería. El Tisico y el resto de la tropa que le quedaba, apenas pudo salvar el pellejo trepando a la Sierra Chica, inaccesible para la caballería. Los salvó la policía de Tandil que los socorrió y les abrió una vía de escape. (Se volvieron de a pie) Es curiosa la táctica de Mitre, que sale de Buenos Aires como “caballería” pero regresa como “infantería”.
No obstante esta derrota vergonzosa, Mitre llega a Buenos Aires donde es agasajado por Sarmiento en un banquete, (como corresponde), donde Mitre dice otra de sus frases célebres (como corresponde) “El desierto es inconquistable”
Mitre disimuló públicamente esta derrota vergonzosa, aunque en los partes no pudo disimular, (porque siempre hay algunos testigos batilanas) y el 12 de junio le informa a Obligado: “Para ocultar la vergüenza de nuestra armas (la vergüenza de Mitre será) he debido decir que la fuerza de Calfucurá ascendía a 600, aun cuando toda ella no alcanzase a 500; así como he dicho que la División del Centro no pasaba de 600, aun cuando tuviese más de 900, dos piezas de artillería y 30 infantes el día que tuvo lugar su encuentro en el que Calfucurá debió quedar destruido…He dicho también que por falta de caballos, pero debo declarar a usted confidencialmente que ese día los tenia regulares…Hasta ahora sabíamos que era un buen partido un cristiano contra dos indios, pero he aquí que ha habido quien haya encontrado desventajoso entre dos cristianos contra un indio.” (Scobie. La lucha.p.132 / JMR.t.VI.p.151)
Leyendo cuidadosamente las palabras del parte, y tomadas como de quien vienen, podemos deducir que los indios eran 250, las tropas 1800, la infantería 60 y las piezas de artillería cuatro. Y con jefes como ese, un buen partido era por lo menos cuatro contra uno. Respecto a los caballos, efectivamente ese día los tenia regulares …¡cuando los tenia faltantes era al día siguiente!
Ver también: "Triunfo Grande" (versión del Pueblo MapuChe).
1859 Cepeda II o “La manera más insólita de perder una batalla”
Si no fuera por la sangre derramada por los pobres gauchos que entregaban su vida tal vez sin saber los motivos, los próximos episodios de la lucha de federales y porteños, en lugar de capítulos de la historia, bien podrían formar parte de una especie de miniserie tragicómica, apta para todo público.
Hacia tiempo que ambos bandos, divididos, se miraban con ganas, pero ante la falta de apoyo externo, ninguno de los dos se animaban.
Urquiza mientras tanto negociaba con López, de Paraguay, para que le facilitara algunos vapores que le permitieran cruzar el Paraná, a cambio de reconocerle la soberanía paraguaya sobre el Chaco, pero el desconfiado Supremo quería primero “el reconocimiento” y después “los vapores”. Para cuando Urquiza le mandó a Luis José Peña con autorización para el reconocimiento, los porteños ya lo habían sitiado a Urquiza en Paraná y López le negó los vapores: “Urquiza está perdido. Se ha dejado sitiar en su propia capital y es imposible que reaccione. Todos sus planes han fracasado. Yo no he tratado con semejante gobierno. Los vapores que había ofrecido son ya inútiles, no los entrego” le hace saber López a Peña.
Urquiza, enfurecido, quiso tomarse la revancha con López, y de paso ganarse el apoyo inglés. López descubrió el complot de James Canstatt (Oriental de origen inglés) para asesinar a López, y lo mandó preso. El cónsul Henderson de Asunción salió en defensa de “la libertad del súbdito ingles” pero López, que no era de arriar con el poncho, le contestó que “el ciudadano oriental Santiago Constatt estaba sometido como todo habitante, a las leyes del país”. Como Henderson le retrucara “por la injusticia notoria”, López le mandó los pasaportes como para que baje el tonito de voz. Más tarde Thornton se presentaría ante López para pedir explicaciones pero Don Carlos lo recibe “sentado y con el sombrero puesto” porque la Reina Victoria había recibido al representante paraguayo en el trono con la corona puesta, y él no era menos que la reina ni Inglaterra era más que Paraguay. Urquiza vio entonces la oportunidad de vengarse de López (su compadre) y de paso agarrarse de alguna tabla para seguir flotando, y le ofreció todo el apoyo a los ingleses. “si a consecuencia de la ofensiva conducta del gobierno del Paraguay, el gobierno ingles cree necesario enviar una expedición a la capital de esa república (Paraguay), Su Excelencia (Urquiza) no solo consideraría favorablemente tal procedimiento, sino que ofrecería todas las facilidades que estuviesen en su poder, tal como abastecer las fuerzas con carne y provisiones (¿un negocito?), permitir depósitos de carbón, etc. y hasta proporcionaría hombres y caballos si fuera necesario”, (los ingleses libras esterlinas y nosotros la sangre de los gauchos) agregando “que haría un gran servicio a la causa de la civilización obligando al presidente López a cambiar su política exclusivista por una más liberal (…..)” (¡Flor de compadre tenía López!) Es de hacer notar que Urquiza ofrecía fácilmente “hombres y caballos” pero nunca un peso de su incalculable fortuna personal. Como los ingleses “ni le contestaron”, Urquiza se quedó en Paraná, encerrado en su casa, como loco malo, y sin atender a nadie.
La Confederación estaba construyendo una flotilla en Montevideo, financiada con fondos del barón de Mauá (el brasilero financista de Caseros, testaferro de Rothschild y virtual dueño de Uruguay). Por su parte Bs.As., que había artillado Martín García para cortarles el paso a la Confederación, les mandó dos naves a bloquearles el puerto de Paraná para que Urquiza no pudiera cruzar el río con su ejército, acantonado en Paraná. Con los federales encerrados en Entre Ríos la guerra estaba ganada sin pelear, y bastaba que Bs.As. mandara los bomberos a Santa Fe y dejarlo a Urquiza que se entendiera en su Mesopotamia.
El jefe militar natural de Bs.As., bien podría haber sido el experimentado general Hornos, pero los mitristas preferían darle a Mitre la oportunidad de una gloria militar (que nunca tuvo) que le sirviera de pedestal para sus ambiciones políticas. El argumento era que había que remplazar los militares “intuitivos” por militares “científicos” , en este caso el coronel artillero Mitre, que se había leído todos los libros de estrategia francesa. Al conocer estos argumentos para darle el mando a Mitre, el general Hornos, al mejor estilo de los geniales monólogos de Tato Bores, comentaría irónicamente “Si el general en jefe quiere ganarle a Urquiza a la europea, acabaremos disparando a la criolla”, (Cárcano, JMR.t.VI. p. 267) Los hechos, bien pronto le darían la razón Hornos.
Encerrado entonces Urquiza en Paraná sin medios para cruzar el río, el ejercito porteño al mando del militar científico Mitre, con la orden del ministro de guerra (Obligado) avanzó “a la mayor brevedad posible” hasta San Nicolás, donde estableció su base. Era tal la euforia y confianza porteña, que Vélez Sársfield le encargó a Mitre “el caballo en que entre triunfante en Rosario para usarlo yo en esta primavera y verano” Mitre se demoró inexplicablemente en San Nicolás, (tal vez armando su escritorio para redactar los partes de la próxima victoria, o repasando sus tácticas de guerra francesas) hasta que un hecho inesperado vino a cambiar la situación. En el vapor Pinto, una de las dos naves que bloqueaban Paraná, se produjo el levantamiento de un sargento y un cabo que entregó a los federales la nave con toda la oficialidad. El otro vapor escapó a Bs.As. tiroteado desde las batería de Rosario. Urquiza entonces rebautizó el vapor “9 de julio” y lo incorporó a la flotilla que desde Montevideo logró forzar a duras penas el paso de Martín García y remontar el Guazú. Tenía entonces Urquiza los medios para cruzar el río.
En el interín aparecería también como actor de reparto el representante norteamericano Yancey, que en agradecimiento del la mano que le dio anteriormente Urquiza en su entredicho con Paraguay, se ofrece como mediador. Hace varios viajes entre Rosario y Bs.As. sin conseguir nada de los porteños que se sentían fuertes con Urquiza del otro lado del Paraná y un militar “científico” en la orilla opuesta.
Con la flotilla, Urquiza pasa el río con 10.000 hombres, con el cintillo punzó de Rosas, aunque levemente cambiado el texto por “Defendemos la ley federal jurada. Son traidores quienes la combaten” que sonaba un poco más “civilizada” que aquella de “Viva la Santa Federación. Mueran los Salvajes Unitarios” Mitre, que buscaba un escenario digno de sus futuras glorias, se traslada bordeando el arroyo del Medio hasta el campo de Cepeda, con un ejercito que, si bien con menos caballería, doblaba al de Urquiza en infantería, cañones y armamento. (El mayor ejército, descartando el de Caseros) Se establece entonces en Cepeda, donde Ramírez y López vencieron a Rondeau en 1820, que le pareció adecuado a su trayectoria histórica futura “Aquí fue la cuna del caudillaje, aquí será su tumba” diría Mitre pomposamente..
Mientras repasaba sus lecciones de estrategia francesas, mandó a la caballería que “vichara” el ejército enemigo, aunque sin dar batalla. Allá fueron Hornos y Flores con 4.000 jinetes, pero al encontrarse sorpresivamente con el ejército federal se desbandaron inmediatamente a los cuatro vientos. La caballería porteña “despareció como el humo. Sin combatir” dirá el parte de batalla en palabras del propio Mitre. Se cumplía entonces la profecía de Hornos “Si el general en jefe quiere ganarle a Urquiza a la europea, acabaremos disparando a la criolla”
Mientras tanto Mitre, que ya se había decidido por la táctica francesa del “orden oblicuo”, formó sus tropas en el campo de Cepeda en esa formación defensiva: “ya verán esos gauchos ignorantes – habrá pensado el tísico – lo que es enfrentarse con una técnica “científica” Atrás suyo puso la caballería que Hornos había alcanzado a salvar “disparando a la criolla”.
Urquiza, que había avanzado apresuradamente sin esperar el parque de municiones atrasado, se encontró de pronto frente al “orden oblicuo” del ejercito porteño, sin poder atacarlo sin municiones. Se quedaron todo el día mirándose, desorientado tal vez Urquiza (como había previsto Mitre) ante la nueva táctica porteña, sin entender porque no aprovechaba el momento el ejercito porteño. Es que Mitre, no podía atacar sin romper “el orden oblicuo” …“a Mitre no se le ocurre nada en el campo de batalla” diría D`Amico, oficial porteño.
Cuando a media tarde llegó el parque federal, Urquiza avanzó su ejercito, pero en vez de hacerlo de frente, (tal vez en un gesto de caballerosidad, por no romperle las filas a Mitre) lo hizo por ambos flancos, rodeando al ejercito porteño. Mitre, que vio el Campo despejado, desenvainó su espada y al grito de “¡Victoria, Victoria!” avanzó hacia donde suponía estaba el ejército federal. Pero no tenía en frente ni el ejército federal y ni siquiera molinos de viento con quien pelear, de manera que al llegar la noche, decidió acampar. Estaba completamente rodeado por los federales.
Mitre no tenia idea de lo que había pasado: “recorriendo la línea la saludé vencedora en el campo de batalla” dirá, y entre vivas a Bs.As cantaron el Himno Nacional. Mientras tanto Urquiza, instalado en la propia carpa que Mitre dejó en Cepeda, y tal vez desorientado todavía por el “orden oblicuo”, se preguntaba que había hecho “el farsante general en jefe, cuya impericia se había puesto de manifiesto desde el primer momento” (Urquiza)
Conesa y Adolfo Alsina, mostrándole al tísico los fogones federales, apenas logran convencerlo que estaban vencidos y completamente rodeados por una fuerza sumamente superior. En consejo de oficiales lograron convencerlo que al menos dejaran escabullirse en la noche a Conesa con 2.000 infantes, que recorrieron las 16 leguas que los separaba de San Nicolás, en solo 15 horas, menos de la mitad de las 36 horas que empleara Rondeau en su disparada de 1820. Mitre con su verborragia habitual la llamaría “la heroica retirada”. Algo de razón tenía: recorrer esa distancia a pie, de noche y a campo traviesa, vadeando arroyos y lodazales, arrastrando 10 cañones, y a un promedio de 5,3 km./h., era una verdadera proeza, digna de laureles en otro tipo de competencias. Mitre, que todavía no se convencía de la derrota, o no quería convencerse, pidió la lapicera de escribir partes de victoria y le comunicó a Obligado, en San Nicolás, que a pesar de la “cobarde” dispersión de la caballería había “aniquilado al enemigo” y se retiraba “con la infantería y artillería en completo orden” (por supuesto no le decía nada de todo lo que había dejado atrás: todo el parque casi completo en el campo de Cepeda, incluido 5 cañones al vadear el arroyo del Medio)
El siguiente desorientado fue Obligado, que totalmente confundido con los victoriosos partes adelantados por Mitre, lo esperaba como triunfador en San Nicolás con las fanfarrias, pero al ver llegar las maltratadas tropas y enterarse un poco más, se quedó “como pollo que lo cambian de patio”. Decidieron entonces embarcar las tropas a Bs.As. y Mitre, aun no vuelto a la realidad, redactaba otro parte de batalla “No había conseguido un triunfo completo” pero lograba “salvar en el Campo de batalla el honor de nuestras armas y las legiones que el pueblo me confió en el día del peligro devolviendo a Buenos Aires todos sus hijos cubiertos de gloria” Nunca se supo a que honor ni a que gloria se refería. Como para confiarle “los hijos en los días de peligro” !!!
Lo que tampoco nunca se supo, es porque Urquiza no aprovechó la fácil ocasión de coparle totalmente todo el ejercito, incluido a Mitre, y lo dejó escapar. Tal vez prefería que sigan los mitristas en Bs.As. antes que surja un federal que le hiciera sombra, o tal vez, prefería dejarlo escapar para vencer fácilmente en la próxima batalla al “farsante general en jefe” (soldado que huye sirve para otra batalla)
Los dispersos de la caballería de Cepeda llegaban a Bs.As. esa misma noche con la noticia del desastre, y en la confusión hasta daban por muerto a Mitre, desparecido a Hornos y suicidado a Conesa. Pero Mitre, acostumbrado a las derrotas militares en el campo de batalla y a las victorias militares en el campo literario, se encargaría de levantarle el ánimo a los decaídos porteños. El 25, tras 32 horas de remo por el Paraná, llega Dardo Rocha a Bs.As. “fatigado pero lleno de patriotismo como el guerrero de Maratón” (No faltaban entre los mitristas las comparaciones heroicas con Carlomagno, Napoleón o “el guerrero de Maratón”) Como Rocha encontró la casa de gobierno vacía, se fue hasta el domicilio de Alsina, que estaba con visitas tratando de tragarse el sapo de la derrota. Como escuchara que traían un parte del “general en jefe” pidió lámparas para leer el parte, y levantado el ánimo imprevistamente, dio la noticia de la victoria a la prensa, y comenzó la euforia de los festejos, equivocados por cierto. Luego llegaría el segundo parte de Mitre “ Si la fortuna o la composición o número de los elementos puestos bajo mis órdenes no me han permitido obtener un triunfo completo, tengo la satisfacción de haberme batido uno contra cuatro, y de haber salvado casi intactas las legiones que el pueblo me confió en el día del peligro” Lo que no le había permitido a Mitre “obtener un triunfo completo”, no era por deficiencias en “la composición o número de elementos puestos bajos sus ordenes” sino más bien otras cosas que siempre le faltaron. Considerando que el número de hombres en lucha era similar, lo que nunca se supo es si Mitre dijo “haberme batido uno contra cuatro” por agrandar una victoria (de la que estaba convencido equivocadamente), por disimular la completa derrota o porque en el susto de la noche había visto tres fantasmas que se agregaban al ejercito enemigo. Era tal el triunfalismo de Mitre, que hasta dio a publicidad una carta a su esposa, donde le decía que a pesar de verse reducido sus efectivos por la “deserción” de la caballería, le bastaron los dos tercios restantes para “quedar dueño del campo”. No se sabe quien sería el “dueño del campo” de Cepeda, pero la derrota de Mitre fue completa, y su desempeño lamentable y ridículo.
Pero la literatura de Mitre en sus “partes de batalla” habían trasformado para los porteños la derrota en “un triunfo Romano” y sin reparar en el estado de las tropas ni en su reducido número, vivaban al nuevo héroe y su “gloriosa retirada” y hasta se acuñaron medallas conmemorativas con la leyenda “Vencedor de Cepeda – 23 de octubre de 1859” A la hora de diseñar el cuño, seguramente el acuñador debe haber dudado si poner la figura de Mitre o la de Urquiza.
Sin embargo las noticias traídas por los oficiales de la escuadrilla no eran tan alentadoras, y hablaban de un completo desastre militar. Las tropas de Urquiza estaban a las puertas de Bs.As. y de un momento a otro vendría Urquiza a clavar el asador frente al fuerte de Bs.As. sin ninguna dificultad. Así y todo el optimismo liberal no disminuía, y “Tribuna” decía que, sin infantería, “el gaucho entrerriano podría solamente robar vacas, su ocupación favorita” Mientras tanto en Bs.As. circulaban los partes de Urquiza, que modestamente atribuía su triunfo a la “impericia del farsante general”, que le dejan veinte piezas de artillería, dos mil prisioneros, todo el parque, municiones, bagajes y hasta la propia carpa de Mitre. Mariano Varela reclamaba “que se termine con la farsa, y se diga si Urquiza se viene o no se viene”
Pero el reverso de Mitre, (que lo que perdía en la batalla lo ganaba en la literatura), era Urquiza, que lo ganado en el campo de batalla lo perdía en los tratados y negociaciones posteriores, (que no se cumplirían) mareado ante los argumentos de los doctores. Así es que, con indulgencia, dice que “Ofrecí la paz antes de combatir y de triunfar. Dos mil prisioneros tratados como hermanos, son la prueba que os ofrezco de la sinceridad de mis buenos sentimientos y de mis leales promesas” y tal vez tratando de ganarse el agradecimiento del pueblo porteño (que siempre lo rechazó) agrega que “No vengo a someteros bajo el dominio arbitrario de un hombre. Vengo a arrebatar de vuestros mandones el poder con que os conducen por una senda extraviada. (…..) desde el campo de batalla os saludo con el abrazo de hermano. Integridad nacional, libertad, fusión, son mis propósitos” De nada le servirían esas palabras grandilocuentes tiradas al vacío, porque los porteños comenzarían a cavar trincheras, no se sabe si para defenderse o “desaparecer”.
Alsina pretende remplazar a Mitre por Conesa para la defensa, pero Mitre, a excepción de las cargas de caballería, resiste cualquier cosa, y la prensa ataca a Alsina y su “gobierno infatuado y ciego” que no había facilitado a Mitre una “composición o número de elementos” suficientes para “completar la victoria.”
Apareció entonces el milagro que necesitaba Bs.As. para que Urquiza no paseara su caballería hasta el centro de la ciudad: Solano López, que ofrecía sus oficios de mediador. Los porteños, viendo de cerca a “la montonera”, aceptaron en principio la mediación, aunque seguía el aire triunfalista en la prensa, que pensaba resistir con 2000 hombres vapuleados en Cepeda, los 16.000 que Urquiza había puesto a las puertas de Bs.As. Alsina pidió a la legislatura “los medios necesarios para una resistencia heroica”, pero la legislatura, en vez de “los medios necesarios” le mando “una comisión que le exigía la renuncia”, cosa que Alsina presentó en el acto.
La cosa no fue tan fácil en el bando federal, ya que Urquiza, que en principio aceptaba la mediación, no quería detener su marcha mientras los porteños cavaban trincheras apresuradamente. La discusión fue tan agria que Urquiza y López casi se van a las manos. “Se cruzaron palabras inspiradas en hondo descontento – relata Guido – que hubo de degenerar en una seria desavenencia. El Doctor Delfín Huergo, que presenciaba la escena, salió a buscarme y me halló cerca; me pidió encarecidamente que entrase a cortar, si era posible, el progreso de aquel disgusto…y tuve la fortuna de que, aclarados los puntos de disidencia, los ánimos se calmaran.”. Por fin López convenció a Urquiza para que dejase a los liberales en Bs.As.
López recibió agradecimientos y agasajos por la mediación lograda; Urquiza le regala la espada de Cepeda y Mitre le hace un álbum en su honor. Pero no necesitaría López esperar hasta 1865, (con motivo de la guerra de la triple alianza) para comprobar la ingratitud porteña. Le bastarían unos pocos días, cuando terminada la mediación, se embarca en el Tacuarí para regresar a Paraguay, y es cañoneado por un buque ingles en la misma rada del puerto de Bs.As. tomándose la revancha por el asunto de Canstatt. López presentó un nota de protesta “Hollados lo principios del derecho internacional y marítimo, pido a V.E. se sirva aclarar si responde de la inviolabilidad de su rada”. Tejedor contestaría despectivamente que “sus gestiones con la escuadra inglesa no habían tenido resultado” y que el gobierno “no conocía de las relaciones entre la república del Paraguay y el reino de Inglaterra” Probablemente en esta respuesta se inspirarán las generaciones futuras para acuñar la conocida frase popular del “Yo, Argentino” López, después de salvar a los porteños, se volvería a Paraguay por tierra.
Finalmente se llegaría al pacto del 11 de noviembre de 1859, que los porteños no cumplirían, fieles a su tradición de que lo prometido hoy, y firmado mañana, no debía ser necesariamente cumplido pasado.
El pacto de 11 de noviembre, en resumen establece tres cosas principales: 1) la reincorporación de Bs.As a la Confederación 2) cedía la aduana a Bs.As. a la Nación 3 ) se retiraría de la provincia de Bs.As. el ejército de la Confederación 4) elegiría representantes para examinar la constitución. Retirado el ejército de la Confederación, Bs.As. no cumpliría con las otras.
En los quince días convenidos Urquiza embarca su ejército para Entre Ríos con un manifiesto de despedida y disculpa a los federales porteños que dejaba en la estacada. Hablando de “transacción honorable” y que deben dejarse de lado “aspiraciones individuales (….) por interés del país, por los altos principios que han armado la nación” “ por la civilización y la humanidad” , aclarando que la guerra había sido “para borrar las calumnias que se han lanzado contra mi nombre” como si la guerra debiera hacerse para limpiar las calumnias del nombre de Urquiza. Como veremos, no solo no se limpió ningún nombre, sino que luego se ensuciaría más, y no solo de calumnias.
Mitre diría entonces al día siguiente que “Los sucesos han hecho del general Urquiza el hombre más expectable de la República Argentina, …..” y más tarde lo llamará “El Washington de Sudamérica” (ya lo empezó a envolver alimentando su incorregible vanidad ) Sin embargo dirá también que “…nadie puede jactarse de habernos impuesto la ley…” y algunos porteños inmediatamente disgustados con “quienes transigieron con el vandalaje” querían seguir la guerra contra el “tirano” . No pararían hasta no salirse con la suya imponiendo al resto del país “sus hombres y sus leyes.”
DE CEPEDA A PAVÓN
Quedaría así formado un triángulo que seria fatal para el país: Urquiza, que se había tomado en serio lo de Washington Sudamericano, Mitre que intrigaría de cualquier modo para dominar “los trece ranchos” y el presidente Derqui, haciendo equilibrio entre ambos, no sabría con quién jugarse, y desatada la lucha terminaría aplastado entre los dos bandos. En realidad sobre este triangulo hay otro personaje: el ingles.
Mitre invita a Urquiza y Derqui a Bs.As. a presenciar el desfile de las tropas en la ciudad. Urquiza concurre creído de si mismo. Compra propiedades en Bs.As. y se dispone a disfrutar del título de Washington. Thornton informa que Urquiza “desea retirarse de la vida pública y asegurar su posición y sus bienes contra cualquier contingencia futura”
El 21 de julio la masonería le confiere a Mitre y Sarmiento el grado 33 y en la tenida del 27 el mismo grado a Urquiza y Derqui que abrazándose (quien lo hubiera creído) juraron “obligación por todos los medios posibles a la pronta y pacífica constitución de la unidad nacional” Sin embargo se extrañaría Guido en correspondencia a su esposa “Quién diría que el general Urquiza y el presidente Derqui se sentarían juntos con el general Mitre y con Sarmiento como íntimos amigos? ¡Mucho he visto y muy raro en cincuenta años de revolución, pero nada ha sido tan inopinado!”
Poco duraría la efusión de estos abrazos. Los protocolos cedían a Derqui las mejores ubicaciones en banquetes y recepciones y “Durante la permanencia en Buenos Aires los celos del general Urquiza con el presidente Derqui aumentaron considerablemente. Un presentimiento y una sospecha constante agitaban al general Urquiza: el temor de que Derqui y Mitre se pusiesen de acuerdo para destruir el prestigio y su influencia” (Juan Coronado, secretario de Urquiza) “El general Urquiza que posee el prestigio de una inmensa fortuna y el prestigio militar y el poder…no se convence que ya no es el presidente de la Confederación y se necesitará mucho tacto del señor Derqui para prevenir que no se convierta en una brecha en cuyo caso Urquiza buscará el apoyo de Buenos Aires” (informe de Thornton a Londres) Pero la brecha ya se había producido, y tal vez siempre existió.
Alberdi no acepta el ministerio de hacienda y Derqui le da la cartera a Norberto de la Riestra (empleado inglés) Los liberales, dueños de la aduana, quedaban ahora también el frente de las finanzas de la Confederación.
Urquiza después de Caseros, pese a todo, era el jefe de los federales apoyado por los gobernadores de “los trece ranchos” sobre todo por fuertes caudillos como Brizuela, Juan Pablo López y el Chacho Peñaloza. Pero ahora se sentía por encima de eso, y quería asumir el papel que creía le habían otorgado, “el padre de la patria”, “el Washington de Sudamérica” “he protestado no pertenecer a partido alguno y quiero mantener mi resolución” (carta a Mitre agosto de 1860) “yo no pertenezco a partido alguno” (5-1-1861) Creía estar por encima de todo sin advertir que no descansarían hasta verlo fuera del juego. Decoró su palacio con frescos de sus batallas donde Carril alimentaba su vanidad comparando el genio militar de Urquiza con el de Napoleón.
Mitre era una rara mezcla de poeta, periodista, historiador, romántico y amante de las culturas extranjeras, estudioso de la tácticas militares europeas pero incapaz de ganar una batalla, y de discursos grandilocuentes, capas de trasformar sus derrotas militares en “heroicas retiradas” se había ganado al admiración de los liberales que lo llevaron a la gobernación de Buenos Aires (aunque con métodos nada democráticos) y que lo transformaron en juez y parte de la sorda lucha con Urquiza y Derqui. Intrigante adulaba al primero para mantenerlo bajo su influencia y manejaba al segundo, (ex-unitario-liberal) para ponerlo de su lado.
Urquiza, que había jugado de visitante en Buenos Aires el 9 de julio, quiso jugar de local, invitando a Mitre y Derqui al Palacio de San José. Los periódicos hablaban de “La trinidad gubernativa” pero cada uno llevaba agua para su molino. Mitre le obsequiaba el bastón de gobernador de Bs.As. a Urquiza y este lo quería convencer a Mitre que gobernaran prescindiendo de Derqui. Derqui, haraganeaba en su cama y recibía a Mitre en reuniones misteriosas. Coronado, secretario de Urquiza, relata que: “En la mañana del 14 de Noviembre el General Urquiza entró en la secretaría cuando dormían todos los huéspedes de San José, y no encontrándolos allí nos mandó a llamar. El general se encontraba sofocado por la rabia y necesitaba hablar para desahogarse. Ocurrimos a su llamado. Después de preguntarle cómo había pasado la noche nos dijo: Mal. No he dormido sino una hora, o más; tengo la cabeza preocupada con tanta picardía. Esperando una explicación sobre el sentido de esas palabras, guardamos silencio. Después de un pequeño intervalo, el general continuó: ¿No se ha fijado usted en el manejo de estos pícaros? Hace cuatro días que están en mi casa, y hasta ahora ni uno ni otro me han hablado una palabra de política, ellos creen que no me fijo, pero se engañan. Dos veces he entrado en el cuarto del Doctor Derqui y lo he encontrado hablando con Mitre. Cuando me han visto han cambiado de conversación. Y he estado tentado de hacerles saber que no soy lo que piensan. (Coronado, Misterios de San José).
A nada bueno podría llegarse con estos personajes.
“En resumen la conferencia que tanto ha llamado la atención se ha reducido a comer pasear y bailar. El presidente dormilón ha dormido en efecto…el general Mitre ha tomado Campo. Si desaliento había antes de la conferencia, si todos temían por la situación, esos temores han aumentado considerablemente” (de la Peña a J.M. Gutierrez) “La conferencia de San José no nos ha dejado contentos. Parece que el general ha tenido serias y muy desagradables palabras con el presidente. No han quedado mejor entendidos que antes, al contrario, Se ha reconocido por el ámbito Mitre y por el presidente que el triunvirato con el Capitán General no puede durarles” (Lucero a Pujol)
NO DISPARE GENERAL, QUE HEMOS GANADO - (PAVÓN) (17 de Septiembre de 1861)
Chocan cerca de la estancia de Palacios, junto al arroyo Pavón en la provincia de Santa Fe, los ejércitos de Urquiza y Mitre. A Urquiza, a pesar de Caseros, lo rodea el pueblo entero; Mitre representa la oligarquía porteña. Aquél es un militar de experiencia, éste ha sido derrotado hasta por los indios en Sierra Chica. El resultado no parece dudoso, y todos suponen que pasará como en Cepeda, en octubre de 1859, cuando el ejército federal derrotó a los libertadores.
Parece que va a ser así. La caballería de Mitre se desbanda. Ceden su izquierda y su derecha ante las cargas federales. Apenas si el centro mantiene una débil resistencia que no puede prolongarse, y Mitre como Aramburu en Curuzú Cuatiá, emprende la fuga. Hasta qué le llega un parte famoso: "¡No dispare, general, que ha ganado!". Y Mitre vuelve a recoger los laureles de su primera – y única – victoria militar.
El genio invisible
¿Que ha pasado? .. Inexplicablemente Urquiza cedió la victoria. Lentamente, al tranco de sus caballos para que nadie dude que la retirada es voluntaria, ha hecho retroceder a los invictos jinetes entrerrianos. Inútilmente los generales Virasoro y López Jordán, en partes que fechan "en el campo de la victoria" le demuestran el triunfo obtenido. Creen en una equivocación de Urquiza. ¡si nunca ha habido triunfo más completo! Pero Urquiza sigue su retirada, se embarca en Rosario para Diamante, y ya no volverá de Entre Ríos.
¿Qué pasó en Pavón?.. Un misterioso norteamericano de apellido Yateman fue y vino entre uno y otro campamento la noche anterior a la batalla concertando un arreglo.. Urquiza quedó montado en su caballo, “clavado como una estaca” en un bajo, hasta que estuvo definida la batalla a su favor, para tocar luego retirada y volverse al tranco a Entre Ríos, en una actitud que sus generales no podían entender. Nada tiene que ver lo que dice Urquiza en el parte de batalla, que abandonó la lucha "enfermo y disgustado al extremo por el encarnizado combate“. El parte de Urquiza no nombra a Yateman y un arreglo previo, pero sin embargo confiesa: “V.E. puede apreciar en la sinceridad de esta relación las causas independientes de mi voluntad que han obligado mi retirada y mi presencia en Entre Ríos, que no será inútil para asegurar le éxito de la campaña y el afianzamiento de nuestras instituciones.” El misterio de Pavón finalmente quedará develado el 29 de septiembre de 1868 por boca del propio Mitre, cuando en un banquete de la masonería, recordando la tenida del 21 de julio de 1860 (anterior a Pavón) dirá en su discurso “Cuando nos alejamos de las puertas del templo, nuestras espadas salieron de la vaina para cruzarse en los campos de batalla, pero aún sobre esa desgracia y esa matanza, el genio invisible batió de nuevo sus alas…) Fue el mismo “genio invisible” que dirigió la matanza del gauchaje federal de las provincias y el mismo “genio invisible” que armó el genocidio del Paraguay.
Cabe recordar que la tenida secreta del Supremo Consejo de Masónica del 21 de julio de 1860, es la que otorga el Grado 33 a Mitre, Urquiza, Sarmiento y Juan Gelly y Obes; El Gran Comendador era José Roque Pérez. Nótese la actuación directa que tuvieron en la guerra del Paraguay todos ellos, incluido Roque Pérez que representó a Sarmiento en la ceremonia de instalación del gobierno títere en Asunción, luego de la guerra. (JMR.Hist.Arg. / A.G.Mellid. Proceso a los falsificadores de la Historia. t.I.p.335 y A.Lapas. La masonería en la Argentina”.)
“Esta vez también el general Urquiza supo dar la victoria a las armas de la Confederación, en los campos de Pavón. Pero no obstante eso, el general victorioso, en magnifico gesto de autosacrificio y renunciamiento se retiró a Entre Ríos dejando el campo de batalla a las fuerzas opuestas comandadas por Mitre, convencido que esa era la única manera de terminar con las disidencias y obtener la meta ideal de la pacificación definitiva” (A.Lappas. La Masonería Argentina.p.384) “Magnifico gesto” el de Urquiza para obtener la “pacificación” con la sangre de los gauchos.
TERRORISMO DE ESTADO
El gobierno centralista de Buenos Aires no se contentó con reemplazar y aplastar los gobiernos provinciales sino que se dedicó a exterminar sistemáticamente a opositores políticos, sospechosos y hasta a los pobres gauchos.
Sarmiento fue un terrosita de estado. Y Mitre uso el odio de Sarmiento. "Hemos jurado con Sarmiento que ni uno solo ha de quedar vivo" (Mitre en 1852).
En 1856, en los campos de Villamayor, Mitre hae fusilara al ilustre general el ejército Jerónimo Costa y todo su estado mayor, oficiales y suboficiales en número de 126, que se habían rendido. Y después dice representar la “civilización”
"Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?. El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas". (En Buenos Aires, 1853; Carta a Mitre del 24 de Septiembre 1861)
La guerra de policía
El interior en general se revela contra el gobierno nacional, y quieren romper la alianza con Brasil. Se levanta entre otros el Chacho y Felipe Varela. Solamente Urquiza se mantiene en San José, haciendo sus “negocios con la guerra”. Se reúne el congreso y declara una “guerra de policía”
“Todos los individuos que tomaran las armas o hayan tomado parte en la ejecución de atentados cometidos por los revolucionarios de Mendoza…y todos los que en cualquier punto del territorio sujeto a la jurisdicción nacional contribuyan con actos deliberados a estimular, fomentar o mantener aquel estado de anarquía, serán considerados como rebeldes y traidores a la patria, y sometidos por la fuerza a la justicia nacional para ser juzgados como tales con toda severidad de las leyes” (19-01-1867)
Pero Mitre ni siquiera se conforma con esta ley, y lejos de cumplirla, nombra a Sarmiento director de la guerra y le dice “quiero hacer una guerra de policía. La Rioja es una cueva de ladrones que amenaza a todos los vecinos y donde no hay gobierno que haga la policía. Declarando ladrones a los montoneros sin hacerles el honor de considerarlos como partidarios políticos ni elevar sus depredaciones al rango de reacciones, lo que hay quehacer es muy sencillo” Tal vez para no comprometerse, no se lo dice directamente, se lo insinúa, pero el loco Sarmiento, que además de buen entendedor, resentido y racista como es siente un odio visceral hacia el gauchaje, no necesita mucho para embalarse, comienza una masacre salvaje contra el gauchaje de las provincias.
Siendo Sarmiento director de la guerra y gobernador de San Juan declara la intervención de las provincias vecinas. Como no tenía atribuciones para eso, recibe la queja del ministro Rawson y Sarmiento le contesta a Mitre (presidente) “Todo lo que nos divide es que yo he sido siempre hombre de gobierno y usted no. Ni quiere, ni acaso pueda serlo” Sarmiento declara el estado de sitio en las provincias vecinas y se dedica a confiscar bienes y exterminar opositores y a los que supone cómplices de los federales. Como Mitre trata de pararlo Sarmiento dice “Yo mande a ejecutar Baouna (estanciero de tradición federal), el gobernador de Mendoza por mi orden ha hecho ejecutar la sentencia a un Fonsalida (también estanciero), Sandes (uruguayo al servicio del ejercito de línea) ejecutó a Minuel (un paisano) en las Lagunas” Amparado en el estado de sitio manda a matar por abigeato a un pobre paisano “a la pena ordinaria de muerte que se ejecutará a tiro de fusil en la plaza principal de la ciudad, debiendo ser descuartizado su cadáver y puesta su cabeza y cuartos en los diversos caminos públicos” (J. Victorica) y se jacta ante Mitre “Es de admirar la pasión con que la chusma ha entrado en el movimiento, fusilaré media docena de pícaros”
Irrazábal (del ejercito de línea) toma a siete paisanos partidarios del Chacho Peñaloza (retirado de la lucha) “y acto seguido se les tomó declaración” en el “cepo colombiano”, (que consiste en poner al hombre en cuclillas y con un fusil al hombro atarlo con cuero mojado hasta que muere descoyuntado). Seis mueren en el tormento y el séptimo revela el paradero del Chacho, retirado de la lucha en casa de una familia. La partida de Vera lo sorprende desayunando con la familia: “¿Quien es el bandido del Chacho?” preguntan. “Yo soy el general Peñaloza, pero no soy un bandido” y entrega su cuchillo. (Peñaloza tenía el grado de general otorgado por Urquiza) Sin mediar palabra Irrazával toma una lanza y la clava en el vientre del Chacho que se entregaba desarmado, en presencia de la familia y la hijastra menor. Le saca una oreja y se la manda de regalo a Natal Luna (de La Rioja) y le corta la cabeza y la pone en una pica en la plaza de Olta. Sarmiento premia a Irrazával y Vera con un ascenso. Es tan alevosa la muerte que en Buenos Aires se levanta una protesta por la forma, pero “el loco” Sarmiento, descontrolado, refiriéndose a la muerte del Chacho le escribe a Mitre: “he aplaudido la medida precisamente por su forma” ya que “es legal matar a lanza y cuchillo” y “sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, no se habrían quietado las chusmas en seis meses” (Sarmiento. Carta a Mitre, 18.11.1862.) Doña Victorica Romero de Peñaloza es llevada encadenada a San Juan y obligada a barrer la plaza. Luego serian confiscados todos sus bienes.
"Necesitamos entrar por la fuerza en la nación, la guerra si es necesario" (año 1861). "Los sublevados serán todos ahorcados, oficiales y soldados, en cualquier numero que sean" (año 1868). "Es preciso emplear el terror para triunfar. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos. Todos los medios de obrar son buenos y deben emplearse sin vacilación alguna, imitando a los jacobinos de la época de Robespierre" "A los que no reconozcan a Paz debiera mandarlos ahorcar y no fusilar o degollar. Este es el medio de imponer en los ánimos mayor idea de la autoridad" (año 1845).
“Sandes ha marchado a San Luis... Si va, déjelo ir. Si mata gente, cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor”. (Carta de Sarmiento a Mitre, marzo de 1862.)
El prestigioso caudillo sanjuanino Benavidez, fue gobernador de San Juan. Por ley de 1855 no podía ser reelecto y apoyó la candidatura de Manuel José Gómez, respetado vecino quedando el con la comandancia del ejército. Su ministro liberal Saturnino Laspiur, apoyado de través de Sarmiento por los liberales de Buenos Aires derroca al gobernador Gómez y encarcela a Benavidez. “La Tribuna” y “El nacional” (redactado por Sarmiento) instigan la eliminación del “tirano” y simulando una fuga es asesinado en la cárcel. La crónica de Victorica da cuenta que “El general Benavidez medio muerto fue enseguida arrastrado con sus grillos y casi desnudo precipitado desde los altos del Cabildo a la balaustrada de la plaza donde algunos oficiales se complacieron en teñir sus espadas con su sangre atravesando repetidas veces el cadáver, profanándolo, hasta escupirle y pisotearlo”. Sarmiento dirá “es acción santa sobre un notorio malvado. !Dios sea loado" (El Nacional, 23/10/1858).
"Córteles la cabeza y déjelas de muestra en el camino" (Carta a Arredondo, 12/4/1873). "Si el coronel Sandes mata gente (en las provincias) cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición (esos provincianos que defienden sus autonomías) que no se que se obtenga nada con tratarlos mejor" (Informe a Mitre, 1863). El fusilamiento en masa de un batallón correntino: "brillante conducta". A los sublevados entrerrianos en 1868. "Proceda a diezmarlos, pasando por las armas a los que le toque en suerte". El degüello de Santa Coloma : "acto de que gusté" (año 1852). Asesinato del gobernador Virasoro que él instigó desde Buenos Aires: "San Juan tenia derecho a deshacerse de su tirano" (año 1860). Aprobó el asesinato en masa en Villamayor el 2/2/1856 y como presidente ofreció $100.000 por la cabeza de López Jordán y entre las cabezas valuadas a 1.000 patacones estaba la de José Hernández, que acababa de publicar el "Martín Fierro".
"Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?. El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas". (En Buenos Aires, 1853; Carta a Mitre del 24 de Septiembre 1861; en EEUU., 1865)
Expedición "pacificadora" del ejército de Buenos Aires
Mitre y Sarmiento utilizan en la matanza a un grupo de orientales: Sandes, Arredondo, Paunero, Rivas, Conesa y Venancio Flores, que ganó el mote de “degollador de Cañada de Gomez” donde hizo pasar por las armas a cuatrocientos vencidos, entre oficiales, suboficiales y soldados. Y esta matanza no era el producto del desborde o “excesos” de horda de delincuentes, sino parte de un plan dirigido a “uniformar el interior”, como lo demuestran los partes de batalla, como el de Sandes después de Aguaditas (11 de marzo de 1862) donde dice “Entre los prisioneros se encuentran el sargento Cicerón Quiroga, capitán don Policarpo Lucero, ayudante mayor don Carmelo Rojas, Tenientes don Ambrosio Medina, don Ignacio Bilbao, don Juan N. Vallejo y alféreces don Ramón Gutiérrez y don Juan de Dios Videla. Todos ellos han sido pasados por las armas, según orden de V.E.”
Tratando de disimular lo evidente, Mitre le dice a Urquiza, “Aunque yo ni ninguno de los míos haya promovido ni aprobado de antemano la revolución de San Juan…yo me hago un deber en proclamar justa y santa esa revolución” pero Sarmiento lo deschaba en el Senado de la Nación, “En el caso de Virasoro, y debo explicarlo con justicia a mis compatriotas, estaba mezclado todo el partido liberal” (Se refería al depuesto gobernador de San Juan, asesinado con su hijo en brazos.) El partido liberal eran los descendientes de Rivadavia, “el partido de los principios, de las luces, de la Gente decente”
A esto llamó Mitre “Expedición pacificadora del ejército de Buenos Aires”, y declarará alborozado en la Legislatura “La mayoría de las provincias hermanas han uniformado su política con la de Buenos Aires”
Elizalde. Ministro de R.E. de Mitre, opinara ante Lamas sobre “el degollador de Cañada de Gómez ”El general Flores había prestado la República los servicios más distinguidos que le colocaban en la altura del más notable de sus conciudadanos (…) y rodearlo de las consideraciones que la República le debía y que el Gobierno se habría honrado en tributarle” (Elizalde a Lamas. 13 de mayo de 1863)(AGM.t1.p47o)
“Hombre funesto para tres Repúblicas”
José Hernández en 1874 compartía el editorial de “La Patria”con Soto desde donde anuncia:
"Redacción: La ausencia de nuestro amigo el Sr. Soto, nos coloca por algunos días al frente de la redacción de La Patria y los emplearemos en hacer fuego contra la sombría personalidad de Dn. Bartolomé Mitre, que en el delirio de sus ambiciones pretende todavía imponerse por medio de la fuerza y encadenar a su voluntad el porvenir de los pueblos argentinos. J. H." Desde “La Patria” publica varios artículos referidos a Mitre: “De presidente a revolucionario, de revolucionario a pirata”; “Males sobre males”; “Los dos fundadores de la nacionalidad argentina”; “La administración Mitre”. En este último describe: "Ahogó en sangre las resistencias de la Patria, para prepararse el camino de la Alianza, que debía dar por resultado la devastación del Paraguay.
“En esta sección americana, Mitre ha sido un cometa de sangre, un flagelo devastador, un elemento de corrupción y de desquicio y dan testimonio de su existencia los huérfanos, las viudas y los inválidos."
Bibliografía:
(JMR) José Maria Rosa: Historia Argentina.
(AGM) Atilio García Mellid. Proceso a los falsificadores de la historia del Paraguay. Teoría.
(AGNA) Archivo general de la Nacion Argentina.
(M.R.E.P.) Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay.
(ANA) Anchivo Nacional de Asunción.
Julio José Chiavenatto: “Genocidio Americano, A guerra do Paraguai.-Sao Paulo
Adolfo Saldías. Historia de la Confederación Argentina.
Carlos D´Amico. Bs.As., sus hombres su naturaleza, sus costumbres. México 1890
Norberto Galasso. De la banca Baring al FMI
J.Sulé: “Los heterodoxos del 80”
Alcibíades Lappas: “La masonería Argentina a través de sus hombres”.(Bs.As.1966)
Otras fuentes:
Revista del Museo Histórico Sarmiento
Revista de la Biblioteca Nacional
D.F. Sarmiento, "La Tribuna", El Nacional”
Peña, Milcíades, "La era de Mitre".
J. Pandá Cológeras. “Formaçao histórica do Brasil.
Agustín Rivera Astengo: “Juarez Celman”.
Coronado, Misterios de San José.
Carlos Pereira. Francisco Solano López, y la guerra del Paraguay.
Los apodos de Mitre
“Don Bartolo”: “Militar, escritor, gobernante/ larga serie de triunfos evoca/ y por si esto no fuera bastante/ nos tradujo el poema de Dante/ y se puso de acuerdo con Roca”. (Caras y Cretas, 1900)
“Don Basilio”: farsa satírica “peregrinación de la Luz del Día” (de Juan Bautista Alberdi). “Don Basilio es poeta, historiador, y traduce libros italianos. Se ocupa de todas las libertades de este mundo, menos de las libertades del suyo. Es también un mazzinista, un garibaldino acérrimo, pero vive de negrero al servicio de los dos únicos países que mantienen la esclavitud en su territorio. Don Basilio se sirve del odio, de la mentira, del asesinato, del robo para hacer el bien y la felicidad de los demás; y en su boca la calumnia es calumnia de civilización y progreso” (Alberdi 1878)
“Don Buenaventura” (En la novela “La Gran Aldea”, de Lucio V. Mansilla) “Pocos hombres tienen más libros más que él, los versos no son su fuerte, pero sí los discursos, las proclamas; aquel discurso contra los ministros de Urquiza cuando les ofrecía echar las fuerzas de los ministerios a cañonazos” “Después de dos revoluciones chingadas, Don Buenaventura pontifica de lejos en el diario más grande de América”
“Grumete” (Carlos Saavedra Lamas)
“Hombre funesto para tres Repúblicas” Asi lo nombra José Hernández a Mitre cuando se dirige a Martínez Fontes. Curuzú Cuatiá 1868 El Diario de Paraná, 10 de noviembre de 1934. (AGM.t.I.p.371)
“Zonzo” Dalmacio Vélez Sársfield, al comentar la “Historia de Belgrano” como la Historia de un zonzo contada por otro zonzo.
“El farsante general”. Urquiza. “el farsante general en jefe, cuya impericia se había puesto de manifiesto desde el primer momento” (comentando la batalla de Cepeda)
“Tísico”. Urquiza, refiriéndose a Mitre “Al Tísico le ha salido el tiro por la culata, y después del Pocito hasta lástima daba verlo tan pobre cosa” (Misterios de San José, Juan Coronado).
“Divus Bartolus”: Así aludido por el Ministro de Instrucción Pública de Roca, Osvaldo Magnasco, al cumplirse el “jubileo” de ochenta años: “Después de la ceremonia de su deificación tendremos que llamarlo como a los emperadores romanos “Divus Bartolus”. La humorada fue considerada una blasfemia por los mistristas y le costaría el puesto al ministro. (Osvaldo Magnasco al celebrar los 80 años de Mitre).
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(Temario de HT)
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(01) LA GUERRA DEL PARAGUAY.
(arriba)
Una guerra injusta. Un genocidio POR LA LIBERTAD Y LA CIVILIZACION.
“Su excelencia el general D. José de San
Martín me honró con la siguiente manda: “La espada que me acompañó en toda
la guerra de la Independencia será entregada al general Rosas por la firmeza
y sabiduría con que ha sostenido los derechos de la Patria …” y yo, Juan
Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a S. E. el
señor mariscal Presidente de la República paraguaya y generalísimo de sus
ejércitos la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue
posible sostener esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha
sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria….”
Juan Manuel de Rosas - Southampton, 17 de
Febrero de 1869
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De Caseros a Cerro-Corá
Rosas tuvo una inteligencia superior y un fino, sensible, amplio y sutil instinto diplomático.
Cuando Paraguay declara su independencia en 1811 lo hace como “provincia”, y se siente una “provincia de la Confederación”, el mismo Gaspar Rodríguez de Francia lo toma y lo dice así, figurando incluso en documentos oficiales y en propuestas del mismo Francia que habla de una confederación. El pésimo manejo de Buenos Aires, que para imponer su voluntad a las provincias en general, y a Paraguay en particular, hace que esta se aísle hasta quedar totalmente separada.
Rosas consideraba al Paraguay una provincia de la Confederación pero veía su incorporación como un hecho natural a concretarse con el tiempo, una vez resuelto los problemas internos entre las demás provincias. Por tanto tuvo siempre el mayor cuidado en ofender al pueblo y gobiernos paraguayos, manteniéndose prescíndente de sus asuntos internos y hasta fronterizos. Incluso después de la batalla de Vences, derrotado Madariaga, para no ofender al pueblo paraguayo Rosas le ordena a Urquiza no perseguir al ejercito paraguayo que había cruzado el Paraná en auxilio a los correntinos.
Su visión inteligente y global de la política internacional, le hace ver a Rosas claramente su enemigo en el imperio de Brasil y en una política liberal extranjerizante, representada por los unitarios. Los López en cambio, héroes en su patria, no tuvieron esta visión global, y veían en Rosas solo el caudillo terco que no quería “reconocerles formalmente la independencia”, sin ver que cayendo Rosas caía todo un sistema que resistía el avance mercantilista liberal unitario. Esto los llevó a dejarse envolver por el imperio, con tratados y alianzas que terminarían en Caseros, sin sospechar que eran los vencedores de Caseros los mismos personajes que, terminado Rosas y el federalismo, terminarían con López y el Paraguay. En Caseros quedó sellada la suerte de Paraguay
En 1868 Mitre confiesa cínicamente “Hemos explicado que la política de la alianza de 1851 es el punto de partida y la base en que reposa la política liberal del Río de La Plata” …”¿Que nos falta para alcanzar los propósitos de 1851? Que las Republicas Oriental y del Paraguay se den gobiernos liberales, regidos por instituciones libres” (La Nación, 24 de diciembre de 1864) “Viene ahora el turno del Paraguay,….El Paraguay, que es la negación de los propósitos del 51, se encuentra hoy, precisamente por eso, unido al Uruguay” (La Nación, 23 de diciembre de 1864) “La República Argentina está en el Imprescindible deber de formar alianza con Brasil, a fin de derrocar esa abominable dictadura de López y abrir al comercio del mundo esa esplendida y magnífica región que posee además los mas variados y preciosos productos de los trópicos y ríos navegables para exportarlos” (La Nación Argentina. 3 de febrero de 1865) Es evidente que al liberalismo, lo que le importaba, no era la “tiraría de López”, sino la esplendida y magnífica región.
El camino era Caseros, Paysandú, Cerro Corá. Muy caro le costó al Paraguay, esta visión corta de los López, que evidentemente no habían comprendido el pensamiento genial de Rosas.
Breves antecedentes
“La América no conoce la historia del Paraguay sino contada por sus rivales. El silencio del aislamiento ha dejado a la calumnia victoriosa” (Alberdi. “Intereses, peligros y garantías de los Estados del Pacífico. Paris, septiembre de 1866. El imperio del Brasil…pag. 83)
“El Paraguay conoce lo que puede y vale…Sus hijos aman su tierra…puede ser destruido por alguna grande potencia, mas no será esclavizada por ninguna” (López a Rosas. Asunción 28 de julio de 1844)
“El Dr. Francia pensó en su pueblo como su pueblo quería que se piense de él. Les dio paz, tierras, trabajo, escuelas, disciplina y todo lo que sus libertadores le han quitado. Esa es la verdad.” (Carlos Pereyra. Francisco Solano López y la Guerra del Paraguay.p.21)
Las causas esenciales de la guerra del Paraguay fueron los intereses británicos, la ambición brasileña y la ceguera Argentina. En secreto se hizo la trama, y desde la prensa se fogoneó el incendio. Paraguay se había mantenido prescindente de las guerras civiles entre provincias, y el aislamiento le dio impulso propio. Un aislamiento totalmente justificable si se tiene en cuenta la perversa política liberal porteña erigida por “derecho universal” en heredera, jefa y dueña de la nación. Un aislamiento que le dio medio siglo de prosperidad, y luego su aniquilamiento a manos de traidores y cipayos al servicio del imperio inglés.
El dictador Francia gobernó con mano dura el Paraguay. Expropió las propiedades rurales y se la dio a los campesinos, y formó las “estancias de la patria” donde los paraguayos trabajaban en comunidad, obteniendo el beneficio de su propio trabajo. Persiguió y suprimió todo tipo de comercio especulativo y el gobierno mismo exportaba o negociaba la producción. No había ricos, especuladores, oligarcas ni financistas. El robo era castigado con la muerte y según testigos extranjeros se podía andar de noche por la campaña con dinero, sin peligro alguno. La riqueza era de los paraguayos. Los productos del país abarrotaban los depósitos y se exportaba cuero, tabaco, yerba. etc.
La personalidad de Francia queda estampada en el siguiente episodio: en 1815 de Director Supremo Alvear manda al comisionista Juan Robertson con una nota oficial con la siguiente propuesta “Yo ofrezco a V.E. los fusiles, municiones y cañones que necesite para la defensa de esa provincia, y en cambio solicito es envíe a este ejército un número proporcionado de reclutas; todo computado bajo un pié de reciprocidad que consulte los intereses de ambos pueblos” Según Robertson la proporción era de 25 fusiles por cada cien reclutas que entregará Paraguay. El dictador Francia llamo al hermano de Juan, Guillermo Robertson, y el dijo indignado “Vea lo que su hermano ha tenido la insolencia y el valor de hacer. ¡ha negociado con el vil Alvear armas por sangre de paraguayos! ¡ha ofrecido hombres por mosquetes! ¡Se ha atrevido a intentar vender mi pueblo!” (AGNA, Relaciones Exteriores. Paraguay. Correspondencia con el Gobierno Argentino. Alvear a Francia 15 de marzo de 1815. / A.G.Mellid. o.cit.t.I.p.246)
Mientras Moreno consideraba que “se reputará decente toda persona blanca que se presente vestida de fraque y levita” y Rivadavia negaba el voto hasta a los “criados a sueldo, peones jornaleros y soldadas de línea”. José Gaspar Rodríguez de Francia, Dictador Perpetuo de Paraguay, a quien los liberales porteños no se cansaron de criticar, había impuesto que los representantes fueran electos “por todo el pueblo en uso y ejercicio de los derechos naturales y libres inherentes a todos los Ciudadanos de cualquier Estado, Clase o condición que sean”. y las cualidades a reunir por los elegidos “ no penden del calzado ni de otros adornos externos, porque ellos no tienen la menor conexión con las circunstancias que constituyen el carácter de un hombre de bien y de un honrado patriota” (La Junta a los Cabildos. 26 agosto de 1813 ANA vol.4 cit. A.G.Mellid.p.235)
Muerto Francia, lo sucede Carlos Antonio López, un abogado que además de seguir la política de Francia, se preocupo en modernizar el paraguay. No importaba artículos suntuosos, y los que necesitaba los canjeaba por productos del país, que transportaba en sus propios barcos. Tenía una flota fluvial y de ultramar de veinte vapores y cincuenta veleros, para llevar a Europa su producción, incluido el primer vapor fabricado en América. En vez de “importar capitales”, importaba los técnicos que necesitaba el Paraguay, y el estado hizo ferrocarriles, telégrafos, anales de riego, fundición de hierro, fabricación de sus armas y hasta de la pólvora que necesitaba. A la muerte de Carlos Antonio, lo sucede su hijo Francisco Solano López, educado en Europa donde actuó además en representación de su patria, siendo luego, durante el gobierno de su padre, general del ejercito.
Sobre una población de 400.000 habitantes había más de 400 escuelas. En Paraguay “no hay niño que no sepa leer y escribir...” diría el estadounidense Hopkins en 1845. En Paraguay no había analfabetos, y durante la guerra en los frentes de batalla había un carro destinado a imprenta, donde se imprimían boletines de informes que eran muy difundidos entre la tropa. Ante las necesidad de la guerra, en el mismo frente de batalla se fabricaba el papel y la tinta, y se publicaron varios periódicos de amplia difusión, en castellano y guarani, con informe de las tropas y hasta humoradas sobre el ejercito aliado. La ley de patentes de invención elogiada en el mundo (menos por nuestros genios liberales), nuevos métodos de producción, incentivo al ingreso de técnicos. El gobierno becaba en Europa y Estados Unidos sus futuros técnicos e ingenieros.
Paraguay no tenia deuda interna ni externa y en toda su existencia, incluida la guerra, nunca pidió un empréstito.
Liberación o dependencia
Mientras la prensa liberal levantaba diatribas y mentiras y Mitre preparaba la ruina del Paraguay, el propio Mitre reconocía a López: “V.E. se halla en muchos aspectos en condiciones mucho más favorables que las nuestras. A la cabeza de un pueblo tranquilo y laborioso que se va engrandeciendo por la paz y llamando en ese sentido la atención del mundo; con medios poderosos de gobierno que saca de esa misma situación pacífica, respetado y estimado por todos los vecinos que cultivan con el relaciones proficuas de comercio; su política está trazada de antemano y su tarea es tal vez más fácil que la nuestra en estas regiones tempestuosas, y es como lo ha dicho muy bien un periódico ingles de esta ciudad, V.E. es el Leopoldo de estas regiones, cuyos vapores suben y bajan los ríos superiores enarbolando la bandera pacífica del comercio, y cuya posición será más alta y respetable, cuanto más se normalice ese modo de ser entre estos países.” (Mitre a López. 2 de enero de 1864. Archivo del Gral. Mitre. II .p.50.Biblioteca de la Nación) (AGM.I.p.426) Increíblemente el que escribía esto estaba preparando la trama que llevaría al genocidio casi completo del “pueblo tranquilo y laborioso”. Pero este progreso independiente de Paraguay sería a su vez su ruina porque Inglaterra y su secta de liberales locales no podían permitir que un mal ejemplo pudiera hacer caer todo un sistema colonial imperante y establecido en América del Sur. No se trataba simplemente de si López era tirano o no, si el pueblo lo amaba o no. Esas eran las eternas excusas del liberalismo.
Mientras López anunciaba la construcción de vías férreas con capitales y esfuerzos propios, Mitre inauguraba el ferrocarril del Sud: “Démonos cuenta de este triunfo pacífico, busquemos el nervio motor de estos progresos y veamos cuales la fuerza inicial que lo pone en movimiento.¿cual es la fuerza que impulsa este progreso? ¡Señores, es el capital ingles!”. (Mitre.Arengas.p.192) Ese es el verdadero meollo de la cuestión. El progreso “independiente” de paraguay daba por tierra con las teorías liberales de “libre comercio”, “empresa privada” y “progreso liberal”. El mismo Alberdi lo nota y lo dice: “Hoy mismo, en 1865, ¿por quienes esta bloqueado el Paraguay sino por sus eternos bloqueadores de toda la vida, los intereses monopolistas de los que tienen las puertas del Plata?” (Alberdi. Los intereses argentinos. p.18)(AGM.t.I.p.429)
El secretario de la embajada británica en Buenos Aires Mr.G.T.Gould decía que “…(Paraguay) a pesar de los hábitos industriosos de sus habitantes, grandes recursos naturales sin desarrollar y una fertilidad extraordinaria, su comercio extranjero ha sido siempre muy limitado debido a las dificultades creadas por el gobierno, los monopolios que conservaba, existiendo restricciones de toda clase respecto a la navegación del Paraguay”. (Benites. Anales diplomáticos….. Cit.AGM.t.I.p.430) Mr Gould llamaba “monopolio” porque no eran ingleses, que en ese coso “son mejores”
Estos conceptos de Mr. Gould sobre “monopolios” no pasaron desapercibidos para Alberdi, que luego de estudiar “los empréstitos” colocados e Londres en 1871 y 1872 escribió: “Cuando más se estudia y conocen los empréstitos paraguayos, en cuanto a los orígenes, agentes, motivos y condiciones, más se descubre que fueron hechos como maniobra de guerra contra paraguay; y mejor se comprende entonces porqué han sido levantados por hombres que eran Agentes y cooperadores oficiosos del poder que ha destruido al Paraguay con la mira de absorberlo una vez destruido” (Alberdi. De los abusos y víctimas del Crédito Publico. Montevideo 1876) Esa era la verdadera lucha: Liberación o dependencia.
La trama secreta del genocidio - El centralismo porteño.
La planificación del genocidio estuvo lista mucho antes del conflicto, bajo la batuta inglesa. Los últimos detalles se convienen en Buenos Aires con la reunión del gabinete en pleno, el representante brasilero y el propio representante inglés, Eduard Thornton. Preveía la distribución del botín de guerra y prohibía entablar conversaciones de paz por separado; es decir, una guerra “de aniquilamiento”.
Algunos historiadores pretenden que la entrada de argentina en la guerra se debió a que Paraguay, por defender a Uruguay, “violo” territorio argentino. Esa no es ni siquiera una excusa válida. Las raíces del conflicto deben buscarse mucho antes, en los acontecimientos posteriores a 1810, en que la oligarquía porteña quiere imponerse a las demás provincias, con derechos al control de la entrada al río y usufructo del puerto. Prefieren la perdida y separación de aquellos que no se sometan, como el caso de la banda oriental, y así es como rechazan la incorporación de diputados del interior.
La junta de Buenos Aires instruyó a Manuel Belgrano al frente de un ejército a “liberar” Paraguay. El generoso Belgrano creyó que el pueblo paraguayo lo recibiría como libertador. Se desengañará al avanzar en territorio paraguayo y ver el vacío que le hace la población y la defensa que le opone contra quien consideraban un invasor. Vencido Belgrano propone un arreglo decoroso; comunica al vencedor (general Cabañas) , y que no había venido a pelear “entre hermanos, parientes y paisanos”, “no en conquista sino en auxilio”, a “concederles un comercio liberal a sus productos”y que los hijos de la tierra “recobrasen los derechos que por todos títulos corresponden”, añadiendo que “las provincias del Río de la Plata están ya unidas y en obediencia a la capital” y le sugiere que “elija el diputado que le corresponda, se una, y guarde el orden de dependencia determinado por al voluntad soberana” Nótese que los porteños, lo que no ganaron con las armas querían ganarlo con argucias: después de hablarles de devolverles los derechos (?¿) le pretenden imponer obediencia y dependencia a la capital, determinado por una voluntad que no es la soberana del pueblo paraguayo, sino porteño.
El Dr. Francia, que en principio se sentía “parte de la confederación”, debió mantenerse permanentemente a la defensiva del centralismo porteño, que trato de doblegarlo por la fuerza de las armas, trabando el comercio y la navegación de los ríos, y hasta con palabras de amenaza o halagos que trataban de envolverlo. Buenos Aires no desperdiciaba ocasión para tratar de “imponer” su voluntad o “razón”, (como al resto de las provincias) en forma insidiosa, engañosa y malintencionada. Entre tantas, a modo de ejemplo, la comunicación que hiciera el “iluminado” Rivadavia con su habitual palabrerío “Los principios que movieron la revolución de Bs.As. y que la han constituido la Capital de la ciudades libres de América y el resorte siempre activo y nunca deficiente de la libertad de tan vasto y rico continente; dan a aquellos a quienes ha confiado la dirección de tan grande obra toda la superioridad que demanda el interés general de los pueblos” Rivadavia no solamente trata de enredar en palabras al Dr Francia, adjudicando a BsAs Capital de América “de facto”, sino que se adjudica a si mismo la superioridad. Paraguay en boca de Larios Galván, simplemente le contesta “Tendrá muy presente la Junta su mediación al modo de esa Exma. puede hacerlo con la mía elevada al mismo rango que la de V,M.” La verdad que Rivadavia, (además del resto), un eterno papelonero.
Paraguay hizo su propia revolucion en mayo de 1811, y por oficio del 25 de septiembre de 1811 del Triunvirato a la Junta Gobernativa del Paraguay anunciaba que “el gobierno no exige otra cosa de los pueblos que una justa obediencia a sus determinaciones”, como si eso fuera poco. Estas actitudes prepotentes y hegemónicas porteñas, y la nefasta política rivadaviana, llevarían al aislamiento del Paraguay, y por lo tanto a su progreso independiente de las potencias extranjeras (Inglaterra) y luego a su ruina. Esta se vería incentivada con la política liberal y entreguista del mitrismo.
¿Que derecho tenia Buenos Aires a exigir obediencia? Lo dice Mitre y Vicente Fidel López. “A los doce días, una expedición de mi ciento cincuenta voluntarios…partían de Buenos Aires para llevar los mandatos de pueblo en la punta de las bayonetas.” (Mitre.Historia de Belgrano.t.I,cap.XI.p.350) “Fuera de Asunción todo era bosques y campos que si alguna vez se labraron, estaban ahora empobrecidos y poblados por una raza indígena y servil que su mayor parte, mal mezclada, y tan miserable que ya por el clima, ya por la insuperable dificultad de obtener telas para vestirse, vivía completamente desnuda desde sus primeros años. Si esto era pueblo, y allí entonces, es claro que era un pueblo de cuya acción no podía contar la Junta Gubernativa de Buenos Aires para traerlo a obrar en nombre de sus principios” (López. Hist.Arg. t. III.p.342) La deducción es directa: eliminar a esa raza inferior que decía Sarmiento. Realmente no se puede creer la mentalidad recalcitrante de nuestros “historiadores” u “próceres”.
El imperio siempre había codiciado el Paraguay. La revolución de mayo de 1811 en Asunción no fue contra España, sino contra la entrega que pretendía hacerse al Imperio. El bando del 17 de mayo proclamaba “que confederándose con Buenos Aires no tendría otra mira sino la de la defensa común, bajo un sistema de mutua unión, amistad y conformidad, cuya base sea la igualdad de los derechos…” ¡Precursora idea de Confederación en el Río de La Plata¡ ¡Ah, que distinto hubiese sido el destino de todos si la oligarquía portuaria de Buenos Aires no se hubiera empañado en frustrar ese destino¡ (A.G.M.o.cit.t.I.p152)
En 1826 el cónsul brasilero informa a su gobierno que “Después de Brasil, es sin contradicción la primera potencia de la América” y en 1830 lo califica de “colosso nascente” al que propone acabar mediante “huma rápida, e bem combinada invsao” (Antonio Manoel Correa da Cámara al ministerio de Negocios Extranjeros del Imperio. 2 de abril de 1830 Anais do Itamaraty IV.p.166) (A.G.M.o.cit.p31)
Para Paraguay era vital mantener independiente Uruguay como garantía de equilibrio en el plata. Para Inglaterra en cambio, la prioridad era “terminar” con el mal ejemplo de paraguay, y utilizaría a Brasil y Argentina como peones de la partida. Bajo cualquier excusa, estos últimos ocupan Uruguay, y necesariamente obligan a López a defenderla.
La prensa imperial y mitrista venía preparando el ambiente, con mentiras y diatribas contra “el tirano López”, que “ha infringido todos los usos de las naciones civilizadas” (¿?) y el periódico Standard de Bs.As. anticipaba que Mitre “llevará en su victoriosa carrera, además del peso de glorias pasadas, el impulso irresistible de la opinión pública en una causa justa”. No se a que glorias del eterno perdedor general aludía el Standard ni a que opinión publica se refería ya que, salvo la oligarquía porteña, toda le era adversa.
El convenio se mantuvo en secreto para no pasar como “país agresor” sino como “país agredido”, para no cargar con la responsabilidad histórica de la guerra y para no despertar oposiciones. La infidencia del representante estadounidense en informe a su gobierno, hace conocer de antemano el “convenio”, lo que provoca una serie de reacciones en la prensa, y hasta en Hispanoamérica; pero ya estábamos “hasta las rodillas”.
La oposición federal es unánime, y hasta los unitarios se manifiestan en contra de la política mitrista: José Hernández (El Argentino) y Evaristo Carriego ( El litoral) apoyan la actitud del Supremo y se preguntan si no deban ayudarlo los argentinos. Parecido opinan Francisco Fernández y Olegario Andrade (Concepción del Uruguay), Navarro Viola y Carlos Guido y Spano (Bs.As. El americano), el gobernador liberal de Corrientes, Manuel Lagraña y su correligionario Patricio Cullen que gobierna Santa Fe. En interpelación a Elizalde, Adolfo Alsina le dice “con su mediación en las cosas orientales ha empezado a trenzar la soga con que tal vez nos ahorque” y se dirá que a Mitre “los brasileros le hacían tragar amargo y escupir dulce”
Pero La Nación mitrista sigue preparando el ambiente y metiendo leña al fuego “…la necesidad de robustecer cada vez más la alianza entre Río de Janeiro y Buenos Aires, dos gobiernos sinceramente liberales que no pueden permitir que la tranquilidad del Río de La Plata dependa de las desconfianzas sombrías de un déspota ni de las tendencias salvajes de los caudillos” (La Nación 3 de diciembre de 1864) ¿Río de Janeiro liberal? ¿Un gobierno que sobre una población de 10 millones mantiene 1,7 millones en la esclavitud?¿un gobierno que lleva a la guerra 45 negros esclavos por cada blanco? ¿liberal? Eso es lo que entendía por liberal el genocida de Mitre. “¿Que vamos buscando en la acción de a Brasil? (…) la terminación de de las autoridades semi-salvajes que tratan de conflagrar en el Río de La Plata” (La Nación, 26 de noviembre se 1864) “Paraguay necesita regenerase, y esa regeneración creemos que no podrá obtenerse de otro modo que a cañonazos” (El Orden). La mentalidad liberal opinaba que “insignificante en si mismo, el Paraguay podía impedir el desarrollo y el progreso de todos sus vecinos. Su existencia era nociva y su extinción como nacionalidad o la caída de la familia reinante debía ser provechosa para su propio pueblo como también para todo el mundo” (Washburn. Historia del Paraguay)
Mientras la prensa liberal y mitrista (La Nación de Mitre, El Orden de Domínguez, Tribuna de los Varela, El nacional de Sarmiento), fogoneaba con mentiras y llamaba “gobiernos semi-salvajes”, los europeos (que Mitre idolatraba) publicaban conceptos muy distintos sobre Paraguay “De todos los países de la América del Sud que desde hace cincuenta años buscan el verdadero camino que conduce a los pueblos a ser grandes naciones, el Paraguay es, sin contradicción, el que ha hecho más esfuerzos para desembarazarse de las ligaduras de la barbarie…” (Revue des Razes Latines. Art. De H.Francignes. Parias, 1861) (A.G.M. o.cit.t.I.p.362)
Las futuras acciones de guerra dejarán bien en claro quienes fueron los “salvajes” y genocidas: Mitre, que antes llamó a López “el Leopoldo de estas regiones” ahora lo llama el “Atila de América”, “la ultima vergüenza del continente” y habla “de los paraguayos libres que gimen bajo un tirano”. Y para eliminar los gemidos, piensa “eliminar a todos los que gimen.”
Los ejércitos del conflicto
Cada hombre de paraguay era un soldado de su patria, y tenia obligación de tener sus armas y cuatro caballos a disposición en defensa de su patria; “los paraguayos aventajan a los de Buenos Aires en sagacidad, actividad, estaura y proporciones” (Azara- Descripción e historia del Paraguay. t.I.cap.XIV..p.363) Cada hombre que entraba en el ejército, fuera quien fuera, empezaba “de abajo”.Cada hombre y mujer de paraguay, defendían “lo suyo”.
El ejército de brasil era una calamidad. Los nobles ocupaban la oficialidad, y llevaban esclavos o libertos como soldados. Por cada blanco había 45 negros. ¿Qué espíritu de lucha podía habar en un ejercito así? ¿que les importaba a los negros dejar el pellejo en un país exótico, en una guerra que no era la suya, para defender precisamente a los que los maltrataban y esclavizaban en su tierra?
En el ejercito Argentino, aunque en menor medida, pasaba algo parecido. Los paisanos no querían ir a una guerra contra sus hermanos Paraguayos, sino contra los porteños y macacos brasileros. Ni el ofrecimiento de paga varió la negativa a incorporarse y la incorporación debió hacerse forzosa, “engrillados” y atados “codo con codo”: “doscientos grilletes para los voluntarios de la guerra del Paraguay” y varios batallones de “enganchados” se sublevaban antes de partir. Ver : El desbande de Basualdo (03-07-1865)

La intriga “civilizadora”
Paraguay era un mal ejemplo que Inglaterra no podía permitir, y arma la intriga del Brasil de Pedro II, la Confederación de Mire, y el Uruguay de Flores, para acabar con López, y hasta con el pueblo paraguayo.
A Mitre no le bastó llevar la “Libertad y Civilización” a las provincias del interior. También la ”exportaría” a los países vecinos. Mientras Entre Ríos estallaba en gritos contra el mitrismo, y la prensa de Buenos Aires proseguía su violenta campaña contra el mariscal López y contra la nación Paraguaya. Desde el momento en que Paraguay declara la guerra al Brasil arreciaron los ataques de la prensa mitrista. Fue una campaña mentira e infamias ; "no puede dudarse que esos artículos fueron la principal causa de la declaración de guerra de la República Argentina". (Jorge Thompson)
Retirado Urquiza al Palacio de San José después de Pavón, Mitre se dedica a limpiar el interior de federales. Interviene provincias, cambia gobiernos no adictos, tolera a otros como los Taboada de Santiago del Estero, y entra a sangre y fuego en La Rioja, (último reducto federal con las montoneras del Chacho) usando de punta de lanza al terrorista Sarmiento. En vano los federales esperan y piden el pronunciamiento de Urquiza, el apoyo o al menos una señal, pero Urquiza, en forma incomprensible guarda silencio absoluto en su Palacio de San José, y deja que se cometa el holocausto de gauchos federales. Ni siquiera contesta la correspondencia del Chacho y el pedido de instrucciones de sus subordinados, como López Jordán que pide instrucciones. Nada hace Urquiza, sino asegurarle a Mitre que se mantendrá prescindente de la lucha, porque “no pertenece a ningún partido” y esta por encima de las luchas internas y asumió el título del “Washington de Sudamérica” que Mitre le asignó.
En Uruguay gobierna el partido blanco (federal) que convoca también a los colorados al gobierno y al olvido de los enfrentamientos pasados (incentivados por el Imperio, dicho sea de paso) mediante una amnistía. Pero esta situación no le convenía a Mitre, que quiere “llevar la civilización” y terminar con todos los federales. Tampoco al Imperio que perdería así su viejo sueño de anexar la “Cisplatina”, y mucho menos le conviene a Inglaterra, el verdadero instigador, que ve amenazado su “libre comercio”.
Desconozco si algún pacto secreto (¿de la masonería, de la que ambos eran miembros?) los mantiene “sin agredirse” a Mitre y Urquiza, pero lo cierto es que Mitre “le tiene ganas” pero no se anima, y Urquiza sigue jugando a dos puntas, como siempre lo hizo. Ofrece amistad y pactos a López, de Paraguay, pero éste desconfía y pide que Urquiza de “pruebas”. Despechado con López ofrece apoyo a Inglaterra en la agresión a Paraguay y busca el apoyo brasileño. Cuando estos agreden al Uruguay, no solo se mantiene prescindente, sino que además deja su propio ejército “de a pie” porque le vende a buen precio toda la caballada del propio ejército (30.000 caballos).
“Nos toca combatir de nuevo bajo la misma bandera que reunió en Caseros a todos los Argentinos” (Mitre a Urquiza. JMR t.VII.p.122) Mitre se refería a la bandera imperial, y de este modo le agradecía a Urquiza que no ayudase a López ni permitiera el paso del ejército Paraguayo en auxilio a Uruguay agredido por Brasil. Urquiza ya había vendido a buen precio toda la caballada de su ejército a los brasileños.
“Corresponda esta adquisición al desarme del adversario, pues los entrerrianos, óptimos y admirables jinetes, no formaban sino pobre infantería. Y de esta manera Urquiza fue anulado como valor combatiente…No había en Urquiza la pasta de un hombre de estado; no pasaba de un condotiere…Permaneció inactivo por lo tanto. De hecho, traicionaba a todos. Cuidó Brasil tornarlo inofensivo. Urquiza, a pesar de ser inmensamente rico, tenía por la fortuna un amor inmoderado; el general Osorio le conocía el lado flaco” (J. Pandá Cológeras. “Formaçao histórica do Brasil”) El brasileño general Osorio, que comandó la caballería brasileña en Caseros en 1851, conocía bien “el lado flaco” de Urquiza
Desde Concepción José Hernández declara que “Ya no es hora de la pluma” tratando de que Urquiza, (supuesto federal) , haga algo, pero Urquiza “lo mira por televisión”. Es que ya había hecho su negocio de la guerra, y de a pie, hacía la suya.
El Imperio comienza con reclamos por supuestas agresiones de hacendados brasileños en territorio Uruguayo, y hacen proposiciones imposibles de cumplir, para que no se les diluya “el motivo” para la agresión. Berro (presidente Uruguayo) pide auxilio a López, a quien el Imperio codicia, pero a su vez teme si no tiene de aliado a la Confederación y el visto bueno y ayuda de Inglaterra.
Brasil agrede cañoneando un buque. Uruguay reclama y se lo comunica a López, pero mientras la correspondencia diplomática va y vuelve a Asunción, el ministro de relaciones exteriores de Uruguay, Lamas, “entrega vergonzosamente” a su gobierno ante Mitre, de manera que cuando llega a Bs.As. el reclamo Paraguayo, Elizalde le contesta poco menos que “vos no te metas que ya arreglamos todo”. El representante brasilero, que dudaba del apoyo de Bs.As. y no se animaba solo contra Paraguay, le pide audiencia a Mitre, y este se la concede a las 11 de la mañana con todo el gabinete reunido, incluido el representante ingles, que al perecer también formaba parte “del gabinete”.
Con el visto bueno de Inglaterra, brasil se decide a la agresión abierta, y abastece a la flota en armas y municiones en Bs.As. Ante la protesta diplomática uruguaya, Mitre niega lo evidente, ya que se hacía a plena luz del día en la rada del puerto de Bs.As.
La guerra estaba decidida con anterioridad a 1865. El 21 de octubre de 1864 Manuel Senén Rodríguez le escribe a Berges, anticipándole la guerra del paraguay. Este le contesta: “Ningún esfuerzo me cuesta creer la noticia que V. se sirve transmitirme de que el Brasil va a declarar la guerra al Paraguay, pues siempre hemos pensado que la absorción del Estado Oriental era solo una escala de descanso para llegar al Paraguay” (M.R.E.P/C.C.C. vol.I.p.307) y ya en 1863 el Padre Domingo Ereño en carta al político oriental Joaquín Requena García le prevenía “ Buenos Aires ha sido y será siempre el foco de los enemigos, y cuna de trabajo contra esa República, contra todas las provincias y hasta contra el Paraguay” (Concepción del Uruguay, 25 de agoste de 1863.Efraín Cardozo. Vísperas de la guerra. Bs.As. 1954.Ateneo. p.163)
Primera acción de guerra - Año nuevo de 1865
Venancio Flores, “el degollador de Cañada de Gómez”, intima Leandro Gómez la rendición de Paysandú andes de la salida del sol del 5 de diciembre de 1864. “Vencido de plazo fijado, y procediéndose enseguida al ataque V.S. pagará con su vida las consecuencias y desastres que puedan ocasionarse”
La flota Imperial ataca y bombardea Paysandú durante varios días sin poder rendirla. Como se queda sin municiones, se reabastece en Bs.As. en el parque de Mitre y bombardea por segunda vez Paysandú, que aún resiste con 600 hombres en la defensa, atacado a su vez con 9.000 hombres por tierra. Desalojado Paysandú de civiles, Paysandú resiste varios días con la bandera hondeando en la torre de la iglesia, y es totalmente incendiada a la vista impotente de los argentinos desde la otra orilla, que nada podían hacer ante la negativa y silencio cómplice de Urquiza. (Para esto Urquiza, que siempre jugo a dos puntas, ya había vendido la caballada) Se rinde la plaza y su Jefe general Leandro Gómez, ya rendido y prisionero, es fusilado sin más trámite. Como toda la prensa (hasta la unitaria) repudia el hecho, el diario La Nación Argentina (de Mitre), dice cínicamente “La gran cuestión no es saber si Leandro Gómez le tiene miedo a las balas;(la gran cuestión) es saber qué conviene a la libertad y la civilización” Como tantas veces se cometían crímenes en nombre de “la libertad y la civilización”
Mitre, aliado a Brasil y al gobierno impuesto por este, declarara la Guerra al Paraguay, como de costumbre, con frases célebres: “Tres días en los cuarteles, tres semanas en campaña, tres meses en Asunción”. La guerra duraría cinco penosos años, y Mitre, como no podía ser menos, fue general de todos los ejércitos. No gana ni una batalla y los brasileros lo reemplazan. Una guerra injusta, un genocidio del pueblo paraguayo que vio reducida su población masculina en un 99,60 % en varones de más de diez años. Y todo en nombre de la civilización y la libertad.
El 1 de mayo de 1865, Mitre en mensaje al Congreso “ Esta fecha quedará consignada a la altura de mayo: 1865; iniciación de la política expansionista del pensamiento argentino.(…) la Republica entra en la labor de establecer las afinidades de la civilización en las regiones bárbaras de Sud América”
Los soldados "voluntarios" del interior.
El paisanaje de las provincias, que intervino tantas veces voluntariamente en las luchas ante la sola convocatoria de los caudillos, se negó a participar en una guerra que no sentía suya. Sintiéndose más cercanos a la provincia hermana del Paraguay que a los porteños y a los “macacos” brasileros, se negaban a enrolarse, lo que motivo la deserción y levantamiento de muchos batallones del interior. Consta en el archivo histórico, la Factura de un herrero de Catamarca, “por doscientos grilletes para los voluntarios de la guerra del Paraguay”
“….el reclutamiento de los contingentes no fue fácil. (…) Para llenar las cuotas provinciales se autorizó reclutarlos mediante paga, pero pocos lo hicieron. Entonces los gobernadores, mitristas en su totalidad, y los comandantes de frontera se dedicaron a la caza de “voluntarios”. Emilio Mitre , encargado del contingente cordobés, escribe el 12 de julio que manda los “voluntarios atados codo con codo”; Julio Campos, porteño impuesto como gobernador de La Rioja, informa el 12 de mayo:”Es muy difícil sacar los hombres de la provincia en contingentes para el litoral…a la sola noticia que iba a sacarse, se han ganado la sierra” Los “voluntarios” de Córdoba y Salta se sublevan en Rosario apenas les quitan las maneas; el gobernador Maubecin, de Catamarca, encarga 200 pares de grillos para el contingente de la provincia. (Revista de la Biblioteca Nacional, XXI, n° 52)
¿Cobardía? Eran criollos que lucharon en Cepeda y Pavón, y bajo las órdenes del Chacho. No desertaban – como acotan algunos – y lo demostrarán en 1867 alzándose tras Felipe Varela y Juan Saa. Simplemente no querían ir “a esa guerra”. (JM Rosa Historia Arg.t.VII.pag 140)
Felipe Varela en un manifiesto proclamado por él mismo el 1º de enero de 1868, afirmaba lo siguiente: "En efecto, la guerra con el Paraguay era un acontecimiento ya calculado, premeditado por el general Mitre".
Urquiza también tiene problemas para juntar los contingentes, y a pesar de decirles que la guerra es “contra los porteños”, las divisiones de Victoria y Gualeguay se niegan a marchar, y López Jordán le escriba a Urquiza: “Usted nos llama para combatir el Paraguay. Nunca, general; ese es nuestro amigo. Llámenos para pelear a los porteños y brasileros; estaremos prontos; ésos son nuestros enemigos. Oímos todavía los cañones de Paysandú.”
Se recurre inclusive al reclutamiento de mercenarios europeos mediante el engaño y promesa de tierras como campesinos. Según testimonios de un integrante de un contingente suizo, se los embarca engañados y se le retiran los documentos. Al llegar a Buenos Aires son llevados al frente por la fuerza o encarcelados. (Declaración de un “enganchado siuzo”, cit.por Chiavanetto: O genocidio Americano. A guerra de Paraguai)
28 de octubre de 1865 – Amotinamiento de reclutas en Catamarca
La tarea que el gobernador de Catamarca, Victor Maubecín, acometió con mayor entusiasmo durante su gobierno fue la formación del contingente con que la provincia debía contribuir al Ejército del Paraguay. Guerra impopular esta de la Triple Alianza.
Tradiciones y documentos nos hablan de la resistencia que demostró parte de nuestro pueblo frente a la recluta ordenada por el Gobierno Nacional. Algo decía al sentimiento de nuestros paisanos que esa contienda ninguna gloria agregaba a los lauros de la patria, y que tampoco existían motivos para pelear contra un pueblo más acreedor a su simpatía que a su rencor.
En Entre Ríos, los gauchos de Urquiza desertaron en masa, pese a que en otras ocasiones fueron leales hasta la muerte con su caudillo.
En La Rioja, el contingente de 350 hombres asignado a la provincia se reclutó entre la gente de la más baja esfera social. Un testigo calificado, el juez nacional Filemón Posse, explicaba al Ministro de Justicia, Eduardo Costa, los procedimientos compulsivos que había utilizado el gobierno local al expresar que “se ponían guardias hasta en las puertas de los templos para tomar a los hombres que iban a misa, sin averiguar si estaban eximidos por la ley”.
El método usado para el reclutamiento, tanto como el duro trato a que fueron sometidos los “voluntarios” durante los tres meses que duró la instrucción militar, fueron causa de varias sublevaciones. El mismo testigo señala, a ese respecto, el estado de desnudez de la tropa, lo cual movía la compasión del vecindario cuando salía a la plaza para recibir instrucción. “Más parecen mendigos que soldados que van a combatir por el honor del pueblo argentino”, afirmaba sentenciosamente, agregando que tal situación suscitó la piadosa intervención de la Sociedad San Vicente de Paul que les proveyó de ropa y comida. Acusaba también al gobernador Maubecín de incurrir en una errónea interpretación del estado de sitio, cuando exigía al vecindario auxilios de hacienda y contribuciones forzosas para costar los gastos de la movilización.
La situación que se ha descrito veíase agravada por el trato duro e inhumano que se daba a los reclutas. José Aguayo, uno de los oficiales instructores, ordenó cierta vez por su cuenta, la aplicación de la pena de azotes en perjuicio de varios soldados. Olvidaba o ignoraba, quizás, que la Constitución Nacional prohibía expresamente los castigos corporales.
Este hecho motivó un proceso criminal en contra del autor, cuando los damnificados denunciaron el vejamen ante el Juzgado Federal. Su titular falló la causa condenando a Aguayo a la inhabilitación por diez años para desempeñar oficios públicos, y a pagar las costas del juicio. Dicha sentencia disgustó a Maubecín, quien negó jurisdicción al magistrado para intervenir a propósito de los castigos impuestos en el cuartel “a consecuencia de una sublevación”. El gobernador calificaba de “extraña” la intervención de Filemón Posse y afirmaba que esa ingerencia era “una forma de apoyo a los opositores sublevados”. El choque entre el juez y gobernador originó un pleito sustanciado en la esfera del Ministerio de Justicia y dio materia a una sonada interpelación al ministro Eduardo Costa por parte del senador catamarqueño Angel Aurelio Navarro.
Los “voluntarios” se sublevan
El mes de octubre de 1865 llegaba a su término. Faltaban pocos días para la partida hacia Rosario del batallón “Libertad” cuando un incidente vino a conmover a la población. La tropa de “voluntarios”, cansada de privaciones y de castigos, se amotinó con el propósito de desertar. No es aventurado suponer que para dar ese paso debe haber influido un natural sentimiento de rebeldía contra la imposición de abandonar la tierra nativa, a la que seguramente muchos no volverían a ver. Actores principales de la revuelta fueron poco más de veinte reclutas, pero la tentativa fue sofocada merced a la enérgica intervención de los jefes y oficiales de la fuerza de custodia.
Inmediatamente, por disposición del propio Gobernador, jefe de las fuerzas movilizadas, se procedió a formar consejo de guerra para juzgar a los culpables. El tribunal quedó integrado con varios oficiales de menor graduación y la función del fiscal fue confiada a aquel teniente José Aguayo, procesado criminalmente por el Juez Federal a raíz de la pena de azotes impuesta a otros soldados.
Actuando en forma expeditiva, el cuerpo produjo una sentencia severa y originalísima en los anales de la jurisprudencia argentina. Los acusados fueron declarados convictos del delito de “amotinamiento y deserción”. Tres de ellos, a quienes se reputó los cabecillas del motín, fueron condenados a la pena de muerte aunque condicionada al trámite de un sorteo previo. Solamente uno sería pasado por las armas, quedando los otros dos destinados a servir por cuatro años en las tropas de línea. Los demás acusados, 18 en total, recibieron condenas menores que variaban entre tres años de servicio militar y ser presos hasta la marcha del contingente.
La muerte en un tiro de dados
La sentencia fue comunicada a Maubecín, quien el mismo día - 28 de octubre - puso el “cúmplase en todas sus partes” y fijó el día siguiente a las 8 de la mañana para que tuviera efecto la ejecución. Un acta conservada en el Archivo Histórico de Catamarca nos ilustra sobre las circunstancias que rodearon el hecho.
A la hora indicada comparecieron en la prisión fiscal, escribano y testigos. El primero ordenó que los reos Juan M. Lazarte, Pedro Arcadé y Javier Carrizo se pusieran de rodillas para oír la lectura de la sentencia. Enseguida se les comunicó que “iban a sortear la vida” y, a fin de cumplir ese espeluznante cometido, se les indicó que convinieran entre sí el orden del sorteo y si la ejecución recaería en quien echara más o menos puntos. En cuanto a lo primero, quedó arreglado que sería Javier Carrizo el primero de tirar los dados, y respecto de lo segundo, que la pena de muerte sería para quien menor puntos lograra.
Ajustado que fue el procedimiento, se vendó los ojos a los condenados y se trajo una “caja de guerra bien templada”, destinada a servir de improvisado tapete. Cumplidas esas formalidades previas, Javier Carrizo recibió un par de dados y un vaso.
No cuesta mucho imaginar la dramática expectativa de aquel instante, el tenso silencio precursor de esa definición. La muerte rondaba sombría y caprichosa como la fortuna en torno a la cabeza de esos tres hombres. Es probable que hayan formulado una silenciosa imploración a Dios para que ese cáliz de amargura pasara de sus labios.
Javier Carrizo metió los dados dentro del vaso. Agitó luego su brazo y los desparramó sobre el parche... ¡Cuatro!. Tocaba a Lazarte repetir el procedimiento de su compañero de infortunio. Tiró... ¡Siete!. Las miradas se concentraron entonces en la cara y en las manos del tercero. Pedro Arcadé metió los dados en el cubilete, agitó el recipiente y tiró...¡Sacó cinco!. La suerte marcaba a Javier Carrizo con un signo trágico.
El acta nos dice que se llamó a un sacerdote a fin de que el condenado pudiera preparar cristianamente su alma. Después de haber sido desahuciado por los hombres, sólo le quedaban el consuelo y la esperanza de la fe. El pueblo catamarqueño, que tantas veces fue sacudido por hechos crueles derivados de las luchas civiles, nunca había sido testigo de un fusilamiento precedido de circunstancias tan insólitas.
En otro orden de cosas, parece necesario decir que la pena de muerte aplicada a Javier Carrizo cumplió el propósito de escarmiento que la inspiraba. A lo que sabemos, no se produjo más tarde ninguna sublevación del batallón de “voluntarios” Libertad. Conducido por el propio Maubecín, hasta el puerto de Rosario, llegó a destino y sus componentes pelearon en el frente paraguayo dando pruebas de heroísmo. Estuvieron en las más porfiadas y sangrientas batallas: Paso de la Patria, Tuyutí, Curupaytí y otras. De los 350 soldados que salieron del Valle, el 6 de noviembre de 1865, solo regresarían 115 al cabo de 5 años. Los demás murieron en los fangales de los esteros paraguayos.
En el Archivo Histórico de la Nacion, hay una factura de un herrero de Catamarca, "Por cuatrocientos grilletes para los voluntarios de la guerra del Paraguay"
Fuente:
Armando Raúl Bazán – La Pena de Muerte por Sorteo en Catamarca
Antook – Reclutamiento en Catamarca (2007).
Todo es Historia – Año 1, Nº 1, Mayo de 1967
La batalla de Pehuajó (30-01-1866) - ¿Impericia o traición?
(Mitre había quedado distanciado y resentido con Conesa, después de Caseros.)
El 30 de enero de (1866) ocurre un curioso combate en el paraje Corrales o Pehuajó. Una fuerza de 450 paraguayos había desembarcado, y Mitre mandó desalojarla a la división Buenos Aires de guardias nacionales de infantería, mandada por Conesa. La división Buenos Aires tenía 1.700 plazas, pero su armamento era deficiente y sus integrantes gauchos recogidos en la campaña “que hubieran sido excelentes soldados de caballería pero que costaba mucho hacerlos infantes” (Carlos D´Amico. Bs.As., sus hombres su naturaleza, sus costumbres. México 1890) (JM Rosa t.VII.p.152) Conesa por orden de Mitre ataca de frente a los paraguayos escondidos en un monte. Aquello fue una carnicería de gauchos, sin que Mitre – acampado a escasa distancia – se le ocurriese reforzar a Conesa, de quien estaba distanciado desde Cepeda. “ ! Como sería el lance de desigual – comenta D¨Amico, uno de los participantes – cuando la división tuvo fuera de combate el 75 %, cuando con las armas que se usaban la regla era el 8 ó 10 % en los hechos de armas más sangrientos ¡…..!como sería, que tuvieron que hacer de oficiales los sargentos, porque la mayor parte de aquellos estaban fuera de combate!”
“Pehuajo fue un crimen”, comenta D´Amico. “Pocos quisieron creer la impericia de Mitre al dar la orden de ataque contra una posición fortificada, sin reforzar los atacantes; muchos creyeron en el propósito deliberado de aniquilar a los gauchos de la División y al coronel Conesa, su enemigo desde que salvó el ejercito porteño en Cepeda cuando el no quiso hacerlo” ……”La prensa de Buenos Aires dijo entonces – sigue D´Amico – que Mitre había querido deshacerse de numerosos e influyentes enemigos políticos mandando esa división a tan peligrosa acción de guerra en vez de una división de línea, y permaneciendo en inexplicable inacción todo el día, a pesar del fuego alarmante que se oía en el campamento”(Carlos D´Amico. Bs.As., sus hombres su naturaleza, sus costumbres. México 1890) (JMR.t.VII.p.152)
Los prisioneros. “Civilización y barbarie”

Los aliados incorporaban a los prisioneros a sus propias filas, obligándolos a luchar contra su patria y sus hermanos, y si escapaban eran fusilados como desertores. Palleja cuenta de estos fusilamientos constantes. J.Garmentdia en sus “Recuerdos de la campaña del Paraguay” dice “Hay algo de bárbaro y deprimente en este acto inaudito de castigar a un a que haga fuego contra su bandera” y Carlos María Ramírez, en Montevideo, dirá “Los prisioneros de guerra han sido repartidos en los cuerpos de línea, bajo la bandera y con el uniforme de los aliados compelidos a volver sus armas contra los defensores de su patria ¡Jamás el siglo XIX ha presenciado un ultraje mayor al derecho de gentes, a la humanidad, a la civilización!” (JMR.tVII.p149).
“Durante la rendición de Humaitá aconteció algo notable: uno de los que se rendían, abandonó de inmediato a sus compañeros, se precipitó, como loco, sobre uno de los nuestros y lo abrazó y no quiso desprenderse de él; era un sargento de artillería de la fortaleza. Aconteció que este sargento era una sargenta en uniforme de artillero y que había participado del sitio de la fortaleza de Humaitá. Nuestro compañero, un paraguayo, su marido, que luchaba como prisionero...” (Lopracher. cit.en “Genocidio Americano, A guerra do Paraguai”, p.150- Julio José Chiavenatto. Sao Paulo)
También fue generalizado el robo de prisioneros por los aliados para ser vendidos utilizados como esclavos, y no hubo oficial que no se llevara varios “paraguayitos” como botín. En carta que escribe Mitre a Marcos Paz le dice “Nuestro lote de prisioneros en Uruguayana fue de poco más de 1.400. Extrañará a usted el número, que debiera ser más; pero por parte de la caballería brasileña hubo tal robo de prisioneros que por lo menos arrebataron 800 o 1.000 de ellos; los robaron para esclavos, hasta hoy andan robando y comprando prisioneros. El comandante Guimaraes, jefe de una brigada brasileña, me decía el otro día que en las calles de Uruguayana tenía que andar diciendo que no era paraguayo para que no lo robaran” (Carta de Mitre a Marcos Paz)
En carta fechada en Humaitá el 20 de noviembre, López le protesta a Mitre por el trato dado por los aliados a los prisioneros paraguayos. Entre otros conceptos le dice que “Es de uso general y práctica entre naciones civilizadas atenuar los males de la guerra por leyes propias, despojándola de los actos de crueldad barbarie, que deshonrando a la humanidad, estigmatizan con una mancha indeleble a los jefes que los ordenan, protegen o toleran, y yo lo había esperado de V.E. y sus aliados….
Y continúa la carta de López:
“La estricta disciplina de los ejércitos paraguayos en territorio argentino y en la poblaciones brasileras así lo comprueban…y mientras tanto V.E., iniciaba la guerra con excesos y atrocidades…La bárbara crueldad con que han sido pasados a cuchillo los heridos del combate de Yatay…y acciones todavía más ilegales y atroces que se cometen con los paraguayos que mantenido la fatal suerte de caer prisioneros del ejercito aliado en Yatay y Uruguayana, V.E. los ha obligado a empuñar las armas contra la patria(…)haciéndolos traidores, y aquellos que han querido resistir a destruir su patria con sus brazos han sido inmediata y cruelmente inmolados. Los que han participado en tan inicua suerte, han servido para fines no menos inhumanos y repugnantes, pues que en su mayor parte han sido llevados reducidos a la esclavitud en brasil, y los que se prestaban menos por el color blanco de su cutis para ser vendidos, han sido enviados de regalo, como entes curiosos sujetos a la servidumbre. Este desprecio, no ya de las leyes de la guerra sino de la humanidad, esta coacción bárbara como infame que coloca a los prisioneros de guerra entre la muerte y la traición, o entre la muerte y la esclavitud, es el primer ejemplo que conozco en la historia de las guerras, y es a V.E.,al emperador del Brasil y al actual mandatario de la República Oriental a quienes cabe el baldón de producir y ejecutar tanto horror”
¿Quien sino Mitre era el verdadero representante de la barbarie?
Mitre le contesta con su acostumbrado cinismo, negando en público lo que reconocía en sus cartas privadas:
“Lejos de obligar a los prisioneros a ingresar voluntariamente a las filas del ejército aliado o de tratárselos con rigor; han sido tratados todos ellos no solamente con humanidad, sino con benevolencia, habiendo sido muchos de ellos puestos en completa libertad”
Las mentiras y el cinismo de Mitre no tienen parangón en nuestra historia.
Entrevista de Yatay-Corá.
López talvez desde su óptica de patriota pensó que podría convencer a Mitre de terminar la guerra y hace la paz sobre los millares de cadáveres, y lo invita a una entrevista en Yatayty-Corá.
Por el secretario de Mitre (José María Lafuente), se sabe que López trató de convencer a Mitre, y le hablo de la política expansionista de Brasil, y que los términos de la alianza lo obligaban a los paraguayos a luchar hasta el aniquilamiento (que ese era el verdadero fin de la alianza). Polidoro (el brasilero) dice que”Las instrucciones de Su Majestad me ordenan librar batalla con “ese hombre”; no tengo instrucciones para tratar con el, ni entablar relaciones sociales”. Mitre en cambio, según el acta, “se limitó a oír, contestando que se remitiría a su gobierno y a la decisión de los aliados con arreglo a sus compromisos”
A los dos días Mitre le escribe a López que ha hablado con Polidoro (el brasilero) y “Hemos convenido….referirlo todo a la decisión de los respectivos gobiernos sin hacer modificación alguna a la situación de los beligerantes” (cit.JMR.tVII.p.164)
Esto no solamente muestra claramente que Mitre no las tenía bien puestas como para tomar una decisión por su cuenta y sin echarle la culpa a otros, sino que resulta evidente que respondía a otros amos, y seguía siendo la marioneta de siempre al servicio de los brasileros, y en última instancia de los ingleses, los verdaderos ideólogos del genocidio del paraguayo.
Curupayty – La “estrategia” de la masacre.
Mitre demostraría una vez más su impericia militar. La acción de Curupayty sería digna de una obra tragicómica, si no fuera que ocurrió realmente y en una guerra cruenta que costó miles de vidas.
Mitre, necesitado de un triunfo para levantar su alicaído prestigio militar (prestigio imaginativo y literario, en realidad) decidió tomar Curupayty, una fortificación de troncos defendida solamente por siete regimientos de infantería con 49 cañoncitos y dos escuadrones de caballería. Mitre en cambio, con 17.000 hombres, “literalmente” arrasaría a los paraguayos, y se haría de la victoria que necesitaba.
Estudioso de las “estrategias europeas”, Mitre decidió entonces una estrategia inobjetable (según su punto de vista): un ataque frontal a bayoneta con los 17.000 hombres, luego simular una retirada para que el enemigo salga en persecución, y más tarde dar media vuelta y batirlos fuera de la fortaleza. Lo que no tuvo en cuenta Mitre, era, en primer lugar, el terreno fangoso tras tres días de lluvia que separaba su posición del enemigo, y en segundo lugar, que los paraguayos se manejaban por instinto (o talvez hayan leído los mismos libros de estrategia), porque en vez de salir a perseguir a los atacantes, se quedaron mirando como estos desandaban el pantano con gran esfuerzo. El ejército de Mitre tuvo que recorrer por tercera vez el pantano lleno de cadáveres de su propio ejercito, para desalojar la “fortificación”, lo que terminó en una tragedia. Murieron 10.000 argentinos y brasileros y 92 paraguayos.
“…..los infantes volvieron a la carga en el campo fangoso obstruido de cadáveres, agotados por el peso de sus armas. Protegidos en sus trincheras, los paraguayos hacían estragos que los aliados no contestaban porque no vían al enemigo.” Mitre embriagado de la embriaguez heroica de Cepeda, ordenaba avanzar, avanzar y avanzar siempre. La hecatombe hubiera seguido por la noche si Porto Alegre, respetuosa pero firmemente, no se impusiera y ordenase la retirada.” (JM.R.Hist.Arg. t.VII.p.166) Murieron 10.000 argentinos y 92 paraguayos.
En Buenos Aires, Martín Piñeiro informa a Sarmiento: “Solo Mitre ha podido hacer perecer a tanto argentino…no se pregunta quien murió sino quien vive….causa lastima salir a la calle”
En Curupayty muere Dominguito, el hijo de Sarmiento, a quien le escribe Piñero “el desastre brutal que reveló la incapacidad del general en jefe (Mitre) que solo por su parte oficial hubiera sido fusilado por un consejo de guerra.”(Revista del Museo Histórico Sarmiento II-III)
Ver también: La batalla de Curupayty
La segunda Tuyuty - Ni para cuidar “el pañol”(03-11-1870)
Ante las seguidillas de derrotas y desastres militares provocadas por la congénita impericia del “farsante general”, los brasileros piden su reemplazo por Caxias. Se llegó a un acuerdo: la escuadre brasilera se manejaría por su cuenta, Caxias tendría a cargo la ofensiva, y Mitre estaría a cargo de la reserva y los depósitos de Tuyuty.
Mitre queda entonces en Tuyuty custodiando el parque y los cañones. El 3 de noviembre de 1870 otra vez se destaca “el farsante general”:
“A las 4.30 de la mañana se escucharon los primeros tiros. La batalla fue tremenda – comenta Blanco Fombona – aunque los paraguayos eran menos de la sexta parte del enemigo, Mitre quedó en derrota. El campamento fue incendiado: artillería, municiones de guerra y boca, mulas, tiendas, carros, todo cayó en poder de los paraguayos. Mitre perdió hasta su correspondencia”. (C.Pereyra, Francisco Solano López y la guerra del Paraguay. JMR- T.VII.p196)
El grumete se refugia en Tuyu-Cué, donde estaba Caixas con el grueso del ejercito. Los paraguayos se retiran con todo el parque tomado, entonces Mitre, como en otras ocasiones, pretende transformar las derrotas en victorias, se atribuyo la victoria. Pero ya era demasiado; Blanco Bombona dice “aquella derrota y aquella carrera son indefendibles, pues de su inmenso ejército, atacado solo por una legión de héroes, había tenido Mitre dos mil bajas…ya le fue imposible a Mitre de todo punto de vista imposible, seguir al frente del ejército. Nada podía sostener su autoridad” (cit.por JMR t.VII.p.198)
Lomas Valentinas. (21-12-1870)

En Asunción la población moría por la calles. El 21 de diciembre al mando de López resiste el embate de los aliados, muy superiores en número. El general y ministro de Estados Unidos presencia la batalla desde su campamento: “Seis mil heridos, hombres y chiquillos, llegaron a ese campo de batalla el 21 de diciembre y lucharon como ningún otro pueblo ha luchado jamás por preservar a su país de la invasión y la conquista…otros han fugado (hacia su ejercito) de las pocilgas que utilizaban los invasores como prisión,…el cuartel (Paraguayo) comenzó a llenarse de heridos incapacitados positivamente para seguir la lucha. Niños de tiernos años arrastrándose, las piernas desechas a pedazos con horribles heridas de balas. No lloraban ni gemían, ni imploraban auxilios médicos. Cuando sentina el contacto de la mano misericordiosa de la muerte, se echaban a suelo para morir en silencio”
Hubo prodigios de coraje: Felipe Toledo, de ochenta años, carga diez veces al frente de la escolta presidencial para caer en al décima; Valois Rivarola, con una herida recibida en Avay, abandona el hospital y toma el primer caballo que encuentra. Una bala le rompe el cráneo: sujetando la masa encefálica, que se le escurría, con los dedos de una mano, con la otra disparaba su carabina. (JMR.t.VII.p.204)
López ya “No tenía soldados, no tenía proyectiles, no tenía que comer. Solo noventa fantasmas le rodeaban en la cumbre de la trágica colina, aguardando sus palabra para corre a la muerte”; se retira con los restos y para el 27 logra reunir “dos mil combatientes de inválidos y niños a quienes hubo que poner barbas postizas para quitarles su aspecto infantil detuvieron durante ocho horas el ataque de 28.000 alados. La batalla terminó cuando terminó nuestro ejército.” (O´Leary. Cit.JMR.tVII.p.205)
La masacre de Acosta-Ñu

En la batallas de Acosta Ñu, (16 de agosto de 1869) 3.500 niños paraguayos enfrenta a 20.000 hombres del ejército aliado, lo que se tiene como un acto de heroísmo sin igual. Por la masacre producida, se conmemora ese día como el día del niño en Paraguay.
“Los niños de seis a ocho años, en el fragor de la batalla, despavoridos, se agarraban a las piernas de los soldados brasileros, llorando que no los matasen. Y eran degollados en el acto. Escondidas en al selva próxima, las madres observaban el desarrollo de la lucha. No pocas agarraron lanzas y llegaban a comandar un grupo de niños en la resistencia. Finalmente, después de un día de lucha, los paraguayos fueron derrotados.”
“El Conde D´Eu, un sádico en el comando de la guerra,....después de la insólita batalla de Acosta Nú, cuando estaba terminada, al caer la tarde, las madres de los niños paraguayos salían de la selva para rescatar los cadáveres de sus hijos y socorrer los pocos sobrevivientes, el conde D´Eu mandó incendiar la maleza, matando quemadas las los niños y sus madres.”
“Mandó a hacer cerco del hospital de Peribebuy, manteniendo en su interior los enfermos – en su mayoría jóvenes y niños – y lo incendió. El hospital en llamas quedó cercado por las tropas brasilera que, cumpliendo las órdenes de ese loco príncipe, empujaban a punta de bayoneta adentro de las llamas los enfermos que milagrosamente intentaban salir del la fogata. No se conoce en la historia de América del Sur por lo menos, ningún crimen de guerra más hediondo que ese.” (de la misma fuente- Chiavenatto)
Ver tambien: La batalla Acosta-Ñú (12-08-1869)
 
Las cifras del genocidio
Pergeñado por el imperio inglés para terminar con la progresista Paraguay y todo su pueblo, y llevado a cabo por sus cipayos del Brasil de Pedro II, la Argentina de Mitre y el Uruguay de Venancio Flores, las cifras del genocidio son difíciles de digerir:
Población de Paraguay al comenzar la guerra 800.000 (100,00 %)
Población muerta durante la guerra 606.000 (75.75 %)
Población del Paraguay después de la guerra 194.000 (24.25 %)
Hombres Sobrevivientes 14.000 (1,75 %)
Mujeres sobrevivientes 180.000 (22.50 %)
Hombres sobrevivientes menores de 10 años 9.800 (1,22 %)
Hombres sobrevivientes hasta 20 años 2.100 (0,26 %)
Hombres sobrevivientes mayores de 20 años 2.100 (0,26 %)
(Fuente:“Genocidio Americano, A guerra do Paraguai, p.150- Julio José Chiavenatto. Sao Paulo)
Exterminaron al 99 % de la población masculina mayores de 10 años.
“Cuanto tiempo, cuantos hombres, cuantas vidas y cuantos elementos y recursos precisaremos para terminar la guerra. Para convertir en humo y polvo toda la población paraguaya, para matar hasta el feto en el vientre de la madre” (Caxias en informe a Pedro II)
Genocidas y traidores
¿Fueron Sarmiento y Mitre ajenos a este genocidio?. El primero fogoneaba desde la prensa, y Mitre fue partícipe y cómplice. Cuando lo echaron los brasileros por inútil, (no ganó ni una batalla pese a la superioridad numérica) lo reemplazó del Duque de Caxias, quien nombra a Mitre en un Informe al emperador:
“El General Mitre está resignado plenamente y sin reservas a mis órdenes. : él hace cuanto yo le indico, como está de acuerdo conmigo, en todo, incluso en que los cadáveres coléricos se tiren al Paraná, ya de la escuadra como de Itapirú para llevar el contagio a las poblaciones ribereñas, principalmente las de Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe que le son opuestas (...) El general Mitre también está convencido que deben exterminarse los restos de las fuerzas argentinas que aún le quedan, pues de ellas solo ve peligro para su persona.”
“Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial... Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrescencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”. (Carta Mitre. (1872) Artículo de "El Nacional", 12.12.1877. ) ¡Y pensar que el cobarde se fue a morir al Paraguay, y se hizo envolver con la bandera Paraguaya, Chilena y Argentina ¡
Mitre: farsante, trencero, mentiroso, falsificador histórico, genocida y traidor; Nunca un argentino recibió tantas alabanzas por tantas “felonías”, como Mitre.
“...algún día tendremos que hacer acto de constricción ante el mausoleo en que reposan los héroes paraguayos, por una traición que no cometimos pero que mancha el honor de todos los argentinos” (Atilio García Mellid - Proceso al liberalismo argentino)
 
Los negocios de la guerra
Si bien la guerra fue una calamidad económica para el Paraguay y los Aliados, muchos hicieron ”negocios” con la guerra, sobre todo argentinos y brasileros.
Urquiza vendió a buen precio treinta mil caballos al ejército brasilero, y se convirtió en proveedor del ejército. (Ver Urquiza y La defeccion de Urquiza.) ...Pero no fue el único.
“Lanús, socio del Presidente Mitre, es proveedor general del ejercito” (Natalicio Talavera. “Crónica de la guerra”. Campamento de de Paso Pacú. 27-10.1866. El semanario N° 653. AGM.t.II.p.281)
Lanús Hnos, regenteada por Anacarsis Lanús, fueron unos de los que levantaron fortunas fabulosas con la guerra, bajo la protección de Mitre.
Carlos D´Amico, gobernador de Buenos Aires, publicó en 1890 en México un libro denunciando que durante la administración de Mitre “sus empleados han llevado el abuso hasta la más escandalosa exageración”...”se robaban hasta las cajas de cirugía del ejercito”, y aunque suponía que Mitre “no participaba en manera alguna de aquella arrebatiña”, admitió que la moral “empezó a bajar cuando los proveedores cuyas fortunas insolentes se habían hecho a la sombra de Mitre, le regalaron a éste la casa en que hoy está la opulenta imprenta del La Nación”.
La “donación” fue formalizada por escritura del 23 de enero de 1869 ante el escribano José Victoriano Cabral. En representación de los “donantes” actuó el Dr. Angel María Méndez y los señores Juan José Méndez y Mauricio Pennano, quienes adujeron como razón del homenaje, que la actuación de Mitre en el gobierno permitió “a los hombres industriosos dar impulso a sus trabajos y vuelo a sus operaciones” .
El “homenaje” por cierto, no se había demorado demasiado, pues se escrituró apenas tres meses después de que Mitre dejara el gobierno.
Su sucesor en el gobierno, el presidente Sarmiento, en carta privada a su corresponsal en Chile, Mariano E. de Sarratea, le decía:
“...su casa fue negociada por agentes y obtenida la suscripción de los proveedores que mediante despilfarro de la rentas han ganado millones, como Lezica, Lanús, Galván, que al fin costearon casi en su totalidad...” y agregaba: “Mitre sabe que con un poco de insistencia con amaños conocidos, con muchos hombres que le deben o la impunidad o la fortuna mal adquirida todo se puede conseguir...” (Sarmiento a Sarratea. Buenso Aires 17 de marzo de 1869. Archivo de la familia Sarratea Prats. Feliz nieeto del Río. “Como recordaba Sarmiento a Chile”. El Mercurio. Artículo en la edición especial del centenario. Valparaíso. 12 de septiembre de 1927. AGM.t-II.p.283)
Los brasileros acusaban a los argentinos por la prolongación de la guerra para proseguir con sus “negocios”.
Durante la interpelación al gobierno en la Cámara de Diputados de la Argentina, hecha en 1868, el diputado José Mármol expresó: “Desde el principio de la guerra una mala inteligencia a una debilidad de parte de nuestro gobierno ha hecho que el tratado de la Triple Alianza no se cumpla y que por eso no se concluya la guerra. Es que hay una política y una voluntad decidida por la prolongación de la guerra” (Sesión del 1° de junio de 1868)
El doctor Teodosio González lo dice mas clarito: “se levantaron durante la contienda las grandes fortunas argentinas…vendiendo a la proveeduría brasilera sus vacas, caballos, ovejas y harina, por cinco veces su valor...” (Teodosio Gonzáles. Infortunios del Paraguay.p.30. AGM.t.II.p.284)
Detrás de los ejércitos llegaron al Paraguay una serie de “comerciantes oportunistas”, (por llamarlos de alguna forma suave), entre los que se encontraba el ex ministro de Relaciones Exteriores de Mitre, y uno de los artífices del Tratado de la Triple Alianza: Rufino de Elizalde. Ya no ocupaba ningún cargo durante el gobierno de Sarmiento, y la razón de su traslado a Asunción se deduce de la correspondencia enviada a Mitre, y reproducida en el tomo V del Archivo del General Mitre:
“He tratado de mis asuntos y espero conseguir algo importante” le informaba el 7 de marzo al ex jefe de los ejércitos aliados; “Está arreglado el principal de los negocios a que vine” le informaba el día 11, y el 16 le indicaba “aún no he arreglado mis otros asuntos”. En las cartas del 24 y 31 de marzo repetía frases prometedoras: “Mis negocios van muy bien”. ((Elizalde a Mitre. Archivo Mitre, t.V.p.213-27. AGM.tII.285)
El escándalo de los negocios comenzó a levantar polvareda y fue muy comentado en Buenos Aires. El diario “La Época”, vocero del partido radical de Hipólito Irigoyen comentaba:
“Durante la guerra del Paraguay nuestros soldados morían de hambre en las esteros, mientras afortunados proveedores, gentes de altas influencias amasaban millones. Aquellos abusos llegaron a tan escandaloso grado, que un enérgico movimiento de opinión exigió se investigasen las turbias proveedurías. Pero un providencial incendio consumió los archivos de cuentas de la guerra del Paraguay. Las llamas cancelaron toda deuda y borraron los restos de todo delito. El incendio salvo muchos nombres y muchas reputaciones, purificando muchas biografías.”
Al mismo tiempo que la opinión pública condenaba a “las turbias proveedurías”, en Buenos Aires se constituía una Sociedad Anónima, integrada por el general Mitre y los señores Anacarsis Lanús, Cándido Galván, Ambrosio Lezica, Rufino de Elizalde y otros, para dedicarse a al actividad periodística.
La sociedad se hizo cargo de “La Nación Argentina”, que el antiguo secretario de Mitre José María Gutiérrez había fundado el 17 de septiembre de 1962 para preparar a la opinión pública para la guerra del Paraguay. La nueva sociedad le suprimió la palabra “Argentina”, por lo que quedó solamente el nombre de “La Nación”. En el Editorial, el propio mitre explicaba el cambio:
“El nombre de este diario es substitución del que lo ha precedido: “La Nación” reemplazando a “La Nación Argentina” basta para marcar una transición, cerrar una época y señalar los nuevos horizontes del futuro. “La Nación Argentina” era un puesto de combate; “La Nación” será una tribuna de doctrina...” (Editorial de La Nación. Año 1, n°1. Buenos Aires, 4 de enero de 1879) (AGM.t.II.p.286)
Con este cambio, y la quema de los archivos, no quedaba nada por esconder.
Vencedores y vencidos
La afiebrada mentalidad enferma de Mitre, lo llevaría a declarar “Ni vencedores ni vencidos”, siendo claro que hubo vencidos y vencedores: los vencidos fueron Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay, y los vencedores los ingleses.
Paraguay salvo su honor y su gloria, pero sufrió el genocidio de 50% de la población total, y la muerte del 99,4 % de su población masculina mayores de 10 años. También perdió gran parte de territorio a manos de los aliados, y el resto fue entregado a propietarios extranjeros.
Brasil, Argentina y Uruguay, además de una importante pérdida de vidas, perdieron hasta la vergüenza, quedando además endeudados y sometidos al capital ingles hasta nuestros días.
El 29 de septiembre de 1868, en un banquete que la masonería le ofrece a Sarmiento y Mitre, éste, agitando un instrumento masónico “¿Qué es Sarmiento? un pobre hombre como yo, un instrumento como este...” (Mitre. Discurso masónico. Arengas Selectas. p.83). “¿Que somos ahora? No somos sino agentes serviles y pagados a módico precio de las plazas extranjeras” (Vicente F. López en la Cámara de Diputados. Diario de sesiones 1873.p.261)
Los ingleses, sin perder un solo hombre y sin ningún sacrificio, “mataron un mal ejemplo” (Paraguay) e hicieron un gran negocio.
“Los Aliados fueron a liberar a los guaraníes de su tirano, y a abrir de par en par las puertas de la civilización moderna, en forma de concesiones, financiación, inversiones extranjeras, y otras emanaciones de las bolsas de Berlín, Londres, Nueva York y Buenos Aires. Las bendiciones del laissez faire reemplazaron a los males del paternalismo, y, como de costumbre, el campesino se convirtió en peón explotado y sin tierra.” (Pelham Horton Box. Los orígenes de la Guerra de la triple Alianza. Traducido por Pablo Ynsfrán. Edic.Nizza Bs.As.1958)
Por su parte Avellaneda dirá que “La guerra más expectable que ha presentado la América del Sur después de las de su independencia, tendrá en breve su último episodio (….) para ofrecerse al comercio, a la habitación y a la industria de todos los hombres” (Avellaneda. Mensaje en el Congreso Nacional. 1876) ¿Con que derecho ofrece Avellaneda el patrimonio Paraguayo a “todos los hombres”?
“Cuando nuestros guerreros vuelvan de su larga y gloriosa campaña…podrá el comercio ver inscritas en sus banderas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han proclamado para mayor gloria y felicidad de los hombres” (Mitre 1869. Arengas I)
Evidentemente los guerreros son nuestros, pero el comercio, los apóstoles y los hombres felices, son de Gran Bretaña.
Bibliografía:
(JMR) José Maria Rosa: Historia Argentina.
(AGM) Atilio García Mellid. Proceso a los falsificadores de la historia del Paraguay. Teoría.
(AGNA) Archivo general de la Nacion Argentina.
(M.R.E.P.) Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay.
(ANA) Anchivo Nacional de Asunción.
Julio José Chiavenatto: “Genocidio Americano, A guerra do Paraguai.-Sao Paulo
Adolfo Saldías. Historia de la Confederación Argentina.
Carlos D´Amico. Bs.As., sus hombres su naturaleza, sus costumbres. México 1890
Norberto Galasso. De la banca Baring al FMI
J.Sulé: “Los heterodoxos del 80”
Alcibíades Lappas: “La masonería Argentina a través de sus hombres”.(Bs.As.1966)
Otras fuentes:
Revista del Museo Histórico Sarmiento
Revista de la Biblioteca Nacional
D.F. Sarmiento, "La Tribuna", El Nacional”
Peña, Milcíades, "La era de Mitre"
J. Pandá Cológeras. “Formaçao histórica do Brasil
Agustín Rivera Astengo: “Juarez Celman”.
Coronado, Misterios de San José.
Carlos Pereira. Francisco Solano López, y la guerra del Paraguay.
Ver más en esta página:
- Muerte de Solano López
- Candido L´pez, "El manco de Curupaytí"
- Tratado Triple Alianza
- Sarmiento y Paraguay
- Los "voluntarios"
- Urquiza
- La defección de Urquiza.
Ver más "batallas y combates" en el indice: BATALLAS
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(Temario de HT)
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