"Las mercaderías inglesas se han hecho hoy artículos de primera necesidad en las clases bajas de Sudamérica. El gaucho se viste en todas partes con ellas. Tómese las piezas de su ropa, examínese todo lo que lo queráis y exceptuando lo que sea de cuero ¿Qué cosa habrá que no se a inglesa? Si su mujer tiene pollera, hay diez probabilidades en una de que será manufactura de Manchester, la caldera u olla en que cocina se comida, la taza de loza ordinaria en la que come, su cuchillo, sus espuelas, el freno, el poncho que lo cubre, todo son efectos llevados de Inglaterra” (Woodbine Parish, cónsul ingles, 1825). Debe recordarse que cuando el comercio del Río de La Plata se abrió, Gran Bretaña obtuvo su monopolio desde el principio, conservándolo solo ella hasta poco después de la paz general de 1815 (...)
"Con razón debe el Río de La Plata considerarse como el más importante y rico de todos los mercados que se nos han abierto desde la emancipación de las colonias españolas, si consideramos no solo la cantidad de nuestra manufacturas y efectos que consume sino la cantidad de materias primas y manufacturas con que retorna, proveyendo de esta suerte a neutros manufactureros de nuevos medios de producción y provecho. También ha resultado singularmente ventajoso para nuestros intereses marítimos en razón de no tener hasta ahora los hijos del país buques mercantes de su propiedad, obteniendo de esta manera nuestro pabellón y en nuestros buques, la conducción del flete de ida y vuelta." (Woodbine Parish)
Del Cardal Alfredo Zitarroza
La "diplomacia" del marinero herido
En el siglo XIX la diplomacia del “marinero herido” fue la constante de Gran Bretaña para presionar a los países pequeños. Se empezaba con reclamos inatendibles, seguía la presencia de una escuadra en aguas jurisdiccionales y luego venía el bloqueo, los registros y decomisos de buques, y algunos cañonazos si había resistencia de los nativos. Todo en nombre de los “derechos humanos, la libertad de navegación y de comercio”, y otros principios elevados a la categoría de dogmas del derecho internacional público. Finalmente se concertaba con el invadido un tratado de “amistad, comercio y navegación” tomándose los ingleses el derecho de usar las aguas jurisdiccionales, construir factorías, entrar sus productos sin trabas aduaneras y gozar sus residentes de un régimen legal de excepción que los ponía fuera de las leyes regionales.
La libertad gestionada por medio tan expeditivo era para los ingleses y nada más que para los ingleses una libertad bien entendida empieza y concluye en casa. A veces la guerra terminaba con la libertad de introducir opio (como en china en 1842) resistida por la tiranía nativa que pretendía restringir a sus nacionales la libertad de fumar una droga monopolizada por el comercio británico. (JMR. La Guerra del Paraguay. p.53)
Los Franceses
En la Asamblea Nacional francesa, de enero de 1850, al discutirse las bases de un arreglo con Rosas, Thiers se oponía diciendo:
“Hagamos como Inglaterra, que por un marinero herido no duda en hacer una guerra, tratándose de un país pequeño donde conviene afirmar los intereses comerciales. El contrapeso del comercio con los países productores de materia prima, es hacerse temer por ellos” (JMR, La Guerra del Paraguay.p.53)
Los yanquis
Luego de su independencia protegieron su industria contra la competencia inglesa (de la cual se independizaron en serio) y cuando el sur quiso seguir exportando materias primas, directamente los Yanquis los barrieron.
“No sé acerca de aranceles, peor lo que sé muy bien es que cuando compramos bienes manufacturados a los extranjeros nosotros nos quedamos con los productos y ellos con el dinero. Cuando compramos productos nacionales nos quedamos con ambas cosas” (Abraham Lincoln)
“Todo el emisferio será nuestro de hecho, como en virtud de nuestra superioridad de raza (sic) ya es nuestro" (Taft, presidente de EEUU 1909-1913)
El general Ulises Grant, vencedor en la guerra del norte industrial contra el sur esclavista, fue luego presidente de los Estados Unidos.
En 1875, respondiendo a las presiones británicas, contestó:
–"Dentro de doscientos años, cuando hayamos obtenido del proteccionismo todo lo que nos puede ofrecer, también nosotros adoptaremos la libertad de comercio". "Así pues, en el año 2075, la nación más proteccionista del mundo adoptará la libertad de comercio". (Eduardo Galeano)