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Domingo F. Sarmiento.    

Domingo Faustino Sarmiento



BIENVENIDA CIVILIZACIÓN
                          

(01) El Quiscudo
(02) El General Bum Bum
(03) Fuentes
(04) Artículos relacionados


El Quiscudo (1)

Justo José de Urquiza.    

Justo José de Urquiza

El 3 de febrero de 1852 fue derrocada la “tiranía” y arriba la civilización.

Urquiza renovó en Caseros los degüellos que tan siniestra fama le habían dado en Pago Largo, India Muerta y Vences.

El doctor Claudio Mamerto Cuenca fue asesinado a sangre fría mientras curaba enfermos en Santos Lugares. (Adolfo Saldías, Historia de al Confederación Argentina, t.V, p.319) El matador de Cuenca el coronel oriental León Pallejas.

El coronel Martiniano Chilavert fue ejecutado en forma salvaje. “Los allegados del general vencedor le pedían la vida (la ejecución) de tal o cual jefe vencido y él se las concedía. Uno de ellos sacó al coronel Santa Coloma de la capilla de Santos Lugares y lo hizo lancear teniéndolo por los cabellos.” (Ibidem, p.325)

Uno de los vencedores de Caseros, el general César Díaz, nos ha dejado el siguiente cuadro de las escenas que siguieron a la victoria:

“Un bando del general en jefe había condenado a muerte al regimiento del coronel Aquino, y todos los individuos de ese cuerpo que cayeron prisioneros fueron pasados por las armas. Se ejecutaban todos los días de a diez, de a veinte y más hombres juntos... Los cuerpos de las víctimas quedaban insepultos, cuando no eran colgados de algunos de los árboles de la alameda que conducía a Palermo. Las gentes del pueblo que venían al cuartel general se veían obligadas a cada paso a cerrar los ojos para evitar la contemplación de los cadáveres desnudos y sangrientos que por todos lados se ofrecían a sus miradas; y la impresión de horror que experimentaban a la vista de tan repugnante espectáculo trocaba en tristes las halagüeñas esperanzas que el triunfo de las armas aliadas hacía nacer. Se acercaban cautelosamente aun las personas que les inspiraban más confianza, para indagar la causa de aquella carnicería humana, y sólo se tranquilizaban cuando se les aseguraba que en ella no estaban comprendidos sino los autores y cómplices del asesinato de Aquino. No era ésta, sin embargo, la verdad. Morían otros que no habían pertenecido al regimiento rebelde, en la misma forma ejecutiva que aquéllos. Me acuerdo, entro otros, de dos hermanos, oficiales de la división Galán, cuyos cadáveres vi yo mismo... Hablaba una mañana con una persona que había venido de la ciudad a visitarme, cuando empezaron a sentirse muchas descargas sucesivas. La persona que me hablaba, sospechando la verdad del caso, me preguntó:
-¿Qué fuego es éso?
- Debe ser ejercicio- respondí yo sencillamente, que tal me había parecido; pero otra persona, que sobrevino en ese instante y que oyó mis últimas palabras:
-¡Qué ejercicio ni qué broma -dijo-; si es que están fusilando gente!
(Cesar Díaz. Memorias, p.307)

Sarmiento con uniforme francés.    

Domingo F. Sarmiento Miltar


El General Bum Bum (2)

Sarmiento, que vestido con uniforme francés acompañaba como boletinero al ejército invasor, años más tarde declarará haber sentido placer al contemplar este espectáculo. (Manuel Gálvez, Vida de don Juan Manuel de Rosas, p.290)

Aunque no lo tocó ni el polvo de la batalla, Sarmiento presenció las escenas que siguieron, y corrobora lo afirmado por César Díaz:

“Mientras tanto –dice Sarmiento-, el desconsuelo, la aflicción, ganaban todos los ánimos; los unos se abatían, maldecían los otros, mil rumores circulaban, nadie justificaba al general, y la duda se infiltraba en todos. La población obrera y pobre continuaba prisionera en Palermo, como si se hubiese querido hacer de intento que las masas populares, por las madres, por las esposas, por las hermanas, tomasen su parte de aversión, de desengaño, de reminiscencia de lo pasado; para agravar más las semblanzas, las señoras que iban en sus carruajes a Palermo tenían que cubrirse la vista al entrar en la calle de los sauces por no ver los cadáveres colgados en ellos, en el paseo público, no para escarmiento de los soldados, que no transitaban por allí, sino como un cartel puesto a los ciudadanos y a las señoras.
¿Pero qué es esto?, volvían diciendo las madres, las niñas. ¡Qué indecencia! ¡Qué asquerosidad! En tiempo de Rosas no nos han colgado cadáveres en el Paseo Público!”
(D.F.Sarmiento. Campaña del Ejército Grande, p.119)

Es evidente que había llegado la civilización. Los hechos posteriores a Caseros también darían testimonio de ello.

Notas:

(1) "Quiscudo". Mote dado a Urquiza por parte de Manuel Taboada. El apodo viene de "quisca", espina o púa de algunos arbustos.

(2) "General Bum Bum". Asi apodó a Sarmiento el dibujante Carlos Monnet, en el semanario “La Presidencia”.
Por su parte el coronel Lino Palacios apodo a sarmiento “General de la Batalla del Piojito”, festivamente llamado así a causa de su ridículo generalato hecho a dedo. El coronel Lino Almandós en 1862, al brindar en un banquete en Mendoza: “Las presillas que ostentan mis hombros son ganadas en los campos de batalla” y agregó en presencia del propio “boletinero del ejército grande”: “La que cuenta el señor Sarmiento, son regaladas por el señor general Urquiza, patentadas por el gobernador Obligado, y concedidas, señores, por favor del señor brigadier Mitre. He dicho”.
En sus "Recuerdos de Provincia", Sarmiento relata las guerrillas a padreadas de su infancia sanjuanina, cuando el travieso muchacho acaudillaba a “Piojito”, “Barrilito”, y otros.

                          

Fuentes:

- Saldías Adolfo. Historia de la Confederación Argentina.
- Ezcurra Medrano, Alberto. Las otras tablas de sangre.
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

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- ¿Civilización o barbarie?
- Máximas unitarias
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- La civilización del Paraguay
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Fuente: www.lagazeta.com.ar

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