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LA MISION ARIAS AL PARAGUAY
                          

Departamento de Itapua. Paraguay    

Itapua



(01) La situación previa
(02) La misión
(03) Fuentes
(04) Artículos relacionados.


La situación previa

En la
semana de mayo de 1810, Buenos Aires se había subrogado al Virrey Cisneros por una Junta que gobernaría “en nombre de Fernando VII”. Era esta una frase de mera declamación política para convencer a las provincias del interior para que se adhieran a la revolución, pero sin ninguna intención de cumplirla.

Al algunas provincias no solo no lo creyeron ni se adhirieron, si no que se preparaban para resistirla, pues tenían la intuición y sospecha cierta, que Buenos Aires, auto erigida en “Capital” del nuevo estado, pretendía someter a las demás a su voluntad, pese a que pedían el envío de Diputados a la “capital”, para representarlas. Era ese el caso de Córdoba, Alto Perú, Montevideo y el Paraguay.

En Córdoba la resistencia fue rota por el envío de una expedición punitiva que puso fin a la resistencia por la fuerza y el fusilamiento en Cruz Alta a Santiago de Liniers y sus allegados. La misma expedición tomaba rumbo al Alto Peru, para sofocar a los rebeldes. En Montevideo se mantenía leal a las autoridades peninsulares.

Por su parte Paraguay, en el Congreso del 24 de julio en Asunción, no solo había Jurado por el Consejo de Regencia y comunicado la decisión a la Junta de Buenos Aires con toda claridad, si no que en el mismo Congreso había dispuesto la formación de una Junta de Guerra para la formación de un ejército defensivo, que fue desplegado a lo largo del Paraná Sur. Buenos Aires por su parte, conocía la actitud que temoría Asunción, a través de una nota de fecha 11 de julio de Velazco, que había recibido el delegado de Misiones, Rocamora, que a su vez remitió a la Junta.

Buenos Aires mantenía una actitud de doble juego. La misión Espíndola había fracasado, con la fuga del Comisionado, y mientras preparaba una expedición punitiva contra Paraguay al mando de Manuel Belgrano, decide enviar una nueva misión para “convencer” a los paraguayos, o al menos preparar los ánimos de los criollos que supuestamente recibirían a Belgrano como a un libertador. Pero los paraguayos tenían clara las verdaderas intenciones de Buenos Aires.





La misión

J.M. de Rosas - L.Castagnino
La Junta designa como responsable de la misión al Capitán Juan Francisco Arias, que circunstancialmente se encontraba en Buenos Aires empeñado en la formación de un escuadrón de entrerrianos y correntinos que actuaría bajo su mando, como Comandante de Armas de Entre Ríos.

El Capitán Airas tenia vinculaciones en Paraguay, y el 2 de agosto de 1810 la Junta expide poder e instrucciones para su misión. Entre otras cosas, en los documentos dice que algunos hombres egoístas habían logrado desfigurar a la distancia las verdaderas intenciones de la Junta, y que dichas ideas equivocadas podían apartar a los hermanos paraguayos del verdadero interés de las provincias. Pero los hermanos paraguayos conocían las verdaderas intenciones de la Junta, a través de distintas comunicaciones de hombres de su confianza que le llegaban desde Montevideo y desde al misma Buenos Aires.

Arias recibe autorización para pasar a la provincia paraguaya para explicarle a los paraguayos que el verdadero fin de la Junta era mantener íntegros los derechos del Rey (sic), y salvar estos territorios de la desgraciada España. Que los jefes españoles de estas provincias proferían sujetarse a cualquier potencia extranjera (¿Portugal?) antes que ver a los naturales en el goce de los derechos concedidos por Dios y por el Rey (sic). La mentira era demasiado grosa para convencer a los paraguayos. Es evidente que la exhortación de la Junta a unirse a la justa causa, estaba dirigida a los criollos, pretendiendo meter una cuña entre éstos y las autoridades españolas.

Recibidas las instrucciones de la Junta, Arias parte de inmediato a cumplir con su misión, vía Misiones con rumbo a Paraguay. Al llegar a Candelaria recibe la primer sorpresa desagradable, porque le informan que el 24 de julio en Asunción se había jurado por el Consejo de Regencia, y que el puerto de Itapúa (Encarnación) estaba clausurado por orden del Gobernador Velazco.

Arias se dirige a Corrientes, y desde ahí pasa a Curupaity, por entonces ocupada por una pequeña guarnición correntina al mando del Capitán Juan Manuel Piriz. El comisionado le pide al jefe de la guarnición que le facilite los medios para continuar rumbo a Asunción, o en su defecto remita algunos impresos y cartas para algunas personalidades, a quien Arias consideraba “cuando no adictos, al menos desempresionados (sic) como son, a saber, el Tte. Coronel Dn. José Ant. Zabala y el Cmte. Don Fugencio Yegros, y a otros varios a quienes no nombro por no molestar la atención de V.E.” (Informe de Arias a la Junta. Corrientes, 3-X-10, A.G.N.A., A.G.B.A., 1810. XXXVIII)

A mal puerto iba por leña el comisionado. El Coronel José Antonio Zavala y Delgadillo era una figura prominente de Paraguay. Había prestado importantes servicios, entre los que se encontraba la fundación del Fuerte de Borbón (luego Olimpo) en 1792. En mérito a sus servicios había recibido del Rey el título de Caballero de Montesa. Por su parte Fulgencio Yegros, más joven pero de vigorosa personalidad, se destacaría mas tarde como caudillo de la independencia paraguaya.

Las cartas de Arias a Zavala y Yegros estaban fechadas en Corrientes el de septiembre de 1810. Luego de dar los motivos de su misión, dice que “A fin de que orientado a fondo de su contexto ejercite V.S. su talento en exortar a esos nuestros hermanos y compatriotas, abran los ojos de la razón, y despertando del pernicioso letargo en que se hallan, y consagren con energía a la justa causa que defendemos, y despreocupados de los falsos informes con que algunos cautelosos tratan disconrnos (sic) vengan en conocimiento de la verdad; y de que aun en caso de no ser legítima la Instalación de la Exma. Junta, tanto más durará ésta, cuanto dure la contumacia de las Provincias convocadas al Congreso, pues por medio de sus Diputados, se ha de definir si es o no útil este Congreso, y cual sea el legítimo sistema que deba ser adoptado. En ello obrará su natural facundia coadyuvada del sumo aprecio que no sin mérito le profesa la Provincia toda; pues creo no dejará Ud. de dar paso en ello, cuando otro interés no le mueva en obsequio de la paz y unión entre Hermanos, que tuvieran la dicha de ser hijos de este dichoso suelo americano.” (Arias a Zabala, Yegrós, etc. Corrientes. 14-IX-10, leg.cit, Apéndice A)

Arias les ofrecía el dulce, pero los destinatarios no compraron el discurso. Tenían claro que los informes que recibían no eran falsos. Sospechaban que lo del Congreso para definir el “legítimo sistema” era una simple promesa sin fundamento, pues la unión “entre Hermanos” que proponía Buenos Aires, era cierta pero bajo su preponderancia, que los paraguayos no estaban dispuestos a conceder. Si la carta redactado por Arias le daba esperanzas, la sorpresa sería mayor.

Mientras Arias espera la contestación de su correspondencia, se enteró de la llegada a Neembucú (Pilar) de una expedición naval paraguaya, que venían por orden de gobernador Velazco en rescate de embarcaciones paraguayas retenidas por orden de la Junta, en hostigamiento al comercio del Paraguay.

Arias se traslada discretamente a Neemucú para conocer la composición de la expedición, que estaba compuesta por unos trecientos españoles europeos “sumamente electrizados”, un centenar de pardos y unos pocos españoles americanos.

El comnisionado retornó a Curupaity, donde le “alcanzó un propio de una señora (en cuya casa paraba el dicho Yegros) avisándome que en el acto me retirara, que de resultas de una carta que yo había dirigido, conspiraban todos contra mi persona y vida.”

Arias regresa entonces a Corrientes, donde es testigo de la llegada de la expedición naval paraguaya, comandada nada menos que por uno de los destinatarios de la correspondencia del propio ComIsionado: el Coronel Zavala y Delgadillo.

El comisionado Arias regresa a Buenos Aires, para dar personalmente a la Junta cuenta de su fracasada misión. (“Un fiel compatriota a la Junta de Buenos Aires”. Corrientes, 2-IX-10. A.G.N.A., A.G.B.A., 1810, XIII)

Guerra del Paraguay  - Leonardo Castagnino
Fuentes:

- Chavez Julio Cesar. Relaciones entre Buenos Aires y Paragauy 1810-1813
- La Gazeta Federal
www.lagazeta.com.ar

Copyright © La Gazeta Federal



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Fuente: www.lagazeta.com.ar

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