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SOCIEDAD VALEPER
                        

Bernardino Rivadavia

(01) La situación de la provincia
(02) La reaparicion del ilustre
(03) Benjamín Valeper
(04) Fuentes
(05) Artículos relacionados


La situación de la provincia

Durante la anarquía de 1820, Rosas se había comprometido personalmente con Estanislao López en la estancia de Benegas, a la entrega 25.000 cabezas de ganado para sellar la paz con la provincia de Santa Fe.

Los malones Ranqueles comandados por el caudillo chileno José Miguel Carrera penetraron hasta el Salto, y el gobernador Rodríguez salió a perseguirlos.

Con los indios Pampas había un pacto anterior firmado por Martín Rodríguez por parte del gobierno, y por Ramos Mexia representando a loa Pampas, que estipulaba la buena convivencia.

Rosas había seguido los rastros del malón dd Salto en dirección a Cordoba, y dedujo que eran los Ranqueles de Carrera, y no los Pampas, no obstante lo cual, sin escuchar la opinión de Rosas, Martín Rodriquez acosa a los Pampas a sangre y fuego.

Los pampas, agredidos por el propio firmante del pacto, arrasan las estancias de la campaña. Acosado por la opinión de los unitarios porteños, y disgustado con Martín Rodríguez, Rosas renuncia al cargo de coronel de caballería del Monte, y se retira a los Cerrillos, alejándose de la política.

Es en esa situación de anarquía en la provincia, que se presenta en Buenos Aires un personaje ilustre.


La reaparición del ilustre Rivadavia

Mientras Rosas permanecía en la campaña, retirado de la política y dedicado a recomponer su patrimonio y el de los campos que administraba, arrasados por los malones, hacía su aparición Bernardino Rivadavia, que regresaba tras seis años de ausencia, deslumbrado de París, henchido de orgullo y imbuido de teorías pero totalmente ajeno a la realidad.

Vicente Fidel López, que lo conoció en persona, nos deja el siguiente retrato literario de Rivadavia:

“La cabeza erguida con arrogancia, los brazos pequeños, tanto que parecían de otro cuerpo, la estatura diminuta, las espaldas anchas y el vientre tan abultado que su silueta semejaba una esfera sostenida por dos palillos. Los ojos redondos y abiertos al ras de la cejas, la mirada ensimismada, inmóvil y fría, y los labios gruesos y tendidos hacia fuera, dábanle una expresión de orgullo. No era sicólogo, carecía de malicia, vivía siempre dentro de si mismo, faltábale ese don de la simpatía que al irradiarse vincula al hombre con los otros hombres, los seduce y los arrastra. Era solemne, vestíase con esmero y gustaba de las formas pomposas.”

Actuando como ministro de Rodríguez, Rivadavia comienza a aplicar las teorías que lo habian deslumbrado en Europa, sus proyectos culturales y reformadores: funda instituciones, organiza academias, y fomenta sociedades literarias. Una oleada de reglamentos y montañas de papelería inunda Buenos Aires y todo lo reglamenta hasta el mínimo detalle, incluidas la ochavas de la ciudad. Inicia la reforma eclesiástica que le quita derechos anteriores, ganándose la oposición de la iglesia y el malestar de los fieles. Nada queda sin reglamentar.

Las vibraciones intelectuales estremecen el ambiente porteño y la efervescencia cultural inflamaba el alma de la juventud. Se formaba la Asociación Literaria donde “se reunían –según lo anunció- sin reserva alguna y libre de los misterios que pudieran perjudicarla”. Se hacían concursos literarios y en la Sociedad Filarmónica el virtuoso Manzzoni, que fuera maestro de la corte de Juan VI, “infundía arrobamiento a la concurrencia con las notas de la ejecución que , -como decía el critico del Argos-, no eran sonidos, sino hebras de miel que destilaban de su violín”

... y todo eso mientras los indios arrasaban con toda la campaña.


Benjamin Valeper

Fue en ese tiempo que un grupo de jóvenes "impulsados -como ellos mismos decían- por la influencia magnética de la época y el roce de iniciativas hacia altos fines, de los hombres espectables” , constituyó la "Sociedad Valeper de Buenos Aires", entre cuyos miembros estaban Valentía Alsina, Juan Crisóstomo Lafinur, Diego Alcorta, Irenco Portela, Francisco Pico y otros.

Esta asociación, que procuraba por todos los arbitrios el progreso y "esparcir la ilustración por medio de la prensa y de la palabra y trabaja constantemente en el adelantamiento de la ilustración de la sociedad y del país”, fué creada con carácter de secreta.

Sus miembros debían "ser afectos al sistema general de América, de sentimientos liberales y de algunos conocimientos científicos o mecánicos, y prometerían guardar sigilo sobre el establecimiento y acción de la sociedad".

La sociedad debía "girar sus comunicaciones bajo una clave, cada socio adopta un nombre convencional agregado al apellido Valeper” y “1a sociedad en cuerpo lo tendrá sobre el nombre Benjamín para que bajo este disfraz puedan sus miembros dirigirse a ella".

En sus sesiones, Diego Alcorta presentó un trabajo sobre la “Decadencia de las Ciencias" y Francisco Pico sobre "La tolerancia religiosa”. Ireneo Portela lo hace sobre la “Influencia del hábito en la vida orgánica y la vida de relación del hombre".

Se trataban los asuntos más diversos: enseguida de leer una "Oda a las flores”, se discutía sobre "cual es la virtud que parece engendrar a las demás” o si "conviene o no en una república la existencia de una milicia permanente” o "cuál es la base de la Justicia” o "qué lugar debe tener en un plan de estudios la enseñanza de la retórica', o "cuáles son los defectos de la tragedia Bruto de Voltaire” o "¿cuál es el influjo que ha ejercido la revolución sobre las fuerzas morales de los habitantes de esta provincia”.

"Esos muchachos teorizadores, racionalistas, idealistas, -dice Carlos Ibarguren- que fueron arrebatados por la ola romántica, veían el mundo y la vida a través de las teorías y de los preceptos abstractos.
Las sociedades literarias inocentes, creadas bajo la influencia de Rivadavia, fueron dramáticas pocos lustros más tarde. Y tal juventud inquieta, cultísima y doctrinaria, cultivaba sin sospecharlo, en las asociaciones de entrenamiento intelectual del año 1822, el vivero donde florecería la pléyade utópica y declamadora que, alucinada por la libertad, iría al martirio y a la muerte..."


                        


Fuentes:

- Ibarguren Carlos. Juan Manuel de Rosas. Su vida, su drama, su tiempo.
- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades.
- Obras citadas.
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

Artículos relacionados:

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- Rosas y los indios.
- Pacto de Benegas
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- Complot unitario de 1833
- ¿Civilización o barbarie?
- San Martin y Rivadavia
- San Martin y Rosas
- Complot unitario de 1833
- Tablas de Sangre
- Rivera Indarte

Fuente: www.lagazeta.com.ar

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